Que te jodan las lentejas
Un millonario decidió comprarse un pueblo. El anterior propietario de todo aquello le dejó claro que nunca doblegaría a sus habitantes. Le pagarían impuestos, pero nunca renunciarían a vivir libremente.El millonario pilló a un vecino comentando que su nombre apareció en la agenda de un mafioso internacional. Publicó un bando: “prohibido hablar de la agenda”. Y los vecinos colocaron mil carteles con fotos de la agenda.Rabioso, el millonario publicó otro bando donde prohibía criticar a X, su país. Esa noche, todos los vecinos gritaron desde sus ventanas “abajo X”. Al día siguiente, publicó un bando: “someteos o abandonad el pueblo en 24 horas”.Y la inmensa mayoría de los vecinos se fueron. El millonario, para paliar su soledad, les sustituyó por robots. Un día ladró a un robot “bot inútil, ábreme la puerta”. El robot le contestó “no soy un robot, y que te jodan las lentejas”.etiquetas: artículo» noticia original ()

Un millonario decidió comprarse un pueblo. El anterior propietario de todo aquello le dejó claro que nunca doblegaría a sus habitantes. Le pagarían impuestos, pero nunca renunciarían a vivir libremente.
El millonario pilló a un vecino comentando que su nombre apareció en la agenda de un mafioso internacional. Publicó un bando: “prohibido hablar de la agenda”. Y los vecinos colocaron mil carteles con fotos de la agenda.
Rabioso, el millonario publicó otro bando donde prohibía criticar a X, su país. Esa noche, todos los vecinos gritaron desde sus ventanas “abajo X”. Al día siguiente, publicó un bando: “someteos o abandonad el pueblo en 24 horas”.
Y la inmensa mayoría de los vecinos se fueron. El millonario, para paliar su soledad, les sustituyó por robots. Un día ladró a un robot “bot inútil, ábreme la puerta”. El robot le contestó “no soy un robot, y que te jodan las lentejas”.
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