¿Qué está pasando con el trabajo en lo que va del gobierno de Javier Milei?
Las nubes persistirán durante este año, así como la marcadísima heterogeneidad sectorial; las perspectivas de empleo en los distintos sectores

Transcurrido ya casi un tercio de la presidencia de Javier Milei, la política de motosierra refleja sus efectos en múltiples frentes. Uno de los más sensibles es el empleo. ¿Qué está pasando con el trabajo en la Argentina del ajuste?
Cierto es que la gestión libertaria tiene sus indicadores positivos para celebrar. Una tasa de desocupación a la baja, según Indec, cayendo de un 7,7% a nivel nacional en el primer trimestre de 2024 a un 6,4% en el último trimestre del mismo año. Sumada a la tan esperada y necesaria recuperación salarial, con el 132% de aumento promedio total 2024 para los fuera de convenio (según WillisTowersWatson) ganándole al 117,8% de inflación anual. Pero atención, del otro lado de la moneda, y no menor, la deuda del empleo formal, que acumula 531.000 puestos de trabajo menos desde diciembre 2023 a enero 2025. Más de medio millón de personas que perdieron su fuente laboral o, en el mejor de los casos, pasaron a la informalidad. Mayormente monotributistas (346.000), pero también privados (113.000) como públicos (59.000), ambos cayendo casi 2% en los últimos 13 meses.
Con mejoras parciales pero asignaturas crónicamente pendientes, se impone pues una fase 2 para el capítulo laboral de la gestión de Milei. Huele todavía a poco el borrador de reforma laboral vigente con la extensión del período de prueba, la condonación de las malas registraciones, las alternativas (más teóricas que prácticas) a la indemnización y la creación de la flamante figura del colaborador independiente. ¿Qué demanda el empleador pequeño y mediano argentino (representante del mayor porcentaje del empleo local) y al que los números le apremian más y más? Directo y sencillo: que contratar a un empleado en blanco le sea más barato. Promociones y exenciones económicas, temporales, por región geográfica, sector industrial o grupos en desventaja (jóvenes o mayores de 55 años, por caso) podrían ayudar de manera inmediata a recuperar empleo de calidad. ¿Qué más? Rescatar del buzón de los recuerdos la pandémica ley de teletrabajo. Desdibujada en su reglamentación, en un universo laboral que hoy se debate y oscila entre el trabajo remoto y la oficina, su necesidad de actualización y protagonismo es indispensable. Y hacia el futuro, conectar de una vez por todas estratégicamente la educación con la demanda laboral. En un presente que pide a gritos tecnología, ciencia, sistemas y matemática, la Argentina arma su podio (35%) de inscripciones universitarias con médicos, psicólogos y abogados (UBA primer cuatrimestre 2022).
¿Qué esperar del mercado laboral para el resto del año? Las nubes persistirán, así como la marcadísima heterogeneidad sectorial. Podrán seguir en escena pues las potenciales desvinculaciones en el mundo del retail, el consumo masivo, la construcción, el comercio, la gastronomía y la hotelería/turismo. En las antípodas, las esperanzas de aumentar dotaciones sobrevolarán a las mineras, petroleras, algunas agro-industrias, ciertos servicios y tecnologías de la información, y más recientemente, las automotrices.
Para el bolsillo, las proyecciones arrojan hoy un probable 35% de incremento salarial total 2025 para los fuera de convenio. Con una inflación desacelerando, sería el segundo año consecutivo de recuperación. Final abierto todavía. Con el debut del dólar flotador y una brecha en desaparición, reconfiguración forzada para muchos independientes que exportaban servicios profesionales al exterior, vanagloriándose de las ventajas de nuestra bendita patria financiera. Permanecen algunos, en rigor, los genuinos freelancers que hacen de la autonomía, la mirada global y el trabajo por proyectos, su real estilo de vida. Mercado laboral pues aún trabado, con altibajos y fuertes disparidades, que se perfila hacia otro que, lamentablemente, pasará sin dejar mayor transformación o recuerdo.
¿Cómo encarar este partido desde la vereda de los candidatos y trabajadores? Antes que nada y fundamental, distinguiendo y comprendiendo si se está del lado del sol o de la sombra. Se insiste, el 2025 estará dominado por claroscuros y contramarchas. Si el sector y la compañía prosperan, pueden ser tiempos de crecimiento, profesional, económico y personal; oportunos para exigir más oportunidades y desafíos, tanto locales, como regionales. Si, en cambio, la industria o la empresa atraviesan tormentas, se impondrá la prudencia para los reclamos económicos y la máxima entrega para asegurar la silla. El clima no invitará al cambio laboral. Aunque, dicen, que el futuro es de los valientes.
El autor es CEO y partner de GhidiniRodil