Qué es la literatura juvenil y cuáles son sus características
La literatura para jóvenes está en auge. Te desvelamos los temas más habituales que trata, el impacto de los libros juveniles en el desarrollo lector y las características de este tipo de ficción. La literatura juvenil es la ficción que retrata las experiencias de los adolescentes, así como los retos a los que se enfrentan […]

La literatura para jóvenes está en auge. Te desvelamos los temas más habituales que trata, el impacto de los libros juveniles en el desarrollo lector y las características de este tipo de ficción.
La literatura juvenil es la ficción que retrata las experiencias de los adolescentes, así como los retos a los que se enfrentan día a día. Este tipo de libros se orientan a un público específico (los jóvenes) porque se centran en abordar temáticas que son de su interés, favoreciendo así que se genere un acercamiento positivo y enriquecedor a la lectura.
La formación del hábito lector es esencial en la infancia y juventud, de ahí la importancia de introducir la literatura infantil-juvenil en estas etapas de la vida en la que están, de pequeños, descubriendo el mundo y, más adelante, descubriéndose a sí mismos y forjando su identidad. Cuando se convierten en adolescentes, los jóvenes buscan contenido que les apele directamente y es por ello que los libros juveniles son perfectos para ellos, ya que tratan temas relacionados con la adolescencia y la transición a la edad adulta.
Tal y como ha ocurrido con la historia de la literatura, los libros adolescentes también han evolucionado, atravesando distintas etapas desde lo que se considera el inicio de la literatura juvenil contemporánea: la publicación de El guardián entre el centeno (J.D. Salinger) en 1951. Más adelante, a finales del siglo XX y principios del XIX, la saga de Harry Potter constituyó la época dorada de la literatura juvenil; a esta siguieron otras que causaron un gran impacto en el panorama editorial e influyeron enormemente en la cultura popular.
A continuación, ahondamos en la literatura juvenil y lo que la caracteriza, entre otros menesteres de interés como su importancia, su situación actual o los autores y libros para adolescentes más importantes.
Qué es la literatura juvenil
La literatura juvenil engloba todos aquellos libros recomendados para adolescentes que se acercan a sus experiencias vitales a través de protagonistas jóvenes. Las historias de esta categoría de ficción abordan temas muy concretos que tienen que ver con el desarrollo de la identidad, las amistades, el amor, las relaciones familiares, la transición a la vida adulta… Lejos de la creencia popular, la literatura juvenil no es un género per se y esta etiqueta abarca multitud de obras: narrativa contemporánea, libros de fantasía, libros de aventuras, libros de ciencia ficción, thriller, etc.
Su público objetivo es el comprendido entre los 11 y los 18 años. No obstante, dentro de la literatura juvenil existen etiquetas que delimitan aún más las franjas de edad:
- Los libros «middle grade» se enfoca a niños y niñas de 8 a 12 años (a caballo entre la literatura infantil y la literatura juvenil).
- Los libros «young adult» están dirigidos a jóvenes de entre 13 y 18 años.
- Los categorizados como «new adult» se orientan hacia lectores de entre 18 y 25 años.
Una amalgama de todas estas categorías es la novela de aprendizaje (Bildungsroman), también conocida como novela de formación, que retrata la transición de la niñez a la vida adulta (El camino de Miguel Delibes y Mujercitas de Louisa May Alcott son perfectos ejemplos). También existen los «libros crossover», con personajes adolescentes —o incluso niños— cuyos conflictos les hacen enfrentarse a situaciones más propias de la adultez que les hacen madurar prematuramente; es el caso, por ejemplo, de Un monstruo viene a verme de Patrick Ness, cuyo protagonista tiene que lidiar con el acoso escolar y la enfermedad de su madre.
No obstante, cabe incidir en lo siguiente: que se cataloguen como literatura para jóvenes no significa que el público más mayor no pueda sentir inclinación por este tipo de ficción y disfrutarla y, de hecho, son muchos los adultos que disfrutan también de la literatura considerada por el mercado editorial como juvenil.
¿Y cuándo nacieron los libros para jóvenes? Pese a que se considera que la literatura juvenil contemporánea dio comienzo con El guardián entre el centeno (1951) de J.D. Salinger, antes de ella se publicaron clásicos de la literatura juvenil como Alicia en el País de las Maravillas (1865) de Lewis Carroll, Las aventuras de Tom Sawyer (1876) de Mark Twain, La isla del tesoro (1883) de Robert L. Stevenson o El libro de la selva (1894) de Rudyard Kipling.
Regresando al siglo XX, entre los años 80 y 90 los adolescentes leían clásicos de la literatura juvenil que tenían que ver, especialmente, con las aventuras, el misterio y los temas escolares. No sería hasta finales de los 90 y principios de los 2000 que la ficción para jóvenes comenzó a despuntar gracias a la publicación de la saga «Harry Potter» de J.K. Rowling, que consiguió sumergir a toda una generación en el mundo de la lectura. Además, durante estos años estuvo en auge «Las Crónicas de Narnia» de Lewis Carroll, publicada durante los 50 y que logró calar más en la juventud a raíz de las adaptaciones cinematográficas que arrancaron en 2005. En esta época también supusieron un antes y un después en este tipo de ficción: a nivel internacional, libros como Bajo la misma estrella de John Green o series literarias juveniles como «Crepúsculo» de Stephenie Meyer, «Los Juegos del Hambre» de Suzanne Collins, «Divergente» de Veronica Roth y «Cazadores de Sombras» de Cassandra Clare y, a nivel nacional, las sagas «Crónicas de la Torre» y «Memorias de Idhún» de Laura Gallego García.
A día de hoy, la literatura juvenil sigue en expansión impulsada por las redes sociales y gracias a libros como Wonder. La lección de August de R.J. Palacio, Invisible de Eloy Moreno y sagas como «Una corte de rosas y espinas» de Sarah J. Maas, «Heartstopper» de Alice Oseman o «Empíreo» de Rebecca Yarros.
Importancia de la literatura juvenil
En un mundo en el que los jóvenes cada vez viven más pegados a las pantallas de los móviles, se vuelve imprescindible que hallen otras formas de entretenerse más allá de las redes sociales y el entorno digital. La existencia de la literatura juvenil, que gira en torno a sus intereses, miedos y preocupaciones, permite que se produzca un acercamiento a la lectura que no se daría con libros que no despiertan su motivación. Es por ello que los libros adolescentes fomentan el hábito lector en esta población.
Entre los múltiples beneficios de convertir la lectura en un medio de ocio se encuentra el hecho de que leer ayuda a construir la identidad, vital en esta etapa de la vida. Y es que, leyendo, aprenden sobre sus gustos, sobre principios, sobre moralidad. Porque sí, además de entretener, la literatura juvenil educa en valores: diversidad, tolerancia, solidaridad, justicia… Esta capacidad hace de los libros recomendados para adolescentes una pieza fundamental de la educación; elegidas con inteligencia, las obras obligatorias en el instituto pueden suponer el nacimiento del interés del joven alumno por los libros.
Junto a estas ventajas de leer en la etapa adolescente, no hay que olvidar otros beneficios de la lectura que son especialmente importantes en esta población: aumenta la competencia literaria (quien lee es capaz de comprender, valorar, interpretar y disfrutar los textos literarios), expande conocimientos (aprenden sobre temas diversos, permitiéndoles comprender mejor el mundo que les rodea), desarrolla el pensamiento crítico (la literatura invita a la reflexión), enriquece su vocabulario, estimula su imaginación y creatividad, reduce su estrés, mejora su capacidad de concentración y fomenta la empatía (al leer sobre lo que les ocurre a los personajes, se ponen en su piel), entre muchas otras bondades.
Características principales de la literatura juvenil
La literatura juvenil cuenta con una serie de características que la hace distinguible de la literatura dirigida a otro tipo de público.
Lenguaje y estilo de una novela juvenil
Uno de los primeros elementos que cabe analizar es el lenguaje que los autores utilizan para estas obras: sencillo, claro y cotidiano. Su registro coloquial, que puede servirse de jerga adolescente, permite al lector empatizar con los personajes del libro de forma más rápida y profunda. Mediante este estilo directo y familiar la historia se vuelve cercana, atractiva y accesible, alejándose de narrativas complejas que no conectan bien con los jóvenes.
Desarrollo de personajes y protagonista en la literatura juvenil
Como es natural, los lectores adolescentes se van a sentir más atraídos por historias con personajes adolescentes como ellos; con ello, se produce una identificación directa de lector con personaje que facilita la inmersión e interés en la trama. Tanto el/la protagonista como los personajes secundarios deberán superar los retos y conflictos propios de esta etapa vital, dando lugar a la consolidación de su identidad y al autodescubrimiento. Es, por tanto, vital, que el autor sea capaz de escribir personajes redondos, con una evolución y crecimiento notables, dado que los personajes planos no maduran ni conllevan ningún tipo de aprendizaje para quien lee.
Trama de un libro juvenil
La trama de este tipo de ficción tiene que tener una estructura simple, con capítulos lo más cortos posible, evitando a toda costa la experimentación (cronología difusa, demasiados saltos temporales, narración compleja, oraciones muy extensas, etc.) para que la historia llegue al lector de forma clara y directa. Asimismo, se dinamiza el texto a través de diálogos, que hacen que la lectura sea más ágil y entretenida.
Temas más comunes de la literatura juvenil
Aunque los intereses de los lectores jóvenes varíen con el paso del tiempo —no aborda las mismas problemáticas un libro juvenil de los noventa y uno actual—, existen temáticas comunes en este tipo de ficción que tienen que ver con los conflictos generacionales propios de esta etapa de la vida. Estos tópicos están presentes no solo en las historias de realismo juvenil —narrativa—, sino también en libros de ciencia ficción, fantasía, thriller…
Búsqueda de identidad
Uno de los pilares donde se asienta la literatura juvenil es en la exploración de la identidad. La adolescencia es un periodo de autodescubrimiento, de aprendizaje, de cometer errores y preguntarse quiénes son y en quiénes quieren convertirse. Todas estas cuestiones, que pueden girar en torno a tópicos como el género, la orientación sexual, las raíces étnicas o la religión, son las que preocupan a los adolescentes y, cuando se les expone a vivencias similares a través de la literatura, responden con interés y atención.
Primer amor y relaciones
También es un tema recurrente en la literatura juvenil el primer amor y la relación que se forja a partir de él. La adolescencia es un momento vital lleno de altibajos emocionales en el que el amor se convierte en epicentro; se habla pues en los libros de romance juveniles —aunque los intereses románticos suelen estar presentes en obras juveniles de cualquier temática— sobre temas como el proceso de enamoramiento (la idealización, las dudas, la incertidumbre, el miedo al rechazo, las expectativas…), las dinámicas relacionales (malentendidos, discusiones, formas de comunicación, respeto, etc.) o las rupturas (el dolor, el vacío ante la pérdida, la sanación).
Amistades complejas
En cuanto a importancia en los libros juveniles, el amor va seguido de la amistad. Y es que el sentido de pertenencia, el formar parte de un grupo, es esencial para el adolescente, por lo que es un tema muy frecuentado en la literatura para jóvenes. Las relaciones de amistad durante esta etapa están llenas de contradicciones, encuentros y desencuentros, lo que da lugar a explorar temas como la lealtad y la traición, así como los celos y las rivalidades. También se habla de los amigos como un espacio seguro, personas que te apoyan y gracias a las cuales puedes crecer y alcanzar tu mejor versión.
Desafíos familiares y sociales
Durante la adolescencia, la familia es un foco de conflicto. De este modo, esta se convierte, inevitablemente, en un tema literario: padres divorciados, violencia doméstica, relación con los hermanos, traumas y rencillas familiares, enfermedad, duelos… Asimismo, los libros juveniles también abordan tópicos de cariz social: discriminación, bullying, presión social, injusticias, homofobia, racismo, problemas de salud mental, cambio climático y sostenibilidad…
Transición a la edad adulta
En la literatura juvenil, el paso de la adolescencia a la adultez es un tópico central. El joven va entendiendo, poco a poco, que va dejando atrás la ingenuidad y el mundo sin preocupaciones. En los libros juveniles queda reflejado el momento en el que los personajes adolescentes empiezan a aceptar más responsabilidades, se dan cuenta de que deben tomar decisiones importantes por sí mismos, comienzan a desarrollar la autonomía y se van preparando para el mundo adulto al decidir su camino académico y profesional.
La literatura juvenil en la actualidad
Los libros para jóvenes están viviendo en la actualidad un momento de esplendor, tal y como lo fue la primera década de los 2000. Esto se debe, principalmente, a la estrecha relación que se ha establecido entre literatura juvenil y redes sociales. Se han creado en plataformas como Instagram y TikTok comunidades lectoras —Bookstagram y BookTok— en las que se habla sobre libros (novedades, próximas adaptaciones, polémicas…), se hacen recomendaciones literarias y se realiza divulgación sobre literatura. A través del contenido generado en redes sociales —además de Bookstagram y BookTok también hay comunidades literarias en formato de blog y vídeos de YouTube—, se han llegado a viralizar diversos títulos, convirtiéndose en los libros juveniles más vendidos del momento.
Así, mediante el «boca a boca» digital, se han transformado en verdaderos fenómenos editoriales sagas literarias como «Una corte de rosas y espinas» de Sarah J. Maas o «Empíreo» de Rebecca Yarros. Esto, junto al surgimiento de la moda de las ediciones especiales —tapa dura y cantos pintados—, ha moldeado un sector editorial juvenil que tiene muy en cuenta la estética y el marketing del producto a la hora de publicar un libro. Por consiguiente, las campañas literarias en redes sociales se hacen a través de influencers y creadores de contenido literarios: se les envía ejemplares antes de la fecha de salida para que los muestren en sus vídeos/fotos, se les hace entrega de merchandising exclusivo, se les invita a eventos especiales en torno al libro…
Otra de las razones detrás del éxito de la literatura juvenil en la actualidad es el auge de las adaptaciones literarias de este tipo de ficción. Aunque no es nada nuevo —la saga «Harry Potter», sin ir más lejos—, lo cierto es que la existencia de películas y series basadas en libros promueven la lectura de las obras originales. Si el adolescente ha consumido este contenido audiovisual y le ha gustado, aumenta la posibilidad de que quiera leer el libro del que procede.
También es interesante señalar de la literatura juvenil actual su diversidad y representación. Los libros juveniles han crecido junto con nuestra sociedad, por lo que la apertura social en cuanto a tratamiento de temas raciales, LGTBIQ+, salud mental, discapacidad, etc., también se ha visto reflejada en la literatura. Cabe incidir en que, aunque en los libros haya cada vez más representación de minorías, eso no significa que esté igual de aceptado en todas las partes del mundo, como bien atestigua la censura literaria en Estados Unidos.
Autores y obras más importantes de literatura juvenil
La literatura juvenil cuenta con unos libros y autores de cabecera que han servido, y siguen sirviendo, como inspiración a los escritores actuales de este tipo de ficción.
Entre las sagas juveniles que más impacto han generado en el mundo de la literatura se encuentran: «Harry Potter» de J.K. Rowling, que marcó a toda una generación de lectores, «Memorias de Idhún» y «Crónicas de la Torre» de Laura Gallego García, que supusieron el primer contacto con la literatura de muchos jóvenes españoles, «Los Juegos del Hambre» de Suzanne Collins, de la que se siguen publicando libros y precuelas con el mismo éxito que los libros originales de los 2000, «Cazadores de sombras» de Cassandra Clare, una de las sagas más extensas de la literatura juvenil y, por supuesto, «Crepúsculo» de Stephenie Meyer, que marcó un antes y un después en este tipo de ficción. Tampoco hay que olvidarse de otras sagas más actuales como «Una corte de rosas y espinas» de Sarah J. Maas, «De sangre y cenizas» de Jennifer L. Armentrout o «Empíreo» —Alas de sangre, Alas de hierro y Alas de ónix, por el momento— de Rebecca Yarros. En cuanto a libros autoconclusivos, han causado furor títulos como Wonder. La lección de August de R.J. Palacio, La edad de la ira de Nando López o Invisible de Eloy Moreno.
Además de los escritores ya mencionados, cabe resaltar autores reconocidos en literatura juvenil en España como Jordi Sierra i Fabra, Alice Kellen, Iria G. Parente y Selene M. Pascual, que escriben en tándem, Victoria Álvarez, Inma Rubiales, Alina Not, Myriam M. Lejardi, María Martínez, Cherry Chic, Javier Ruescas, Mercedes Ron, Joana Marcús, Blue Jeans…
La mayoría de estas sagas y obras se publican en editoriales españolas especializadas en literatura juvenil como son Alfaguara infantil y juvenil, Molino, Montena, Nube de Tinta y Salamandra infantil y juvenil —Penguin Random House Grupo Editorial—, Crossbooks, Destino Infantil & Juvenil, Matchstories, y Martínez Roca —Planeta Grupo Editorial—, Anaya infantil y juvenil y Faeris —Grupo Anaya—, además de Puck, SM, Edelvives, Edebé, Kiwi, Munyx, Plataforma NEO, Nova Casa o TBR. Entre los catálogos de estos sellos es posible encontrar opciones perfectas para clubes de lectura para jóvenes, un espacio idóneo para fomentar el hábito lector en este público.
También existen premios de literatura juvenil en España, que ponen en valor este tipo de ficción, como son el Premio Nacional de Literatura Juvenil, el Premio Gran Angular y el Premio Neo.
Influencia de la literatura juvenil en la cultura popular
Desde principios de los 2000, con el estreno de las adaptaciones cinematográficas de la saga «Harry Potter», la cultura popular ha estado repleta de iconos de la literatura juvenil. En el caso de los libros de J.K. Rowling, el joven mago sigue siendo a día de hoy una fuente de entretenimiento, tanto para los lectores que crecieron con la serie, como para los pequeños que empiezan ahora a enamorarse de este universo mágico a través de los libros y de las películas. Tan presente está en nuestro imaginario, que siguen realizándose documentales, adaptaciones —próximamente verá la luz una serie de HBO con nuevos actores— y obras de teatro.
También marcó a toda una generación la saga «Crepúsculo» de Stephenie Meyer, incluso antes de que los libros se convirtieran en filmes. Tal fue el fenómeno que se generó en torno al universo de los vampiros, que poco después las mesas de novedades de las librerías se llenaron de novelas de esta temática con portadas similares a las de la famosa saga.
Asimismo, es notable el resurgimiento actual de los fans de la saga «Los Juegos del Hambre» de Suzanne Collins, que fue todo un boom de la literatura juvenil alrededor de los 2010. La generación que leía esta saga distópica con veneración vuelve a tener contenido del que hablar, pues la autora publicó en 2020 Balada de pájaros cantores y serpientes, centrada en la historia de Snow y que cuenta también con una película de 2023, y recientemente —marzo de 2025— Amanecer en la cosecha, que gira en torno a la vida de Haymitch, uno de los personajes más emblemáticos y queridos de la serie. La adaptación cinematográfica del último título está en preproducción.
Los tres casos mencionados son ejemplo del éxito de la literatura juvenil y de que cómo esta, a través de sus temas, sus personajes y sus tramas, conectan con la juventud hasta el punto de marcar generaciones y generaciones de jóvenes. Ahora queda preguntarse si, en el futuro, los lectores adolescentes que están leyendo ahora sagas más actuales como «Una corte de rosas y espinas» de Sarah J. Maas o «Empíreo» de Rebecca Yarros, echarán la vista atrás en el futuro y recordarán esos libros con el cariño con el que los lectores originales rememoran «Harry Potter», «Crepúsculo» y «Los Juegos del Hambre».