Pulpos de líneas azules: cómo sobreviven al letal proceso de apareamiento
En el mundo de los pulpos, el sexo puede ser una sentencia de muerte para los machos, devorados por hembras hambrientas tras el apareamiento. Pero el pulpo de líneas azules (Hapalochlaena fasciata) no está dispuesto a ser el plato principal. Este pequeño cefalópodo venenoso, que ronda los arrecifes de Australia, tiene un truco siniestro bajo […]

En el mundo de los pulpos, el sexo puede ser una sentencia de muerte para los machos, devorados por hembras hambrientas tras el apareamiento. Pero el pulpo de líneas azules (Hapalochlaena fasciata) no está dispuesto a ser el plato principal. Este pequeño cefalópodo venenoso, que ronda los arrecifes de Australia, tiene un truco siniestro bajo la manga: inyecta una toxina letal a la hembra para paralizarla, asegurándose de aparearse y salir vivo. Es una estrategia brutal pero brillante, y los científicos están alucinando con este hallazgo.
Chiquitos pero peligrosos: pulpos de líneas azules
Este pulpo no impresiona por tamaño –los machos apenas llegan a 15 cm–, pero lo compensa con un veneno que da miedo. Las hembras, entre dos y cinco veces más grandes, suelen comerse a sus parejas después de la cópula para nutrir a sus futuras crías, un clásico en arañas y mantis. Sin embargo, un estudio en Current Biology reveló que el macho del pulpo de líneas azules usa la tetrodotoxina (TTX), una neurotoxina 1,200 veces más potente que el cianuro, para inmovilizar a la hembra. ¿Cómo? Con una mordida precisa en la aorta al empezar el apareamiento, la paraliza por unos 8 minutos, lo justo para copular entre 40 y 75 minutos y escapar salvándose su pellejo.
Cuando el ‘te amo’ se convierte en ‘te como’ en segundos
El canibalismo sexual no es raro en cefalópodos, sobre todo cuando las hembras son gigantes comparadas con los machos. Es una jugada práctica: después de poner huevos, necesitan energía extra, y el macho es un bocado conveniente. Pero este pulpo no se deja. Su veneno, producido por bacterias simbióticas en sus glándulas salivales, no solo sirve para cazar presas, sino también para esta defensa extrema. La TTX bloquea las señales nerviosas, dejando a la hembra sin moverse ni respirar por un rato, aunque no la mata –los machos miden la dosis para no sabotear la reproducción–.
Copula, paraliza y corre: el plan de escape más rápido del océano
La tetrodotoxina es un arma de doble filo: en humanos causa parálisis, mareos e incluso muerte sin antídoto, pero en este caso, es una herramienta de supervivencia. Los investigadores de la Universidad de Queensland vieron que, tras la inyección, las hembras palidecen, sus pupilas dejan de responder y se quedan quietas. El macho aprovecha esa ventana para copular sin riesgos, y cuando la hembra despierta, lo aparta, pero no lo persigue ni muere. Al día siguiente, ella come normal y pone huevos semanas después, la coreografía perfecta.
El 007 de los cefalópodos, licencia para envenenar y sobrevivir
A diferencia de otros pulpos que usan un brazo especial (hectocótilo) para aparearse a distancia, el de líneas azules va directo al contacto físico, confiando en su toxina. Es una adaptación única: sus glándulas salivales son más grandes que las de las hembras, cargadas para este momento crítico. Los científicos creen que esto evolucionó porque las hembras se volvieron tan fuertes que los machos necesitaban un plan B para pasar sus genes sin acabar en el menú. Comparado con especies donde los machos se sacrifican, este pulpo dice “no, gracias” y usa la química a su favor.
Si un pulpo puede manejar una relación tóxica, ¿qué excusa tienes tú?
Si alguna vez buceas en Australia, mantén distancia; ese veneno no distingue entre hembras y humanos. Los expertos dicen que estudiar esta toxina podría incluso inspirar nuevos medicamentos, como analgésicos, así que este pulpo podría tener un impacto más grande de lo que parece.
El pulpo de líneas azules nos acaba de dar una lección de supervivencia: con una dosis justa de tetrodotoxina, convierte un encuentro mortal en una escapada exitosa. Es pequeño, pero su estrategia es enorme, asegurando que sus genes sigan mientras él vive para otro día: el final feliz que no esperabas en Tinder submarino.