Por qué a algunos puentes los llaman "del diablo" y dónde están
El castillo medieval de dos fortalezas y que ha sido testigo de la historia valenciana Los hay en varias provincias de nuestra geografía. Y, además de su majestuosidad, de su capacidad de hacer de enlace entre dos poblaciones o dos lugares terriblemente conectados si no fuera por ellos (o separados por un río) y de ser auténticas joyas de la arquitectura, los llaman puentes “del diablo”. ¿Cuál es la enigmática razón? ¿Y en qué lugares podemos observarlos de cerca o cruzarlos? Los expertos en este tipo de construcciones y sus orígenes, basándose en creencias populares, no coinciden en apuntar a un solo origen. Las hay que aseguran que fueron construidos por el Diablo o con su ayuda. O justo al contrario: el constructor de la joya tuvo al diablo como adversario, de ahí las dificultades para lograr construirlo, que se mantuviera en pie y que lograse su principal cometido. Una tercera opción: se le pide al diablo que levante un puente… y este pide un alma a cambio. Y se añade: se le ofrece al diablo el alma del primer ser que pase por el nuevo puente. También hay otra lectura, igualmente basada en creencias populares, que apunta que los puentes mencionados reciben este nombre por cómo quedaron de estupefactos los habitantes una vez levantada la estructura. Tipología medieval En cualquier caso, parece que lo de menos fue la mano de obra de las poblaciones que trabajaron en la construcción del puente, ya que la leyenda otorgaba el éxito del puente al diablo. La mayoría de estos puentes con tan común y popular denominación tienen forma de arco y en muchas ocasiones se han levantado tras varios obstáculos técnicos. En general se trata de puentes de tipología medieval (de ahí tanta leyenda), que salvan profundos barrancos mediante arcos espectaculares, cuya construcción asombra todavía hoy. Dos de los mejores ejemplos los podemos observar en Castrejana (Vizcaya), San Miguel de Pedroso (Burgos), Cardona y Martorell (Barcelona), Rubielos de Mora (Teruel) y en Tarragona. De puentes del diablo, por cierto, no sólo hay en España, sino también en todo el mundo. Algunos de los más conocidos se encuentran en Francia, Italia, Portugal, Reino Unido, Suiza, Alemania o Sudamérica.

El castillo medieval de dos fortalezas y que ha sido testigo de la historia valenciana
Los hay en varias provincias de nuestra geografía. Y, además de su majestuosidad, de su capacidad de hacer de enlace entre dos poblaciones o dos lugares terriblemente conectados si no fuera por ellos (o separados por un río) y de ser auténticas joyas de la arquitectura, los llaman puentes “del diablo”. ¿Cuál es la enigmática razón? ¿Y en qué lugares podemos observarlos de cerca o cruzarlos?
Los expertos en este tipo de construcciones y sus orígenes, basándose en creencias populares, no coinciden en apuntar a un solo origen. Las hay que aseguran que fueron construidos por el Diablo o con su ayuda. O justo al contrario: el constructor de la joya tuvo al diablo como adversario, de ahí las dificultades para lograr construirlo, que se mantuviera en pie y que lograse su principal cometido. Una tercera opción: se le pide al diablo que levante un puente… y este pide un alma a cambio. Y se añade: se le ofrece al diablo el alma del primer ser que pase por el nuevo puente.
También hay otra lectura, igualmente basada en creencias populares, que apunta que los puentes mencionados reciben este nombre por cómo quedaron de estupefactos los habitantes una vez levantada la estructura.
Tipología medieval
En cualquier caso, parece que lo de menos fue la mano de obra de las poblaciones que trabajaron en la construcción del puente, ya que la leyenda otorgaba el éxito del puente al diablo.
La mayoría de estos puentes con tan común y popular denominación tienen forma de arco y en muchas ocasiones se han levantado tras varios obstáculos técnicos. En general se trata de puentes de tipología medieval (de ahí tanta leyenda), que salvan profundos barrancos mediante arcos espectaculares, cuya construcción asombra todavía hoy.
Dos de los mejores ejemplos los podemos observar en Castrejana (Vizcaya), San Miguel de Pedroso (Burgos), Cardona y Martorell (Barcelona), Rubielos de Mora (Teruel) y en Tarragona. De puentes del diablo, por cierto, no sólo hay en España, sino también en todo el mundo. Algunos de los más conocidos se encuentran en Francia, Italia, Portugal, Reino Unido, Suiza, Alemania o Sudamérica.