Los escritores jóvenes escriben para llamar la atención. Los escritores viejos escriben para quejarse de que no se les presta suficiente atención. Los lectores leen para desviar momentáneamente su atención de las cosas que les importan. Y así va pasando la vida de las letras, entre engaños. Todo por no seguir aquel consejo de Tomás de Kempis , en su 'Imitación de Cristo': «Ama ser ignorado». La forma más conocida de llamar la atención es morirse. Pero de llamar la atención durante una semana, nada más, y entre unas pocas personas. Luego, la muerte se hace costumbre y pierde interés. Es menos enojoso seguir escribiendo para el periódico, aunque el resultado sea el mismo. Un artículo de periódico es una...
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