09 Ribera de Cardós – Esterri d’Aneu

Etapa por dos valles pirenaicos. El primero hasta Tavascan, muy bucólico y con muchas opciones en ambas laderas. El segundo, camino de Esterri d'Aneu, ofrece un entorno agradable en la pista que bordea el embalse de la Torrassa.

Abr 20, 2025 - 18:07
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09 Ribera de Cardós – Esterri d’Aneu

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Hoy afronto una etapa para pedalear por dos valles pirenaicos. Primero por el del río Cardós (Lladorre en su parte alta) hasta Tavascan y luego por el del Noguera Pallaresa, entre Llavorsí y Esterri d’Aneu. O sea, poco desnivel a no ser que quieras empezar a paladear los pueblos que se van repartiendo por las laderas de los valles. Pero vamos primero con el hotel, porque entre sus paredes hay mucha historia familiar.

El Hotel Cardós es un encanto de establecimiento que puede presumir, como ya comenté en el caso del hostal Jaumet en Torà, de gestión familiar. En un artículo publicado en el medio Viure als Prineus, se pueden conocer los detalles principales de la historia del hotel:

El 25 de julio de 1936, Maria Pedrico Ninou pubilla de casa Cintet y su marido, Antonio Gabriel Bohí de casa Agostino, inauguraban en Ribera de Cardós, a pie de carretera, el flamante Hotel Modern. Un hotel que ya disponía en aquellos tiempos de agua caliente y ducha. Fue un día de Sant Jaume, justo una semana después del golpe de Estado del 18 de julio, mal momento para empezar la nueva etapa, después de años haciendo la fonda en la casa vieja de Ribera.

El hotel dispone de una biblioteca espectacular y de otro salón con miles de recuerdos en sus vitrinas.

Sobre todo, impresiona la colección de figuras de belenes. Las hay de un buen número de países. En cada pared cuelgan cuadros de todos los estilos imaginable y por todas partes se ven objetos decorativos pugnando por ocupar cada centímetro cuadrado disponible. La planta baja es una pequeña lujuria, en parte kitsch y en parte sentimiento familiar. No tengo duda alguna de que ser cliente aquí puede convertirse en una adiccion.

Por la tarde, a ratos, entre chubasco y chubasco, salía el sol. En una de esas aprovecho para visitar la iglesia de Santa María de Ribera, que queda aquí al lado, de origen románico tardío de los siglos XII y XIII, aunque con muchas transformaciones posteriores. Destaca su campanario de planta cuadrada y cuatro pisos, con arcos ciegos y dientes de sierra, típico del románico lombardo, en este caso con una clara función defensiva pues desde la azotea se divisa, según parece, gran parte del valle. El ábside está formado por dos cubos semicirculares.

Me subo también hasta la parte alta del pueblo por unas callejuelas empinadas en las que los portones de madera protegen el acceso a las viviendas como si debieran de defenderse de incursiones enemigas.

Ribera de Cardós entra en la lista de arrejuntar antiguos municipios. Nos dice la Wikipedia que «a finales de 1970 se aprobó la fusión de los municipios de Ribera de Cardós y Estahón, para dar lugar al término municipal de Vall de Cardós, con capital en la localidad de Ribera de Cardós».

Una referencia curiosa es que el pueblo alberga el Museo de las Mariposas de Catalunya. Originalmente se inauguró en 2002 en Sort, pero se trasladó aquí en 2018. Este entorno pirenaico parece, claro está, idóneo para el estudio de las especies de la zona. Toma nota, que la colección llega a los más de 30.000 ejemplares de insectos (mariposas, sobre todo, claro está), aunque solo 4.400 se exponen al público. Entre tanto bicho, presumen de ejemplares curiosos, como la mariposa más grande y la más pequeña del mundo. «El museo busca dar a conocer las diferentes especies de mariposas de Cataluña en su estado natural, explicar las relaciones entre las mariposas y su entorno, y promover la conciencia ambiental». Pues nada, te damos la bienvenida al fascinante mundo de la mariposa.

Un último detalle de Ribera de Cardós: su Centro de Interpretación de la Guerra Civil y la Posguerra en Vall de Cardós. El objetivo es dar a conocer los hechos ocurridos durante el conflicto y mostrar los elementos patrimoniales que se conservan en la zona.

Se muestra la llegada del ejército franquista en el valle, el estancamiento del frente y la represión que provocó el exilio de muchos habitantes. Además, también se incide en los búnkeres construidos por el régimen para fortificar la frontera e impedir, de esta manera, el paso a todos aquellos que huían de la Europa ocupada por los nazis.

El desayuno estaba animado. Se ve que hay mucha gente alojada. Un buffet sencillo, con buen pan al que añadir aceite, tomate y jamón, el paraíso en la tierra. Bueno, vamos al lío. Qué pereza, tiene que hacer frio ahí fuera. Se ven las cumbres cercanas nevadas.

Salgo hacia el norte (luego haré camino de vuelta) y enseguida me encuentro con un búnker que formaba parte de la línea de defensa de los Pirineos y que se complementaba con otro que quedaba al otro lado del río. Se accede por un pasadizo que da acceso a una cámara en la que se ubicaba, sobre una mesa de hormigón, la ametralladora con trípode que miraba al noroeste por la única aspillera que ofrece la construcción. Estos búnkeres, tal como se podía leer en el Centro de Interpretación, forman parte de una línea fortificada que, hacia el final de la guerra, el régimen de Franco construyó en los Pirineos, incluyendo el valle de Cardós, con el objetivo de prevenir posibles invasiones y controlar la frontera. La construcción de estos búnkeres se prolongó después de la guerra.

Continúo el ascenso y cruzo el pequeño pueblo de Ainet de Cardós. Siguen las casas con sus paredes de piedra y sus tejados de pizarra. Justo antes de llegar al camping de les Contioles me desvío a la derecha. Paso por un pequeño puente sobre el río y me pego un buen calentón hasta alcanzar la iglesia de San Pau en Esterri de Cardós. Eso sí, con vistas bonitas al valle tras los árboles en flor.

La iglesia tiene su artículo en la Wikipedia. Adivina estilo. A estas alturas de partido, no hay duda, ¿verdad? Románico lombardo. Es una iglesia muy simple a la vista, de una sola nave, si bien es más larga de lo habitual.

Pero la relevancia de esta iglesia tiene que ver con sus pinturas murales, cuyos originales están conservadas en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.

(Barcelona) Absis d’Esterri de Cardos – Museu Nacional d’Art de Catalunya

Bajo de nuevo hasta el río y retomo ruta hacia Tavascan. Eso implica cruzar los pequeños pueblos de Benante, Lladrós y Lladorre. Y más campings. Y más desvíos que dan a pequeñas aldeas emcaramadas a las laderas del valle. Creo que he perdido la cuenta… tanto de pueblos como de campings. Entro en Lladrós y subo hasta su iglesia. Otra vez bonitas vistas al valle del Cardós.

Poco antes de llegar a Tavascan queda el puente de Borito, que sigue el camino viejo que viene de Lladorre y que parece que fue construido dentro de la época románica, hacia los siglos XIII o XIV. No está nada mal. Al llegar a Tavascan el río se embalsa.

Entro en el pueblo. Se ve gente. La estación de esquí que queda más arriba supongo que ha provocado que la oferta de hostelería en el pueblo haya crecido y de ahí el «ambiente» que se observa. El progreso también trajo en su día la central eléctrica, que luce escultura a la entrada. Estoy pensando que se podría diseñar una buena ruta en bici a través de la historia de las decenas de centrales hidroeléctricas que hay por los Pirineos catalanes. No me voy a calentar los cascos, que ya me conozco.

Al fondo, las nieves quedan más cerca.El río Tavascan entrega sus aguas al Lladorre y las casas se reparten junto a estas dos corrientes de agua. Sobre el Tavascan luce un puente de piedra medieval (como el de Borito, también del románico tardío del siglo XIII). Hasta 1960 era el único. Con un solo arco, se asienta directamente sobre la base de piedra de pizarra y une las casas de ambos lados del río.

Junto al puente, en el barrio antiguo, luce el Monumento a la Aguadora, que explica la importancia del agua en esta zona, como fuente de vida y fuerza energética.

Toca deshacer el camino hasta Llavorsí, en bajada; todo un placer, aunque el viento pega de frente. Un poco antes de Tarveu dejo a la izquierda el cruce que, por Alins, llevaría a Tor, una ruta que también hice en el verano de 2023 y que conduce vía el Port de Cabús, a Andorra.

Tor es ese pueblo que Carles Porta conoce bien y en donde el género negro encontró una historia fascinante. True crime del bueno. Por cierto, que ahí metido entre las montañas queda también Farrera, que cuenta con su festival del género negro: Farrera Negra.

Cuando llego a Llavorsí, a eso de las doce y media, el pueblo está a reventar. Me tomo un café y consumo una de mis barritas energéticas de a 1,50 euros en un supermercado marroquí de La Seu.

Desde allí hasta mi final de etapa, en Esterri d’Aneu, son otros veinte kilómetros que añadir a la buchaca. A los dos kilómetros, de forma muy discreta, a la izquierda de la carretera, se ve una señalización. Es la que corresponde a la que se cree que fue una fosa común. Se trataría de una fosa de represión del ejército franquista contra población civil pallaresa. Está localizada en torno al enraiador (paraje donde antiguamente hacían los rais, la bajada de troncos por los ríos), a doscientos metros del Hostal de Aidí.

En este lugar, el 24 de mayo de 1938, fueron inhumados los cuerpos de 9 personas (seis de Unarre, dos de Escalarre y una de Valencia de Àneu) después de haber sido detenidas, torturadas y ejecutadas. En 2004 se instaló un monumento en recuerdo de las personas fusiladas.

Poco después, en Escaló, queda el Monasterio de Sant Pere del Burgal, al que se accede por un camino, al otro lado del Noguera Pallaresa. Por mi parte, avanzo hacia el embalse de la Torrassa, que puede rodearse por la carretera principal o por otra que se eleva un poco más por la ladera opuesta. Opto por esta segunda opción que me lleva hacia Esterri d’Aneu pasando por Escalar re y que me evita un tráfico relativamente considerable. Esto me permite observar otro búnker de la época franquista.

Como el que he visto nada más salir de Ribera de Cardós, este forma parte del mismo conjunto. Por cierto, que sepas que estas construcciones no se utilizaron nunca. Según parece, quedaron obsoletas casi en el momento de su construcción. Aun así, ¡el ejército hizo mantenimiento hasta los años 80 del siglo XX! Nada, yo a disfrutar de la tranquilidad que transmite el embalse en esta zona.

La pista se acerca a Escalarre, que me da la bienvenida, cómo no, con su iglesia románica. En primer plano aparece el cementerio y detrás la iglesia. Se ha datado entre los siglos XI y XIII y es de planta rectangular cubierta por un tejado a dos vertientes de laja. El edificio incluye dos ábsides semicirculares que quedan un tanto extraños a la vista. Además, se aprecian dos naves, una más larga que otra. Me da que le a lo largo de los siglos le han ido dando un buen meneo al edificio original.

Apenas quedan un par de kilómetros hasta Esterri d’Aneu, aunque aprovecho que el camino proporciona acceso al monasterio de Santa Maria d’Àneu, que fue convento benedictino, para hacerle una visita antes de terminar el pedaleo por hoy. Otro edificio, por lo que leo, con un buen lío de tejemanejes a lo largo de la historia. Al acercarme me salen al paso tres perros de buen tamaño que parece que están guardando una granja que queda al lado del monasterio. Increíble que no pueda acercarme. Están ladrando fuerte, pero no sale nadie a amasar a las fieras. Voy a ver cómo informo del asunto porque no puede ser que estas cosas pasen.

Bueno, pues hasta aquí la etapa de hoy. Voy a descansar un rato.

Kilómetros totales hasta esta etapa: 577,1.

Metros de desnivel acumulado hasta esta etapa: 8.450.

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