Paro general: los comercios abrieron, pero hay menos movimiento y ventas
La mayoría de los locales en la ciudad de Buenos Aires abrió hoy sus puertas, a pesar del paro general convocado por la CGT
Pequeños y grandes comerciantes eligieron no frenar su actividad hoy, y generaron una postal muy distinta a la que suele dejar un paro general convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT). En un recorrido por diferentes barrios de la ciudad de Buenos Aires, LA NACION constató que restaurantes y cafeterías, farmacias, supermercados y tiendas de indumentaria y de artículos deportivos, entre otras, abrieron hoy sus puertas para sostener las ventas. La concurrencia de clientes y las ventas, sin embargo, se vieron afectadas de manera dispar, según la zona.
En el barrio de Villa Urquiza, la mayoría de los locales abre sus puertas a las 10. En las primeras horas del día, la menor circulación de gente era evidente, fundamentalmente, en las cercanías de la estación del tren y del subte. “Hay muchísima menos gente. Nosotros trabajamos con el tren, y al no haber servicio el movimiento es cero. Yo me tomé un auto para llegar y los empleados tardaron un poco más, pero todos viven en Capital Federal y pudieron trasladarse”, señaló la dueña de una panadería, ubicada frente a la terminal.
En la zona comercial de Belgrano, donde confluyen diferentes líneas de colectivos y el subte D, la visión de los comerciantes tiene un punto en común: cerca de las 10.30 no perciben grandes diferencias en la circulación de gente, aunque temen que el efecto del paro pueda sí sentirse hacia la tarde. “No tuve problemas en llegar; no tuve problemas con el tráfico. Quizás más corrido el día notemos una diferencia”, aseguró el encargado de una juguetería, localizada sobre Av. Cabildo, casi esquina Juramento. A unos metros de distancia, desde una cadena de comida rápida argumentaron: “No vemos que haya menos gente en el local. Nosotros tenemos justo enfrente la parada de Metrobus”.
En paralelo, desde una cadena de farmacias, la encargada señaló: “Hay quizás poca gente en la calle”.
En tanto, desde una cadena de restaurantes con diferentes puntos distribuidos en la ciudad señalaron a LA NACION que, si bien vienen operando “de forma normal”, en la jornada de ayer ya reportaron una caída en las ventas que promedió el 25%, y que escaló al 40% en los locales del microcentro y en aquellos que operan principalmente al mediodía. “Sí, a la gente le cuesta llegar a trabajar. Algunos mozos cooridnaron para viajar juntos en un auto”, consideraron.
En la recorrida por las principales arterias de la ciudad, el impacto del paro en el transporte no cobró la misma visiiidad que en otras oportunidades. Los colectivos circulan de forma habitual: si bien la Unión Tranviarios Automotor (UTA), el gremio que representa a los choferes, adhirió formalmente al paro, argumentó que no puede realizar medidas de fuerza que dejen sin servicio a los usuarios, por estar bajo conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo. En tanto, desde las centrales gremiales habían anticipado la suspensión de servicio de trenes y subtes, aunque por las pantallas de la estación de Retiro ayer corría el siguiente mensaje: “Ataque a la República. La casta sindical atenta contra millones de argentinos que quieren trabajar. Si te extorsionan u obligan a parar denunciá al 134”. Se trata de una comunicación alineada al discurso de Milei y utilizada también durante las movilizaciones previas.
En el barrio de Once, por su parte, el paro se hizo sentir. “Hoy viene muy tranquilo. A esta hora yo estoy sacando panchos y hamburguesas, y hoy todavía nada. Hoy saqué dos panchos”, señaló el encargado de un local, perteneciente a una cadena de quioscos. Y añadió: “Hoy salí a las 4 de la mañana de mi casa para llegar a las 7, cuando normalmente salgo a las 5.50. Vivo en Alejando Korn. Normalmente viajo en tren, que tarda 40 minutos; hoy hice casi tres horas en colectivo. Venían rebalsados, pero andaban con buena frecuencia".
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