Nuevas tecnologías: uso sí, dependencia no
Este lunes hemos sufrido un apagón de energía en todo el territorio nacional, Portugal y Andorra, y que no ha afectado al resto de Europa por la rápida intervención de los operadores del sector. Toda la península Ibérica sin luz y sin energía es algo que podríamos pensar que solo sucedería en una película de ciencia-ficción. Pero no, ha sido una realidad que bien podría ser, por ejemplo, un ciberataque con la intención de afectar a toda Europa visto como se iba desarrollando el incidente; y asumo que es una suposición personal. Esta situación nos ha mostrado varios escenarios y quiero dedicarle unas líneas cada uno de ellos. El primero es la prueba de que es importante que nos apoyemos en las nuevas tecnologías; pero no depender de ellas. Hemos tenido que recurrir a linternas y velas, o escuchar la radio para informarnos, recurriendo a transistores que funcionan con las pilas de toda la vida o en los coches particulares. Lo 'viejo', lo que se podría entender que está en desuso, es a lo que hemos tenido que recurrir para informarnos y poder tener luz en nuestras viviendas. Internet y la red wifi no nos ha servido de nada. Por ello, potenciar su uso, sí; pero no podemos hacer que nuestra sociedad dependa de forma extrema de las nuevas tecnologías. Segundo, lo vulnerables que podemos ser ante la caída de un sector crítico como es la energía; ayer todo nuestro mundo se ha paralizó. Los sectores críticos y sus infraestructuras críticas han de tener buenos sistemas de defensa y una buena capacidad de resilencia, y así se les exige por normativa. En este caso, por ejemplo, los aeropuertos y los hospitales han demostrado una buena capacidad de resilencia y resistencia con grandes generadores que les ha permitido no interrumpir su actividad. En el caso de Red Eléctrica Española tendrá que realizar un importante balance de sus sistemas de seguridad y de su capacidad de respuesta y resilencia. Que todo un país se quede sin suministro eléctrico no es un problema puntual de un fallo del sistema. El problema es mucho más grave y las preguntas que se ha de hacer Red Eléctrica están encima de la mesa: por qué la vulnerabilidad del sistema (que ha de tener un robusto sistema de seguridad) ha dejado a todo un país a ciegas; dónde está la brecha que lo ha hecho tan vulnerable. Tercero es la situación que ha vivido toda una generación que ha crecido en el entorno digital y que han visto que sin la permanente presencia de un teléfono móvil también se puede vivir y hacer muchas otras cosas como leer un libro, hacer deporte o interactuar con amigos en la calle sin tener la dependencia de una pantalla. Jóvenes que han visto como se alumbraba su casa con velas y linternas y en la que la domótica no funcionaba ni por asomo. Cuatro. Un balance muy positivo son los servicios de emergencias que tenemos en todo el territorio nacional que son de una gran profesionalidad y efectividad. Desde los servicios de bomberos, todos los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, policías locales, SEM e incluso la UME, que estuvo activa en algunos puntos del país. En España tenemos un robusto y muy profesional servicio de emergencias. Y una quinta situación, también positiva y que es de destacar, es el comportamiento enormemente cívico de la inmensa mayoría de los ciudadanos. Un comportamiento ejemplar ante el caos de la red ferroviaria en toda España (ferrocarriles y servicio de metro); en los supermercados; en los colegios; en la relación y ayuda entre vecinos, etc… Los ciudadanos de toda España han demostrado una madurez social y cívica que hay que resaltar y no perder de vista. La Unión Europea (UE) se ha tomado muy en serio la seguridad de los sectores e infraestructuras críticas, como muestra tenemos la Directiva UE 2022/2557 que derogaba la de 2008, y que va encaminado a reforzar aún más la coordinación y la colaboración en materia de seguridad de las infraestructuras críticas europeas entre todos los países miembros de la UE y mejorar los sistemas y defensas de ciberseguridad de dichas infraestructuras. Por eso, es de difícil comprensión que todo un país se quede a oscuras. No estamos hablando de una ciudad, de una provincia; estamos hablando de todo el territorio nacional y de la península Ibérica. Se sobre entiende que va a haber fallos del sistema y ciberataques constantes; pero precisamente por esta realidad, hay que estar extremadamente preparado. Por ejemplo, durante el año 2021 se dieron más de 10.000 incidentes y/o ciberataques que el Centro Nacional de Infraestructuras Críticas (CNPIC) y la Oficina de Coordinación de Ciberseguridad (OCC) neutralizaron conjuntamente. Parce ser que un porcentaje muy pequeño de estos ciberincidentes tuvo una repercusión más o menos efectiva. Seguramente la efectividad de las medidas de prevención y seguridad de los operadores de los servicios esenciales fueron los que consiguieron que tuviesen un efecto negativo mayor. Por lo tanto, lo que sí se podría pensar es que se Red Eléctrica no estaba preparada para lo q
Este lunes hemos sufrido un apagón de energía en todo el territorio nacional, Portugal y Andorra, y que no ha afectado al resto de Europa por la rápida intervención de los operadores del sector. Toda la península Ibérica sin luz y sin energía es algo que podríamos pensar que solo sucedería en una película de ciencia-ficción. Pero no, ha sido una realidad que bien podría ser, por ejemplo, un ciberataque con la intención de afectar a toda Europa visto como se iba desarrollando el incidente; y asumo que es una suposición personal. Esta situación nos ha mostrado varios escenarios y quiero dedicarle unas líneas cada uno de ellos. El primero es la prueba de que es importante que nos apoyemos en las nuevas tecnologías; pero no depender de ellas. Hemos tenido que recurrir a linternas y velas, o escuchar la radio para informarnos, recurriendo a transistores que funcionan con las pilas de toda la vida o en los coches particulares. Lo 'viejo', lo que se podría entender que está en desuso, es a lo que hemos tenido que recurrir para informarnos y poder tener luz en nuestras viviendas. Internet y la red wifi no nos ha servido de nada. Por ello, potenciar su uso, sí; pero no podemos hacer que nuestra sociedad dependa de forma extrema de las nuevas tecnologías. Segundo, lo vulnerables que podemos ser ante la caída de un sector crítico como es la energía; ayer todo nuestro mundo se ha paralizó. Los sectores críticos y sus infraestructuras críticas han de tener buenos sistemas de defensa y una buena capacidad de resilencia, y así se les exige por normativa. En este caso, por ejemplo, los aeropuertos y los hospitales han demostrado una buena capacidad de resilencia y resistencia con grandes generadores que les ha permitido no interrumpir su actividad. En el caso de Red Eléctrica Española tendrá que realizar un importante balance de sus sistemas de seguridad y de su capacidad de respuesta y resilencia. Que todo un país se quede sin suministro eléctrico no es un problema puntual de un fallo del sistema. El problema es mucho más grave y las preguntas que se ha de hacer Red Eléctrica están encima de la mesa: por qué la vulnerabilidad del sistema (que ha de tener un robusto sistema de seguridad) ha dejado a todo un país a ciegas; dónde está la brecha que lo ha hecho tan vulnerable. Tercero es la situación que ha vivido toda una generación que ha crecido en el entorno digital y que han visto que sin la permanente presencia de un teléfono móvil también se puede vivir y hacer muchas otras cosas como leer un libro, hacer deporte o interactuar con amigos en la calle sin tener la dependencia de una pantalla. Jóvenes que han visto como se alumbraba su casa con velas y linternas y en la que la domótica no funcionaba ni por asomo. Cuatro. Un balance muy positivo son los servicios de emergencias que tenemos en todo el territorio nacional que son de una gran profesionalidad y efectividad. Desde los servicios de bomberos, todos los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, policías locales, SEM e incluso la UME, que estuvo activa en algunos puntos del país. En España tenemos un robusto y muy profesional servicio de emergencias. Y una quinta situación, también positiva y que es de destacar, es el comportamiento enormemente cívico de la inmensa mayoría de los ciudadanos. Un comportamiento ejemplar ante el caos de la red ferroviaria en toda España (ferrocarriles y servicio de metro); en los supermercados; en los colegios; en la relación y ayuda entre vecinos, etc… Los ciudadanos de toda España han demostrado una madurez social y cívica que hay que resaltar y no perder de vista. La Unión Europea (UE) se ha tomado muy en serio la seguridad de los sectores e infraestructuras críticas, como muestra tenemos la Directiva UE 2022/2557 que derogaba la de 2008, y que va encaminado a reforzar aún más la coordinación y la colaboración en materia de seguridad de las infraestructuras críticas europeas entre todos los países miembros de la UE y mejorar los sistemas y defensas de ciberseguridad de dichas infraestructuras. Por eso, es de difícil comprensión que todo un país se quede a oscuras. No estamos hablando de una ciudad, de una provincia; estamos hablando de todo el territorio nacional y de la península Ibérica. Se sobre entiende que va a haber fallos del sistema y ciberataques constantes; pero precisamente por esta realidad, hay que estar extremadamente preparado. Por ejemplo, durante el año 2021 se dieron más de 10.000 incidentes y/o ciberataques que el Centro Nacional de Infraestructuras Críticas (CNPIC) y la Oficina de Coordinación de Ciberseguridad (OCC) neutralizaron conjuntamente. Parce ser que un porcentaje muy pequeño de estos ciberincidentes tuvo una repercusión más o menos efectiva. Seguramente la efectividad de las medidas de prevención y seguridad de los operadores de los servicios esenciales fueron los que consiguieron que tuviesen un efecto negativo mayor. Por lo tanto, lo que sí se podría pensar es que se Red Eléctrica no estaba preparada para lo que se presume un incidente o ciberataque de gran envergadura ni para repelerlo, ni para defender sus sistemas, ni ha estado preparada tener una capacidad de resilencia y respuesta importante para evitar una afectación territorial tan importante. En este mismo sentido y ante el grave incidente hay que destacar un nombre que ha brillado por su ausencia, la presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor, exministra de Vivienda con José Luis Rodríguez Zapatero. Su ausencia como máxima responsable de Red Eléctrica es un tema sobre el que políticamente se ha de dar alguna explicación. Ni una aparición pública, ni un mensaje público, ni una breve explicación aunque fuese para ponerle cara y decir que estaban trabajando en ello. Ni una sola palabra. En situaciones de emergencia la gestión de la información al ciudadano es clave, aunque sea solo para decir que se informará cuando se tenga más información de lo sucedido. Pero esconderse no es una opción en situaciones como la presente. Y por parte del Gobierno de España, no hubo ni un mensaje de alerta antes de que fallasen los sistemas de comunicación (teléfonos, mensajes, whatsapp, etc…), ni un mensaje de tranquilidad haciendo mención a que era un problema de dimensión nacional. También el Gobierno estuvo un buen rato desaparecido. Recordemos que, hace unas semanas, la Comisión Europa recomendaba tener un kit de supervivencia de tres días y que algunos se lo tomaron en broma. El kit de supervivencia no era pensado para una guerra convencional; si no para una situación como la que hemos vivido. La UE no es una broma y aquellos que se reían de su propuesta a partir de hoy seguramente se tomarán más en serio lo que es y lo que significa la UE. Como resumen: lo que sí hay que aprender es algo muy importante, y que vuelvo a repetir: nos hemos de apoyar en el día a día en las nuevas tecnologías; pero no hemos de depender de ellas. Alberto Villagrasa es profesor universitario de Seguridad y Ciberseguridad y diputado del PP en el Parlamento de Cataluña
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