La indignación en el
Palau Blaugrana va en aumento. La sensación es que el Club no hace nada para solucionar un problema que, a estas alturas, ya no es de incomodidad sino de inseguridad. Y de maltrato. El viernes, en
Euroliga, la afición del
Partizan tomó el
Palau y, diseminados por cualquier parte de la grada, los de Belgrado provocaron, insultaron y desafiaron a la afición local como si estuviesen en Serbia. Tener que escuchar, cada dos por tres, como nos cantan “Puta Barça” en nuestra casa ya pasa de castaño oscuro. El grito se escuchó ya antes del encuentro y a cada cuarto.
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