El domingo a medida que las decisiones de
Hernández Hernández caían siempre para el mismo lado, con la complicidad maloliente del
VAR, la afición del
Barça se subía por las paredes. En Montjuïc se escuchó aquello de “Es una mafia, la Liga es una mafia” o el cántico, más manido de “Manos arriba, esto es un atraco”. Pero en cambio, no se escuchó el “Así, así, así gana el Madrid” que se inventaron en
El Molinón hace ya 46 años y que se ha convertido en un clásico. No se podía cantar porque el
Madrid no ganaba. Al contrario, perdía 4-2 en el descanso un partido que iba ganando por 0-2. E iba por delante en el marcador porque el ínclito
Hernández Hernández consideró que el orsay de
Mbappé, en la jugada de penalti, era una acción nueva tras el toque de
Cubarsí. Y porque, en el 0-2, el VAR no vio el claro pisotón de
Valverde a
Lamine Yamal. ¿Seguimos? El colegiado se comió la roja a
Tchouaméni, al ser el último hombre en la falta sobre
Ferran Torres. Y, en cambio, sí pitó un segundo penalti blanco a pesar del piscinazo de
Mbappé. En la otra área, las manos de
Tchouaméni, que salvan el gol de
Ferran, resulta que no son penalti, a pesar de revisarlo. Pero las manos de
Fermín, en la jugada del 5-3, sí la miran y la detectan a pesar de que ni
Valverde y ni un solo madridista había protestado nada. Ahí, en cambio, que la corte “el pajarito” y la vuelva a recuperar
Fermín resulta que ya no es una jugada nueva.
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