Mujeres que lloran

El otro día, a propósito de la celebración del día de la mujer y la niña en la ciencia, me ocurrió algo que todavía me tiene hablando sola. Publiqué en redes sociales una imagen que cogí de una campaña de otro año en la que, sobre el dibujo de un perfil de una mujer, había una leyenda sobreimpresionada que decía: "Las mujeres ya no lloran, las mujeres calculan, investigan y descubren". Ni que decir tiene que la ocurrencia no es mía -y no me la atribuyo, desde luego- pero me hizo gracia el parafraseo de la famosa canción de Shakira dedicada a su ex, que en su día provocó millones de visualizaciones y ríos de tinta, y decidí compartirla por tan señalado día. Pero las reacciones todavía me dejaron de pasta de boniato. Y así sigo. Sinceramente, creo que el mensaje es claro para cualquier persona de inteligencia media. Se trataba de romper con el estereotipo de la mujer lánguida y que llora por cualquier cosa y sustituirlo por un modelo de fémina moderna y capaz de cualquier cosa. Y se aprovechaba la letra de la canción para sustituir el "facturan" original por la referencia a la actividad científica. Tan sencillo que abochorna hasta explicarlo. Sin embargo, se me echaron encima una horda de ofendiditas y ofendiditos -sobre todo las primeras- que pretendían explicarme, a mí y al mundo, que las mujeres científicas también lloraban. Y que no pasa nada porque las mujeres lloren. Como si yo fuera tonta y no lo supiera, vaya. Por supuesto que las mujeres lloramos -yo la primera- como también lloran los hombres, aunque la sociedad no se lo permitiera durante muchos años. Y por supuesto, también, que por llorar no pasa nada, faltaría más. Pero, en mi ingenuidad, creía que no hacía falta explicarlo. Pensaba que habíamos pasado esa pantalla hacía mucho y que no hacía falta un artículo como este para explicar una sencilla frase de una campaña que solo pretendía reforzar el valor de las mujeres en la ciencia. Y, sobre todo, pensaba que no es necesario demostrar cada día que se es la más feminista y la más reivindicativa, porque el movimiento se demuestra andando. O escribiendo, claro está. Pero el género humano nunca deja de sorprenderme, aunque ya no me sorprenda esa perniciosa costumbre de errar el tiro cuando se pretende ser reivindicativa. No sé cuándo aprenderemos que el enemigo está fuera, en el machismo, y no en un quítame aquí estas pajas entre quienes seguimos luchando por la igualdad. Pero, como sigamos así, igual, cuando lo aprendamos, ya sea tarde. SUSANA GISBERT Fiscal y escritora (@gisb_sus)

Feb 18, 2025 - 20:41
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Mujeres que lloran
El otro día, a propósito de la celebración del día de la mujer y la niña en la ciencia, me ocurrió algo que todavía me tiene hablando sola. Publiqué en redes sociales una imagen que cogí de una campaña de otro año en la que, sobre el dibujo de un perfil de una mujer, había una leyenda sobreimpresionada que decía: "Las mujeres ya no lloran, las mujeres calculan, investigan y descubren". Ni que decir tiene que la ocurrencia no es mía -y no me la atribuyo, desde luego- pero me hizo gracia el parafraseo de la famosa canción de Shakira dedicada a su ex, que en su día provocó millones de visualizaciones y ríos de tinta, y decidí compartirla por tan señalado día. Pero las reacciones todavía me dejaron de pasta de boniato. Y así sigo. Sinceramente, creo que el mensaje es claro para cualquier persona de inteligencia media. Se trataba de romper con el estereotipo de la mujer lánguida y que llora por cualquier cosa y sustituirlo por un modelo de fémina moderna y capaz de cualquier cosa. Y se aprovechaba la letra de la canción para sustituir el "facturan" original por la referencia a la actividad científica. Tan sencillo que abochorna hasta explicarlo. Sin embargo, se me echaron encima una horda de ofendiditas y ofendiditos -sobre todo las primeras- que pretendían explicarme, a mí y al mundo, que las mujeres científicas también lloraban. Y que no pasa nada porque las mujeres lloren. Como si yo fuera tonta y no lo supiera, vaya. Por supuesto que las mujeres lloramos -yo la primera- como también lloran los hombres, aunque la sociedad no se lo permitiera durante muchos años. Y por supuesto, también, que por llorar no pasa nada, faltaría más. Pero, en mi ingenuidad, creía que no hacía falta explicarlo. Pensaba que habíamos pasado esa pantalla hacía mucho y que no hacía falta un artículo como este para explicar una sencilla frase de una campaña que solo pretendía reforzar el valor de las mujeres en la ciencia. Y, sobre todo, pensaba que no es necesario demostrar cada día que se es la más feminista y la más reivindicativa, porque el movimiento se demuestra andando. O escribiendo, claro está. Pero el género humano nunca deja de sorprenderme, aunque ya no me sorprenda esa perniciosa costumbre de errar el tiro cuando se pretende ser reivindicativa. No sé cuándo aprenderemos que el enemigo está fuera, en el machismo, y no en un quítame aquí estas pajas entre quienes seguimos luchando por la igualdad. Pero, como sigamos así, igual, cuando lo aprendamos, ya sea tarde. SUSANA GISBERT Fiscal y escritora (@gisb_sus)