Morón de la Frontera, el municipio que puso nombre a los pueblos blancos de Andalucía

La estética arquitectónica actual de Morón de la Frontera no recuerda al típico pueblo blanco pero la producción de cal de los hornos que había repartidos por el municipio, contribuyó sobre manera a que hubiera muchos pueblos blancos en Andalucía . Las caleras de Morón están consideradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO desde 2011. Una década antes, ya trabajaba la Asociación Cultural Hornos de la Cal de este pueblo para que dicha herencia cultural, y material básico para la construcción cuando el cemento no existía, resista el paso del tiempo y se vuelva a poner en valor como un producto natural que incluso recomiendan los médicos, por ser el mayor desinfectante. Una visita a Las Caleras de la Sierra, en cuyo corazón está situado el Museo de la Cal , es indispensable para entender la importancia de este producto que comienza de nuevo a tener futuro. Morón es el único lugar que mantiene viva la elaboración artesanal de la cal, con un proceso artesanal que vuelve a usarse en la bioconstrucción por ser un producto ecológico y sostenible. Pero su pasado habla de la importancia que ha tenido a lo largo de la historia la cal viva empleada en todo tipo de construcciones mucho más allá de las fronteras municipales. La arquitecta María Dolores Robador , en un artículo publicado en la Revista Aparejadores, dijo: «¿Quién viendo desde la Giralda el blanco caserío urbano de Sevilla, se acuerda de la imprescindible cal y del trabajo anónimo de los caleros que la producen?». Es lo que han querido hacer desde su inauguración en el Museo de la Cal de Morón, entidad privada donde no producen ni venden cal pero muestran al visitante cómo era su elaboración artesanal en el siglo XIX, cuando esta actividad se concentraba en dos poblados, Las Caleras del Prado y Las Caleras de La Sierra . El pueblo disponía de una ubicación privilegiada para conseguir los dos materiales esenciales para producirla: piedra caliza y leña de olivo . Se ubica a los pies de la Sierra de Esparteros. Según cuentan en los vídeos promocionales, es el lugar donde la campiña sevillana empieza a ondularse para dar paso a la Sierra Sur, un espacio natural único y reconocido como Bien de Interés Cultural por su riqueza etnológica formando parte del Catálogo de Patrimonio Andaluz. Este es un entorno protegido en el que existen 25 hornos de cal junto a una serie de construcciones destinadas al almacenaje y apagado del producto. También incluye este peculiar conjunto de construcciones una serie de viviendas de la misma época que forman un antiguo poblado . En este mismo complejo está el Museo de la Cal, creado por la Asociación Cultural de Cal de Morón, actualmente es el principal gestor de la promoción y difusión de la cal artesanal de la comarca. El itinerario lo completan una visita a la fábrica Gordillo's cal de Morón, colindante al Museo, donde se mantienen en funcionamiento varios hornos tradicionales. Manuel Gil es el director de estas instalaciones y habla de la importancia del material que incluso «se usó para construir la Sacristía Mayor de la Catedral de Sevilla (1528)». Es precisamente uno de los usos de la cal en la actualidad, la restauración del patrimonio. En el trabajo 'Cal de Morón, arquitectura tradicional andaluza' de María Reyes Rodríguez Ana María González, Jacinto Canivell y Ana Romero, citan algunos ejemplos en la restauración del recinto amurallado del Alcázar de Estepa (2007), la ermita de San Antonio de Abad de Arcos de la Frontera, Cádiz (2011) o la parada de autobús en la aldea Las Caleras de la Sierra (2012). Una visita al Museo de la Cal es como viajar dos siglos atrás, está incluido entre los diez lugares de Andalucía que debes visitar al menos una vez en tu vida, así lo han anunciado en sus perfiles de redes sociales. En este espacio hay dos hornos tradicionales datados en el siglo XIX, representación de construcciones similares que usaban los romanos y musulmanes. También hay una sala de proyecciones donde explican cómo vivían y trabajaban los caleros y una pequeña casa, vivienda típica para estos artesanos. Unos 3.000 metros cuadrados cuyos exteriores se convierten en un centro de interpretación al aire libre, allí se llevan a cabo exhibiciones del proceso de elaboración artesanal de la cal. Es precisamente lo que hace más interesante estas instalaciones, el testimonio y experiencia de los propios caleros que explican sobre el terreno el proceso de la elaboración artesanal de la cal, su historia y relaciones con los habitantes de la zona, usos, herramientas e iconografía. Sin duda, es un museo con vida propia, dentro de un proyecto que prosigue con distintas investigaciones en las que participan la Universidad de Sevilla y el Ayuntamiento de Morón . De momento, Manuel Gil ha viajado a Suiza y Marrakech , países en los que ha estudiado y visitado hornos tradicionales. Y continúa promocionando la cal como material natural imprescindible que debe seguir utilizándose en las construcciones por sus especiales carac

Feb 16, 2025 - 17:42
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Morón de la Frontera, el municipio que puso nombre a los pueblos blancos de Andalucía
La estética arquitectónica actual de Morón de la Frontera no recuerda al típico pueblo blanco pero la producción de cal de los hornos que había repartidos por el municipio, contribuyó sobre manera a que hubiera muchos pueblos blancos en Andalucía . Las caleras de Morón están consideradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO desde 2011. Una década antes, ya trabajaba la Asociación Cultural Hornos de la Cal de este pueblo para que dicha herencia cultural, y material básico para la construcción cuando el cemento no existía, resista el paso del tiempo y se vuelva a poner en valor como un producto natural que incluso recomiendan los médicos, por ser el mayor desinfectante. Una visita a Las Caleras de la Sierra, en cuyo corazón está situado el Museo de la Cal , es indispensable para entender la importancia de este producto que comienza de nuevo a tener futuro. Morón es el único lugar que mantiene viva la elaboración artesanal de la cal, con un proceso artesanal que vuelve a usarse en la bioconstrucción por ser un producto ecológico y sostenible. Pero su pasado habla de la importancia que ha tenido a lo largo de la historia la cal viva empleada en todo tipo de construcciones mucho más allá de las fronteras municipales. La arquitecta María Dolores Robador , en un artículo publicado en la Revista Aparejadores, dijo: «¿Quién viendo desde la Giralda el blanco caserío urbano de Sevilla, se acuerda de la imprescindible cal y del trabajo anónimo de los caleros que la producen?». Es lo que han querido hacer desde su inauguración en el Museo de la Cal de Morón, entidad privada donde no producen ni venden cal pero muestran al visitante cómo era su elaboración artesanal en el siglo XIX, cuando esta actividad se concentraba en dos poblados, Las Caleras del Prado y Las Caleras de La Sierra . El pueblo disponía de una ubicación privilegiada para conseguir los dos materiales esenciales para producirla: piedra caliza y leña de olivo . Se ubica a los pies de la Sierra de Esparteros. Según cuentan en los vídeos promocionales, es el lugar donde la campiña sevillana empieza a ondularse para dar paso a la Sierra Sur, un espacio natural único y reconocido como Bien de Interés Cultural por su riqueza etnológica formando parte del Catálogo de Patrimonio Andaluz. Este es un entorno protegido en el que existen 25 hornos de cal junto a una serie de construcciones destinadas al almacenaje y apagado del producto. También incluye este peculiar conjunto de construcciones una serie de viviendas de la misma época que forman un antiguo poblado . En este mismo complejo está el Museo de la Cal, creado por la Asociación Cultural de Cal de Morón, actualmente es el principal gestor de la promoción y difusión de la cal artesanal de la comarca. El itinerario lo completan una visita a la fábrica Gordillo's cal de Morón, colindante al Museo, donde se mantienen en funcionamiento varios hornos tradicionales. Manuel Gil es el director de estas instalaciones y habla de la importancia del material que incluso «se usó para construir la Sacristía Mayor de la Catedral de Sevilla (1528)». Es precisamente uno de los usos de la cal en la actualidad, la restauración del patrimonio. En el trabajo 'Cal de Morón, arquitectura tradicional andaluza' de María Reyes Rodríguez Ana María González, Jacinto Canivell y Ana Romero, citan algunos ejemplos en la restauración del recinto amurallado del Alcázar de Estepa (2007), la ermita de San Antonio de Abad de Arcos de la Frontera, Cádiz (2011) o la parada de autobús en la aldea Las Caleras de la Sierra (2012). Una visita al Museo de la Cal es como viajar dos siglos atrás, está incluido entre los diez lugares de Andalucía que debes visitar al menos una vez en tu vida, así lo han anunciado en sus perfiles de redes sociales. En este espacio hay dos hornos tradicionales datados en el siglo XIX, representación de construcciones similares que usaban los romanos y musulmanes. También hay una sala de proyecciones donde explican cómo vivían y trabajaban los caleros y una pequeña casa, vivienda típica para estos artesanos. Unos 3.000 metros cuadrados cuyos exteriores se convierten en un centro de interpretación al aire libre, allí se llevan a cabo exhibiciones del proceso de elaboración artesanal de la cal. Es precisamente lo que hace más interesante estas instalaciones, el testimonio y experiencia de los propios caleros que explican sobre el terreno el proceso de la elaboración artesanal de la cal, su historia y relaciones con los habitantes de la zona, usos, herramientas e iconografía. Sin duda, es un museo con vida propia, dentro de un proyecto que prosigue con distintas investigaciones en las que participan la Universidad de Sevilla y el Ayuntamiento de Morón . De momento, Manuel Gil ha viajado a Suiza y Marrakech , países en los que ha estudiado y visitado hornos tradicionales. Y continúa promocionando la cal como material natural imprescindible que debe seguir utilizándose en las construcciones por sus especiales características. En un intento de promocionar Morón como un lugar privilegiado para conocer este oficio ancestral hay en la actualidad dos exposiciones abiertas para el visitante. Una que puede verse hasta julio en la Casa de Cultura Fernando Villalón y, la otra, acaba de inaugurarse en el Callejón del Pescado , dos lugares céntricos donde la cultura de la cal reclama su espacio lejos de las caleras.