No existe el derecho a vivir donde a uno le dé la gana . Yo, sin ir más lejos, quiero con todas mis fuerzas, apretando los puñitos incluso, una casa en El Viso. Una con terraza orientada al este y quinquefolia cubriendo la fachada (verde en primavera, roja en otoño). Y no hay tu tía. Daría un brazo (no el derecho) por vivir en la casa de Lope de Vega. Ya sé, exactamente, dónde pondría la piscina y dónde la barbacoa. Pues no hay modo. No existe, digo, el derecho a vivir donde a uno le dé la gana y ya me jode. Menos aún a vivir donde a uno le apetezca y al precio que estime oportuno. Ocurre que...
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