Marketing 2025: cuando las tendencias no se gestionan, se convierten en riesgos
La analítica y la inteligencia de datos se han convertido en un pilar del marketing moderno. Sin embargo, ya no se trata de acumular información, sino de gestionarla con ética

Por estos días, anticiparse no es solo una ventaja competitiva, sino una necesidad estratégica. SURA, en su más reciente informe de *Tendencias de Mercadeo 2025*, nos recuerda que el marketing ya no puede limitarse a campañas o a segmentaciones clásicas. Hoy, el mercadeo es una respuesta activa al mundo cambiante. Un ejercicio de adaptación constante donde la tecnología, la política, la economía, el medioambiente y los movimientos sociales convergen para definir, en tiempo real, cómo una marca se mantiene relevante.
Desde su Observatorio de Tendencias, SURA ofrece una lectura profunda sobre los riesgos y oportunidades que enfrentan las organizaciones cuando las tendencias se ignoran. Porque sí, una tendencia mal gestionada puede convertirse rápidamente en un riesgo estratégico que erosione la confianza, la competitividad o incluso la sostenibilidad del negocio.
Uno de los grandes aportes de este informe es la actualización de las Megatendencias, esas fuerzas globales que, aunque avanzan a un ritmo más lento, tienen un impacto estructural en la sociedad y los mercados. Estas megatendencias funcionan como la raíz que alimenta las transformaciones más visibles del marketing y explican fenómenos clave que hoy las marcas no pueden darse el lujo de ignorar.
- Datos que transforman
La analítica y la inteligencia de datos se han convertido en un pilar del marketing moderno. Sin embargo, ya no se trata de acumular información, sino de gestionarla con ética, transparencia y precisión. Como señala Ana Catalina Castaño, gerente de mercadeo de Seguros SURA Colombia, “la gente ahora es más consciente de cómo se usan sus datos”, y eso exige a las marcas ser claras y responsables. Solo así podrán cultivar una lealtad auténtica en el consumidor.
- Experiencias conectadas
Ya no basta con ofrecer productos o servicios: las personas buscan experiencias que se alineen con su propósito personal. Las marcas deben construir vínculos emocionales consistentes a lo largo de todo el recorrido del cliente. Quien logre que cada punto de contacto refuerce su propuesta de valor, ganará un lugar privilegiado en la mente —y el corazón— del consumidor.
- Reputación consciente
En la era de la desinformación, la reputación no se improvisa. Se construye con transparencia, coherencia y anticipación. Las empresas necesitan desarrollar sistemas que identifiquen riesgos reputacionales antes de que se conviertan en crisis, y que respondan
con autenticidad en todos sus frentes: desde la comunicación hasta las prácticas ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG).
- Ecos de autenticidad
En un entorno saturado por algoritmos y contenido artificial, las personas valoran lo genuino. Las marcas deben demostrar quiénes son realmente, y eso implica humanizar sus mensajes, compartir sus procesos y aportar contenido reflexivo. La autenticidad no es una opción: es la moneda de cambio de la confianza.
- Nuevas rutas para conectar
El marketing se ha diversificado. Los canales tradicionales ya no bastan, y las marcas deben integrarse con naturalidad a la vida cotidiana de las personas: en redes, en comunidades, en experiencias digitales. Quien sepa adaptarse a esta nueva cartografía de conexión tendrá más que alcance: tendrá relevancia.
- Sinergias vivas
La innovación, en muchos casos, no nace dentro de las paredes de una empresa, sino en la colaboración. Las alianzas con startups, gobiernos y otros actores del ecosistema permiten responder con agilidad a los cambios del entorno. La clave está en tejer redes resilientes, que no solo resistan la incertidumbre, sino que la aprovechen como catalizador de evolución.
El informe de SURA no es una simple recopilación de tendencias: es una hoja de ruta para quienes entienden que el marketing ya no se trata solo de vender, sino de leer el mundo, interpretarlo y actuar con propósito. Porque en 2025, más que nunca, el futuro pertenecerá a quienes sepan gestionarlo estratégicamente.