La inusual campaña oficial de Estados Unidos para frenar la invasión de rata nutrias: hacerse un puchero con ellas
Plaga incontrolable - Sin especies que los contengan, estos animales consumen hasta una cuarta parte de su peso en vegetación diaria, poniendo en riesgo el equilibrio ecológico de los pantanosLa naturaleza sorprende otra vez: los dragones de Komodo llevan hierro en la boca y los científicos están asombrados Un crujido seco rompe el silencio del pantano. Entre el lodo y la maleza, algo se mueve rápido, dejando tras de sí un rastro de agua turbia. No es un caimán, aunque su impacto en el ecosistema es igual de devastador. No es un caimán, un depredador natural del ecosistema, sino una criatura que no pertenece a este lugar y cuya presencia lo está destruyendo. Dos incisivos amarillos asoman entre el pelaje húmedo. Se trata de la rata nutria, un intruso voraz que no debería estar ahí, pero que se ha convertido en un residente no deseado. Y ahora, las autoridades tienen una propuesta sorprendente: si no pueden erradicarlos por completo, quizás la mejor solución sea hacerlos a la parrilla. Un depredador sin enemigos naturales que se expande sin control Los pantanos de Luisiana han sido testigos de una invasión durante décadas. Todo comenzó cuando la industria peletera vio en estos roedores una mina de oro y los importó desde Sudamérica a finales del siglo XIX. Sin embargo, cuando el mercado de pieles se desplomó en los años cuarenta, muchos ejemplares escaparon o fueron liberados, multiplicándose sin control. Las autoridades promueven el consumo de estos animales y ofrecen recetas Hoy, sus madrigueras perforan las bases de los humedales, y su insaciable apetito deja extensiones enteras de vegetación reducidas a fango. Según el Departamento de Vida Silvestre y Pesca de Luisiana, en su peor momento, estos animales llegaron a causar daños en más de 102.000 acres del estado. Su voracidad es legendaria: pueden comer hasta una cuarta parte de su peso en plantas cada día, arrasando con superficies diez veces mayores a la que ocupan. Y lo peor es que las plantas locales no desarrollaron mecanismos de defensa contra este roedor porque nunca antes habían convivido con él en su entorno natural. Además, sin depredadores naturales en la región, su expansión ha sido inevitable. Cazar, cocinar y comer Pero hay una estrategia inusual que ha empezado a ganar adeptos: convertir a estos intrusos en comida. Inspirándose en iniciativas similares—como el consumo de peces león en el Atlántico occidental o la captura de cangrejos verdes europeos en Nueva Inglaterra—la idea no tiene mucho misterio: si no puedes vencerlos, cómelos. Bajo esta premisa, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU. ha lanzado un mensaje claro durante la Semana Nacional de Especies Invasoras: “Salva un pantano, saltea una rata nutria”. El organismo no solo promueve la caza de estos roedores, sino que también ofrece opciones suculentas para llevarlos a la cocina. En Luisiana, las autoridades han compartido recetas para preparar guisos como gumbo de rata nutria y jambalaya, e incluso sugieren métodos de cocción más ligeros, como su versión “saludable en olla de cocción lenta”. Según la agencia federal, su carne es “magra, suave y tiene un sabor parecido al conejo o a la carne oscura del pavo”. Esta propuesta no es nueva dentro de las fronteras estadounidenses. En Florida, donde la lucha contra las iguanas invasoras es constante, ya hay quienes las han incorporado a su dieta. En 2018, Brittany Peters, tras probar la carne de iguana durante un viaje, aseguró a la Associated Press que “si vas a participar en su caza, [la iguana] es lo suficientemente buena, saludable y sabrosa como para que te tomes el tiempo de cocinarla también”. El mensaje es claro: si estas especies han llegado para quedarse, al menos se les puede dar un uso práctico. Sin embargo, no todo es tan sencillo. Identificar correctamente a las rata nutrias es

Plaga incontrolable - Sin especies que los contengan, estos animales consumen hasta una cuarta parte de su peso en vegetación diaria, poniendo en riesgo el equilibrio ecológico de los pantanos
La naturaleza sorprende otra vez: los dragones de Komodo llevan hierro en la boca y los científicos están asombrados
Un crujido seco rompe el silencio del pantano. Entre el lodo y la maleza, algo se mueve rápido, dejando tras de sí un rastro de agua turbia. No es un caimán, aunque su impacto en el ecosistema es igual de devastador. No es un caimán, un depredador natural del ecosistema, sino una criatura que no pertenece a este lugar y cuya presencia lo está destruyendo.
Dos incisivos amarillos asoman entre el pelaje húmedo. Se trata de la rata nutria, un intruso voraz que no debería estar ahí, pero que se ha convertido en un residente no deseado. Y ahora, las autoridades tienen una propuesta sorprendente: si no pueden erradicarlos por completo, quizás la mejor solución sea hacerlos a la parrilla.
Un depredador sin enemigos naturales que se expande sin control
Los pantanos de Luisiana han sido testigos de una invasión durante décadas. Todo comenzó cuando la industria peletera vio en estos roedores una mina de oro y los importó desde Sudamérica a finales del siglo XIX. Sin embargo, cuando el mercado de pieles se desplomó en los años cuarenta, muchos ejemplares escaparon o fueron liberados, multiplicándose sin control.
Hoy, sus madrigueras perforan las bases de los humedales, y su insaciable apetito deja extensiones enteras de vegetación reducidas a fango. Según el Departamento de Vida Silvestre y Pesca de Luisiana, en su peor momento, estos animales llegaron a causar daños en más de 102.000 acres del estado.
Su voracidad es legendaria: pueden comer hasta una cuarta parte de su peso en plantas cada día, arrasando con superficies diez veces mayores a la que ocupan. Y lo peor es que las plantas locales no desarrollaron mecanismos de defensa contra este roedor porque nunca antes habían convivido con él en su entorno natural. Además, sin depredadores naturales en la región, su expansión ha sido inevitable.
Cazar, cocinar y comer
Pero hay una estrategia inusual que ha empezado a ganar adeptos: convertir a estos intrusos en comida. Inspirándose en iniciativas similares—como el consumo de peces león en el Atlántico occidental o la captura de cangrejos verdes europeos en Nueva Inglaterra—la idea no tiene mucho misterio: si no puedes vencerlos, cómelos.
Bajo esta premisa, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU. ha lanzado un mensaje claro durante la Semana Nacional de Especies Invasoras: “Salva un pantano, saltea una rata nutria”.
El organismo no solo promueve la caza de estos roedores, sino que también ofrece opciones suculentas para llevarlos a la cocina. En Luisiana, las autoridades han compartido recetas para preparar guisos como gumbo de rata nutria y jambalaya, e incluso sugieren métodos de cocción más ligeros, como su versión “saludable en olla de cocción lenta”. Según la agencia federal, su carne es “magra, suave y tiene un sabor parecido al conejo o a la carne oscura del pavo”.
Esta propuesta no es nueva dentro de las fronteras estadounidenses. En Florida, donde la lucha contra las iguanas invasoras es constante, ya hay quienes las han incorporado a su dieta. En 2018, Brittany Peters, tras probar la carne de iguana durante un viaje, aseguró a la Associated Press que “si vas a participar en su caza, [la iguana] es lo suficientemente buena, saludable y sabrosa como para que te tomes el tiempo de cocinarla también”. El mensaje es claro: si estas especies han llegado para quedarse, al menos se les puede dar un uso práctico.
Sin embargo, no todo es tan sencillo. Identificar correctamente a las rata nutrias es fundamental para evitar la caza de especies nativas similares, como castores o ratas almizcleras. También es crucial respetar las normativas locales sobre la captura y el consumo de fauna silvestre.
Si se hace de manera responsable, esta solución podría convertirse en una herramienta más para mitigar el impacto ambiental de una invasión que, hasta ahora, parecía imparable.