Windblown, un vortex que no se detiene
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Motion Twin continúa realizando mejoras a Windblown, su nuevo roguelike cooperativo donde la velocidad y la concentración juegan un papel importante, pero además un modo infinito nos invita a romper el juego.
Fácil de recordar
Regreso a Windblown después de haber jugado su demo el año pasado y por fortuna no fue difícil acostumbrarme a las mecánicas, pero también fue posible regresar con los elementos que había descubierto durante las sesiones de prueba.
Estamos frente a un roguelike de manual, donde en cada iteración podemos conseguir habilidades o dinero que nos permiten comprar mejoras permanentes y así alcanzar los niveles más altos mientras nos enfrentamos a enemigos más complicados.
Lo más importante aquí es el movimiento y entender la mecánica de los contrincantes, aprovechando también los beneficios que nos ofrecen las armas y los ataques encadenados.
Mejora a medida que avanzas
Como en la mayoría de juegos de este tipo llega al final en las primeras rondas nunca es fácil y los primeros intentos se convierten en oportunidades para mejorar equipo y habilidades. Pero nada supera la sensación de ir superando los enemigos después de varias iteraciones y lo que al principio era muy difícil, termina siendo sumamente simple más adelante.
El nivel de las armas, el enfoque de las habilidades o incluso en escenario inicial se pueden ir seleccionando cada que entramos al vortex y desde allí vamos avanzando por diferentes escenarios, encontrando secretos y mejorando el equipo para llegar a la cima.
Pero esa cima no es el final en Windblown, ya que la última actualización de este early access cuenta con un modo infinito donde los mismos desarrolladores nos invitan a romper el juego, reduciendo las reglas y aprovechando todas las mejoras que tenemos, haciendo del endgame mucho más interesante.
Todo está en el movimiento
En Windblown quedarse quieto es un error garrafal, pero además el mismo juego nos invita al movimiento, porque algunas de las mejoras tienen que ver con la velocidad o el aumento de daño cuando esquivamos. En esto ayuda mucho lo bien implementados que están los controles y las señales sonoras y visuales.
A medida que uno se acostumbra al juego todo se convierte en una coreografía donde los sonidos y colores nos indican que podemos contraatacar, enlazar atacar o rematar enemigos. Más aún cuando tenemos una combinación de armas ya conocidas.
Una invitación a intentar
Lo mejor de todo es que el juego nos invita a intentar, ya sea enfrentar nuevos enemigos, encontrar atajos, sacrificar vida, mezclar nuevas armas y así expandir nuestras posibilidades y llegar preparados a las batallas más difíciles.
Por fortuna los controles de Windblown son supremamente fluidos, muy bien implementados y es gracias a esto que el juego fluye, logrando enganchar y motivar a jugar ronda tras ronda tras ronda.
A pesar de estar en early access, el juego es muy pulido en la mayoría de sus aspectos y me dejaré sorprender con cada una de sus ajustes, pero parece que tendremos Windblown para rato incluso después de que se lance su versión completa.
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