La historia real en la que se inspira 'La favorita 1922', el fenómeno protagonizado por Verónica Sánchez
Telecinco ha estrenado serie de época de la mano de Bambú producciones y, a diferencia de otros títulos similares, esta se basa en un personaje real.

Si eres promiser, seguramente estarás viviendo tu peor momento desde que estrenaron La Promesa en la televisión pública de España, allá por 2023. La muerte repentina de Jana, protagonista de la telenovela de TVE, ha provocado que muchos espectadores se hagan la promesa de abandonar La promesa. Así que si buscas nueva adicción, a estas alturas ya tendrás controlada a La favorita 1922.
Obra, como La promesa, por Bambú producciones, La favorita 1922 comenzó su andadura este marzo en Telecinco. Con varios episodios ya emitidos, la serie protagonizada Verónica Sánchez y Andrea Duro se basa, a diferencia de La promesa, en una historia real. Te la contamos.
La historia real de 'La favorita 1922'
Aunque no podamos hablar de biopic, La favorita 1922 se basa en una marquesa real, la Marquesa de Parabere (aunque, en la serie, sea Elena de Valmonte). Nacida en Bilbao en 1877 (en lugar de en Sevilla, como su alter ego en la serie) bajo el nombre de María Mestayer de Echagüe, Mestayer pasó su infancia en la capital andaluza.
Como Elena de Valmonte, la marquesa de Parabere era una enamorada de la gastronomía. De hecho, aún puede encontrarse en alguna librería de viejo el recetario que publicó en la década de los 30, La cocina completa, título iniciático para la perfecta ama de casa en el ya vetusto pasado siglo. María Mestayer no se limitó a este superventas de los fogones y publicó otros, sobre repostería o gastronomía vasca, que le confirieron cierta reputación en un mundo eminentemente masculino.
Sin embargo, lo que hace de María Mestayer un personaje excepcional para una serie es el motivo que la llevó a convertirse en una cocinera sin par. A diferencia de lo que pudiera pensarse, la marquesa no tenía un talento natural para los hornos, sartenes y cazuelas. De hecho, tuvieron que pasar muchos años para que frecuentase la alacena de su casa. Y lo hizo, muy telenovelesco, por amor.
Después de casarse, María Mestayer notó que su marido casi nunca comía en casa, y prefería la Sociedad de la ciudad para almorzar. Su mujer indagó en las cocinas, para las que tenían un servicio, y decidió que tendría que ser ella la que conquistase el estómago de su marido.
Una vez agotadas las recetas más asequibles, dio un paso hacia las que requerían de todo su cuidado; y después, hacia lo desconocido. Al borde de los 60, María Mestayer abrió su propio restaurante en Madrid, que llamó, como su marquesado, restaurante Parabere.
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