En la primera mitad del siglo XX la medicina se encontraba en una encrucijada. Las enfermedades infecciosas eran flagelos temidos, capaces de segar vidas jóvenes y robustas en cuestión de días. Los antibióticos tal como los conocemos hoy eran aún un sueño lejano y los tratamientos disponibles no solo eran ineficaces sino peligrosos . La necesidad de un arma eficaz para luchar contra las bacterias era acuciante. En este contexto de búsqueda desesperada, encontramos a Gerhard Domagk (1895-1964) trabajando en los laboratorios de la empresa farmacéutica IG Farben en Alemania. Domagk no era un médico de primera línea, sino un investigador dedicado a comprender los mecanismos de las enfermedades infecciosas y a buscar compuestos químicos capaces de combatirlas. Su enfoque...
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