José M. Muriá: “No tiene la culpa el indio...”
La primera vez que oí hablar a don Ernesto Zedillo Ponce de León fue en 1992, cuando vino a Guadalajara para participar, en nombre del Gobierno de la República, a efecto de conmemorar algo que carecía por completo de sentido: el Bicentenario de la Real y Literaria Universidad de Guadalajara, misma que había desaparecido por completo del mapa más de 120 años antes, no tuvo una existencia continuada desde 1792, ni dio nunca buenas señales de vida.
