India contra Pakistan: lengua común, rencor permanente
Los dos litigantes poseen armas nucleares, lenguas comunes y se dedican un odio cerval

Pahalgam, región india de Cachemira, 22 de abril. Militantes del grupo Frente de Resistencia (TRF), vinculado a Lashkar-e-Toiba, literalmente Ejército de los Puros, una organización islamista originaria de Cachemira, asesinaron a 26 turistas hindúes y a un trabajador local. En respuesta, el 6 de mayo India lanzó una serie de ataques aéreos y misiles contra lo que describió como infraestructura terrorista en la Cachemira administrada por la República Islámica de Pakistán.
Cuando en 1947 se retiró el imperio Británico, quedó la región dividida en dos países: India, de mayoría hinduista (80%) y Pakistán de mayoría musulmana (97%). La partición desató una guerra de alrededor de un millón de muertos y millones de desplazados. El resentimiento no ha curado, ni va a sanar mientras no se acomoden y acepten las fronteras de Cachemira. Tres guerras, 1947, 1965 y 1971 no resolvieron el conflicto. Hoy la India controla dos tercios de Cachemira, y Pakistán uno, pero ambos reclaman la totalidad.
Los dos litigantes poseen armas nucleares, un rencor permanente y lenguas comunes, el indostaní (en sus dos ramas, hindi y urdu) y una lengua de apoyo cultural, el inglés, que cubre la comunicación entre los distintos hablantes y está al servicio del desarrollo cultural.
Como la necesidad se impone, casi todos los pakistaníes entienden urdu, aunque no lo hablen. Se trata de una lengua indoeuropea de la rama indoaria, pero se escribe con el alfabeto árabe, propio de las lenguas de los islamistas, que es también el que sirve para el Corán
Cuenta la India, generosa con sus hablantes, con 24 lenguas oficiales. Un verdadero caos si no fuera porque una de ellas, el inglés, se sobrepone a las otras en el uso del día a día. El hindi, la más extendida, representa al 45% de la población, casi en su integridad hinduistas, una religión que tiende a ser flexible y pluralista, que acepta variadas formas de espiritualidad, que promueve la no violencia y el respeto a la vida y que busca la armonía y la tolerancia. Su doctrina se inspira en los libros sagrados escritos en sánscrito, lengua ancestral que usa, como el hindi, el alfabeto devanagari, símbolo de la idiosincrasia del pueblo.
Las lenguas oficiales de Pakistán son dos, una de ellas el inglés. La lengua más hablada es el punjabi, en boca de casi la mitad de la población, alrededor del 45%. La siguiente es el pastún, propia del 15%. Y todavía tenemos al sindi (14%) y el saraiki (10%) antes de llegar a la segunda lengua oficial, el urdo, propia de solo 7% de la población. Este pequeño porcentaje lo forman los llamados mohajir (emigrantes), la élite social y económica de Pakistán que procede de los refugiados musulmanes que huyeron del norte de la India tras la partición de la India británica en 1947. Como la necesidad se impone, casi todos los pakistaníes entienden urdu, aunque no lo hablen. Se trata de una lengua indoeuropea de la rama indoaria, pero se escribe con el alfabeto árabe, propio de las lenguas de los islamistas, que es también el que sirve para el Corán, su texto sagrado.
El alfabeto árabe o alifato no está preparado para una lengua no semítica de la familia indoeuropea, pero los musulmanes lo prefieren. Por eso también sirven para el persa, el kurdo, el pastún y el baluchí que son lenguas indoeuropeas pero en boca de musulmanes. Y para el uigur, el kazajo y el kirguiso que son lenguas túrquicas. Y algunas lenguas africanas también de hablantes islamistas como el hausa, el fulaní o el wolof que también usaron el alifato. El urdú se ha escrito ocasionalmente con el alfabeto latino debido a la mayor disponibilidad de imprentas y en la actualidad, se ha popularizado esa escritura a través de las nuevas tecnologías de Internet y los mensajes de telefonía móvil.
Las lenguas principales de ambos países, hindi y urdu, a pesar de las aparentes diferencias en la escritura, son las mismas. En el pasado se las conoció con un mismo nombre, indostaní. Por eso se entienden, al menos de manera general y teórica
En algunas ramas del islamismo como la chií, tal vez alejada de los principios estrictamente religiosos, se usa el concepto de yihad o guerra santa en discursos militares. Algunos grupos armados chiíes como Hezbolá han participado en conflictos armados, a pesar de que no representen a la doctrina general del chiismo, del mismo modo que grupos extremistas sunitas como ISIS no representan al islam.
Lo realmente sorprendente es que las lenguas principales de ambos países, hindi y urdu, a pesar de las aparentes diferencias en la escritura, son las mismas. En el pasado se las conoció con un mismo nombre, indostaní. Por eso se entienden, al menos de manera general y teórica, porque ambas cuentan con dialectos que no son inter-comprensibles. Hindi/urdu son un ejemplo de diasistema, una lengua hablada con dos normas cultas para el lenguaje escrito. Un caso similar es el del serbio/croata, generalmente considerados variantes escritas de una única lengua, serbocroata, y algo parecido encontramos en catalán/valenciano, aunque con rasgos escritos menos acentuados.
La historia del urdu y su relación con el hindi es motivo de controversia. Es una de las situaciones más representativas del modo en que las identidades nacionales y religiosas dominan sobre los criterios objetivos. De ahí la dificultad para determinar si dos formas de hablar tan cercanas, o casi idénticas, son la misma o lenguas diferenciadas.
El inglés como estatus social
La otra lengua común a ambos países es el inglés. Se utiliza como lengua vehicular en el gobierno, la justicia, los negocios y la educación superior y en India también en el Parlamento, la Corte Suprema, y muchas instituciones federales. Muchas leyes están escritas en inglés y procedimientos judiciales y el sistema judicial y el sistema legislativo también lo utilizan como lengua principal para la mayoría de los procedimientos legales. Indios y pakistaníes de clase media y alta son anglófonos fluidos. Se estima que alrededor del 15% de la población habla inglés en distintos grados de destreza y el resto está más o menos familiarizada con lo anglófono porque es común en televisión, prensa, internet y redes sociales, e imprescindible en el del sector tecnológico y empresarial. Es también la lengua en escuelas privadas y universidades de élite, e incluso en escuelas públicas. El inglés es visto como sinónimo de estatus social y acceso a mejores oportunidades laborales.
La identificación de un pueblo con sus símbolos facilita la intransigencia, la distancia con el pueblo vecino y la innecesaria dosis de rechazo. La mayoría de las religiones fomentan la paz, pero muchas de ellas ocultan el demonio interno que las azuza.
Un error banal, un ataque irracional podría desatar una guerra absurda difícil de contener. El decadente régimen autoritario de Pakistán flaquea en la toma de decisiones y podría optar a la desesperada por una guerra irresponsable.