Imagen velada: 200 años de una historia que se repite en la Argentina
La obra de Santiago Gobernori propone el humor para cuestionar comportamientos que aparecen con frecuencia en una sociedad que es cada vez más literal

Autor y director: Santiago Gobernori. Intérpretes: Victoria Baldomir, Julián Cabrera, Paloma Contreras, Marcos Ferrante, Nicolás Gimenez, Tincho Lups, Bárbara Massó, Facundo Livio Mejías, Paula Pichersky, William Prociuk y Sabrina Zelaschi. Vestuario: Paola Delgado. Escenografía: Paola Delgado. Iluminación: Ricardo Sica. Sala: Teatro Astros (Corrientes 746). Funciones: Martes, 20.30 h. Duración: 80 minutos. Nuestra opinión: muy buena.
El espíritu errante de un querandí muerto hace cientos de años sufre una condena peculiar: debe presenciar, aunque no quiera, un fin de semana de fiesta de un grupo de amigos en un country en las afueras de Buenos Aires. ¿Cómo se relacionan? ¿Cuáles son sus valores? ¿En qué creen? Estas preguntas se responden de una manera voraz y este fantasma, un indio asesinado en el siglo XIX, se enfrenta con una realidad cruel: reconocer en qué devino la sociedad de la cual una vez él formó parte. De esta idea inicial se despliega la original y profunda propuesta que el autor y director Santiago Gobernori ofrece a la histórica oposición entre civilización y barbarie en el espectáculo Imagen velada.
La obra es una producción independiente que Gobernori presentó durante 2024 en la sala El Galpón de Guevara y que tenía funciones todos los sábados a las cuatro de la tarde, el único horario en el cual podía lograr que un grupo de 11 actores y actrices coincidieran para ensayar. Este dato también es un signo de época: la mayoría de los artistas del circuito alternativo trabajan en varios espectáculos al mismo tiempo, además de dedicarse a la docencia y otras actividades, con lo cual la presentación de obras con un elenco numeroso es algo cada vez menos frecuente. De hecho, hace varios años y como consecuencia de la crisis económica, el teatro de Buenos Aires ha marcado una tendencia al monólogo y al unipersonal. La vuelta de un elenco numeroso y de una historia coral en tiempos en los que parece que los personajes solo se hablan a sí mismos es un cambio de corriente notable.
Pero ese volantazo a la norma le ha dado sus frutos a este director, ya que la obra fue, desde su estreno, un éxito de público y a partir de enero de este año, se presenta en una sala comercial, el Teatro Astros, con una mayor capacidad de butacas. Con 25 años de trayectoria como actor, director y dramaturgo y con piezas destacadas como La verdad efímera y Pobre Daniel, el teatro de Gobernori se caracteriza por la acumulación de situaciones insólitas y cierta tendencia a la condensación y a la velocidad, que generan un efecto corrosivo, con muchísimo humor y una aceleración en la atención del espectador. Si en su último espectáculo, Conurbano cotidiano, partía del vínculo de tres amigos de treinta que vivían en Luján y pasaban sus días al frente de una radio vecinal, mientras padecían la falta de dinero, las frustraciones amorosas y el vacío existencial, con el sueño de tener un monoambiente en Capital Federal que les cambie la vida; ahora este director se mete de lleno en el corazón de unos cuarentones de clase alta y su modo de concebir la vida.
Todos los relatos de este grupo de amigos, con historias paralelas que comienzan a entrecruzarse, secretos que se revelan, represiones, envidias y descontrol, están totalmente atravesados por el humor. Los personajes parecen unos adolescentes tardíos que quieren drogarse hasta perder la conciencia y manejan cierta soberbia en sus opiniones sobre política, historia y teorías con un conocimiento dudoso, generan una visión ridícula y descarnada al mismo tiempo. ¿Dónde están sus sentimientos? Gobernori propone el humor para cuestionar comportamientos que aparecen con más frecuencia en una sociedad que es cada vez más literal.
Imagen velada genera, además, un diálogo directo con el cine de Luis Buñuel, sobre todo en películas como El ángel exterminador (1962) y El discreto encanto de la burguesía (1972). Estos amigos se juntan a comer y hacen un alarde obsesivo del asado, de las bebidas y todo lo que tienen a su disposición, mientras se preguntan si Sarmiento estuvo bien en querer combatir todo lo que él identificaba como barbarie: lo rural, el atraso, el indio y el gaucho.
Elenco
Victoria Baldomir, Julián Cabrera, Paloma Contreras, Marcos Ferrante, Guido Losantos, Tincho Lups, Bárbara Massó, Facundo Livio Mejías, Paula Pichersky, William Prociuk y Sabrina Zelaschi son el elenco de actores que trabajan con la sincronía de lo colectivo desde el comienzo. Esto puede ser: moverse en grupo, alternar conversaciones con muchísima velocidad y cierto gestus social, a lo Brecht, que sostienen durante la obra: están siempre enojados, se tratan mal, se quejan, nunca están satisfechos. Mientras que el indio, tal vez el más calmado, el que no grita, el que habla despacio y escucha, es el observador y analista de las situaciones que se suceden.
Lo que está detrás de esta reunión de amigos es la impunidad con la que se cruzan límites sin que haya consecuencias, cierto espíritu impermeable a cualquier posibilidad de empatía o sensibilidad. El fantasma del indio obligado a mirar por la eternidad y estos personajes a reciclarse, en una comunidad selecta, que mira de frente al público. Gobernori suele insistir, cuando reflexiona sobre su teatro, que lo que él hace no es ninguna parodia: la Argentina vive en un loop crónico desde hace más de 200 años, y este artista lo documenta desde la ficción.