Hito histórico en el océano: filman por primera vez vivo al mayor invertebrado de la Tierra y los científicos no dan crédito
En el espacio hay planetas, estrellas y galaxias enteras que ni imaginamos. En el fondo del océano, pasa algo parecido: un territorio salvaje, oscuro, que el ser humano aún no termina de conocer. Ahí abajo, en las zonas más profundas, se esconden criaturas que desafían todo lo que creemos saber sobre la vida en la … Continuar leyendo "Hito histórico en el océano: filman por primera vez vivo al mayor invertebrado de la Tierra y los científicos no dan crédito"

En el espacio hay planetas, estrellas y galaxias enteras que ni imaginamos. En el fondo del océano, pasa algo parecido: un territorio salvaje, oscuro, que el ser humano aún no termina de conocer. Ahí abajo, en las zonas más profundas, se esconden criaturas que desafían todo lo que creemos saber sobre la vida en la Tierra.
Entre esos habitantes invisibles están los invertebrados, animales que viven sin columna vertebral. Dentro de ese grupo, un calamar colosal acaba de hacer historia, pues fue grabado vivo, en su propio hábitat, por primera vez.
El calamar colosal grabado por primera vez en su hábitat
Este descubrimiento ocurrió a casi 600 metros de profundidad, cerca de las islas Sandwich del Sur. Allí, en un rincón olvidado del Atlántico, un equipo del Instituto Oceánico Schmidt, a bordo del barco Falkor, consiguió algo que parecía casi imposible: filmar a un ejemplar joven de Mesonychoteuthis hamiltoni nadando libre en su entorno.
Pero no se trataba de uno de esos gigantes de siete metros que salen en las leyendas marinas, sino que el protagonista de esta historia era apenas un calamar bebé de 30 centímetros. Aun así, su cuerpo translúcido y sus movimientos entre la nieve marina regalaron una imagen que parecía salida de un sueño.
Lo que más sorprende de este hallazgo no es sólo la rareza del animal, sino que jamás se había conseguido grabarlo vivo. Hasta ahora, su existencia se conocía por restos encontrados en ballenas o por ejemplares moribundos rescatados por pescadores. Verlo en su ambiente natural, moviéndose a su ritmo, era algo que ningún científico había podido lograr.
Fue gracias a SuBastian, un robot submarino manejado a distancia, que pudieron captar al joven calamar sin alterarlo.
Un calamar que había permanecido en las profundidades del océano
El calamar gigante fue identificado en 1925 cuando un biólogo halló dos enormes tentáculos en el estómago de un cachalote. Desde entonces, su figura fue creciendo en el imaginario popular como la de un monstruo de las profundidades. Sin embargo, la realidad es que se sabe muy poco sobre él.
Se sabe que los adultos pueden llegar a medir siete metros y pesar hasta 500 kilos. También que tienen los ojos más grandes de todo el reino animal, diseñados para detectar cualquier movimiento en la oscuridad más absoluta. Y sus tentáculos, armados con ganchos, son como las armas naturales de otros depredadores.
Ver a un ejemplar tan joven, con su cuerpo aún transparente y su andar tranquilo, ofrece pistas valiosas sobre cómo se desarrollan estos gigantes del abismo. Por otro lado, revela lo poco que hemos explorado realmente el fondo marino, ese mundo que sigue resistiéndose a nuestras cámaras y redes.
Este descubrimiento no sólo es crucial para los investigadores, sino que también plantea nuevas preguntas: ¿cuántos secretos más guarda el océano? ¿Cuántas criaturas siguen esquivando los radares mientras pensamos que ya lo hemos visto todo?
Por ahora, el calamar colosal ya no es sólo un mito de manuales de biología, sino que es una criatura viva, real, que nos recuerda cuánto nos falta todavía por entender lo que ocurre bajo las olas.