Exigen que Pelayo Díaz sea expulsado fulminantemente de ‘Supervivientes’: su «vergonzoso» gesto no ha pasado desapercibido

Cuando la convivencia se convierte en estrategia.

En los realities extremos como Supervivientes, hay una fase del concurso en la que la tensión se palpa en el ambiente. No es solo el hambre o el cansancio acumulado, sino la percepción cada vez más nítida de cómo se mueven los apoyos del público. Las alianzas se tambalean, los conflictos afloran y las decisiones individuales empiezan a tener un eco colectivo mucho más profundo.

A estas alturas, los concursantes no solo se conocen mejor entre ellos, sino que también han aprendido a identificar quiénes tienen posibilidades reales de llegar lejos. Y eso convierte cada gesto, cada palabra y cada premio en un campo de batalla emocional. Es justo lo que ha pasado durante la última entrega de Conexión Honduras, con una dinámica que ha hecho saltar las chispas.

El premio que encendió la mecha.

Durante la gala se celebró una de esas pruebas que marcan un antes y un después: La liga de los Dioses. En juego, no solo una recompensa suculenta, sino también una decisión que podía cambiar el equilibrio del grupo. La prueba fue durísima, pero finalmente el vencedor fue el karateca Damián, que se impuso a Borja y Pelayo.

La recompensa, una pizza gigante, venía con una propuesta aún más jugosa por parte de Laura Madrueño: «Puedes elegir si te comes la pizza entera y sin límite de tiempo o te doy la opción de elegir un trozo y qué compañero sigue comiendo y así sucesivamente». La mecánica era tan sencilla como peligrosa: lo que se hiciera con esa pizza sería analizado con lupa.

Una decisión con consecuencias.

Damián, en un gesto que parecía buscar cierto equilibrio, propuso dividir la pizza entre los tres finalistas del juego: Pelayo, Borja y él mismo. «Tú puedes decidir partir tu trozo, decidir quién es el siguiente y ellos digan si se lo comen entre los dos o partir en trocitos para que coman el resto», matizaba Madrueño. Pero Damián lo tenía claro: «Lo siento, pero voy a dividirlo entre tres».

A partir de ahí, la escena fue reveladora. Damián eligió el trozo más grande, pasó el cuchillo a Pelayo, quien cogió también una porción generosa, y Borja se quedó con el pedazo más pequeño. Nadie más del grupo tuvo acceso a un solo bocado de pizza, algo que no tardó en desatar una tormenta de reproches y desencuentros.

Explosión en el Oráculo.

La tensión alcanzó su clímax cuando todos se reencontraron en el Oráculo de Poseidón. Montoya, visiblemente enfadado, cargó directamente contra Damián: «Ha quedado retratado, las cosas claras, no vengamos con la careta de los valores. Has tenido compañeros que te han ayudado y no les has dado ni un trocito». La frase dejó helado al grupo.

Carmen Alcayde no se quedó atrás: «Para mí, ha sido vergonzoso, un egoísmo tan bestia…». Sin embargo, Gala sorprendía al romper una lanza a favor de los comensales: «Os lo habéis merecido». Lejos de calmar los ánimos, esa defensa reavivó las brasas del conflicto, dejando claro que el gesto no pasaría desapercibido.

Una herida abierta en el grupo.

Ante las críticas, Damián, Borja y Pelayo intentaron explicar sus razones. Aseguraron haber entendido perfectamente que podían elegir compartir… o no. Sin embargo, la mayoría del grupo interpretó la decisión como un claro desprecio, especialmente cuando la comida escasea y cada gesto cuenta.

El karateka quiso defender su posición argumentando que «es alérgico al marisco» y que en su playa nadie le ha ofrecido comida, salvo Gala y Pelayo. «Yo tampoco lo he pedido, me da pena por no darle a Gala, pero los demás…», decía. Pero Montoya no quiso escuchar excusas: para él, lo peor no es el hambre, sino la falta de empatía.

Aquí doy toda la razón a Montoya y Carmen…

Me ha dado vergüenza ajena el egoísmo y ansía de los 3 machirulos…#ConexiónHonduras4 pic.twitter.com/uP07g0cgrC

— PedriN Leer Más