Europa, esa quimera

Puede que la clasificación dispare la ilusión o quizás más bien la ingenuidad. El Mallorca no tiene estructura de club, ejecutivos ni tampoco plantilla para tamañas utopías tal cual se demostró sobre el césped de Mestalla donde la necesidad, la soga al cuello, del anfitrión se impuso a los puntos, en términos boxísticos, a un … Continuar leyendo "Europa, esa quimera"

Mar 31, 2025 - 22:05
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Europa, esa quimera

Puede que la clasificación dispare la ilusión o quizás más bien la ingenuidad. El Mallorca no tiene estructura de club, ejecutivos ni tampoco plantilla para tamañas utopías tal cual se demostró sobre el césped de Mestalla donde la necesidad, la soga al cuello, del anfitrión se impuso a los puntos, en términos boxísticos, a un Mallorca cuya evidente falta de calidad no avala la confianza que debería otorgarle su posición.

Resulta evidente que las reivindicaciones de Abdón corren parejas a la sobrevaloración de las cualidades de Asano, que cabeceó fuera solo ante el portero, la imprecisión de Maffeo, las limitaciones de Lato, las galopadas, a veces hacia ninguna parte, de Samu, la solitaria pelea de Dani Rodríguez, la insulsez de Antonio Sánchez o la bisoñez de David López y Marc Doménech. Cabe reconocer el fútbol que desprenden los cerebros de Morlanes y Sergi Darder capaces de sostener el quebradizo esqueleto del conjunto, lo que lograron durante la primera mitad aun sin una sola aproximación al arco enemigo, a diferencia de remate de Javi Guerra al poste y un cabezazo de Sadiq detenido por Greif sobre la misma línea en felina intervención.

Es cierto que el Valencia no fue mejor que el Mallorca lo cual, lejos de servir de consuelo, empeora la calificación final. La mayor posesión visitante, lenta e inservible antes del descanso y precipitada y sin sentido con el marcador ya adverso, no iba a ninguna parte porque, una vez conquistadas las tres cuartas partes del terreno, nadie era capaz de crear o inventar espacios para sacar partido de ese dominio ficticio e inocente. Véase que el único balón intencionado sobre la meta de Mamardashvili lo lanzó Sergi Darder en una espectacular volea un minuto después del intermedio y tres antes de encajar el tanto de la derrota.

Sin desborde, con escasa imaginación, algún despiste defensivo, por pocos que sean, ni remata, ni más velocidad que las carreras del japonés en busca de grietas de difícil localización, pensar en Europa no pasa de ser un sueño imposible porque la pregunta que debemos hacernos es si el octavo o noveno puesto que ostenta los de Arrasate, se corresponde con el juego que desarrollan. Hallen la respuesta en su propio interior.