Estos son los negocios que florecen bajo las ruinas de la guerra en Ucrania
Infraestructura, energía, tecnología... son solo algunos de los sectores en los que las empresas trabajarán con contratos multimillonarios en la reconstrucción del país más devastado del continente desde la Segunda Guerra Mundial

Mientras el plan de paz de Estados Unidos para Ucrania no avanza y Trump choca con Putin, hay otra carrera en marcha en Ucrania que apenas empieza a tomar velocidad. Una carrera sin tanques, pero con contratos multimillonarios. Una carrera que podría reconfigurar el tablero económico europeo. Se trata de la reconstrucción del país más devastado del continente desde la Segunda Guerra Mundial.
Las negociaciones de paz están en punto muerto. El Kremlin ha calificado las propuestas de Estados Unidos como inaceptables. Trump, visiblemente frustrado, ha llegado a amenazar con nuevos aranceles al petróleo ruso. Mientras tanto, Ucrania sigue en ruinas. Pero no todo es destrucción. En paralelo, se está gestando algo distinto. Un esfuerzo colosal de reconstrucción que podría movilizar más de 500.000 millones de dólares en la próxima década. ¿Quién se llevará el contrato del siglo?
Desde cemento, hasta drones y minerales
Solo en viviendas, más de 1,4 millones de hogares han sido destruidos. El Banco Mundial estima que cerca del 40% del coste total se destinará exclusivamente a infraestructura. Y claro, los grandes nombres no quieren quedarse fuera. Bechtel, Vinci, ACS, Strabag o Skanska ya han empezado a mover ficha.
¿Y la energía? No hay luz sin red eléctrica. Con daños que superan los 12.000 millones de dólares, compañías como DTEK, Enel Green Power, Siemens y ABB están tanteando proyectos de reconstrucción y transición verde. Ucrania quiere que el 50 por ciento de su nueva generación energética sea renovable. Paneles solares en hospitales, microredes en zonas rurales, baterías y eficiencia energética. Parece el futuro, pero es el presente urgente de un país en ruinas.
En el campo, Ucrania busca recuperar su lugar como granero de Europa. Antes de la guerra, era responsable del 10 por ciento de las exportaciones agrícolas globales. Ahora necesita modernizar la maquinaria, limpiar las minas, reactivar las tierras contaminadas y crear un ecosistema sostenible. John Deere, CNH Industrial y Trimble ya tienen la vista puesta en este segmento, al igual que startups agrotech y fondos especializados.
La logística también necesita resucitar. Con más de 25.000 kilómetros de rutas afectadas y unos 300 puentes por reconstruir, Ucrania debe reconectarse con Europa. Empresas como Alstom, Hitachi Rail, CAF y Siemens Mobility buscan su oportunidad. Lo mismo ocurre con gigantes logísticos como DHL y Maersk. No se trata solo de transporte, sino de reactivar el comercio, la ayuda humanitaria y la movilidad de millones de personas.
Quien piense que Ucrania solo es un campo de batalla, desconoce su ecosistema tecnológico. A pesar del conflicto, ha mantenido viva una comunidad vibrante de programadores, startups y empresas innovadoras. El objetivo es reconstruir las redes, reforzar la ciberseguridad, digitalizar la administración y atraer inversión. Ericsson, Starlink, Nokia, Cloudflare y Check Point ya están en la lista de potenciales beneficiarios.
Pero la verdadera riqueza está bajo tierra. Ucrania tiene más de 20.000 depósitos minerales, en su mayoría sin explotar. Se estima que su valor supera los 26 billones de dólares. Entre estos recursos están las tierras raras, el litio, el grafito y el titanio. Materiales críticos para todo, desde móviles hasta aviones de combate. La Unión Europea ha identificado 22 de esos minerales como esenciales. Y Ucrania tiene las mayores reservas del continente. Lockheed Martin, General Electric, Rio Tinto y otros gigantes ya han mostrado interés. ¿El objetivo? Asegurar el suministro en plena guerra geopolítica contra China.
Y mientras el mundo debate sanciones, Ucrania fabrica drones. Más de 500 empresas del sector militar han surgido en tres años. El país ya puede producir más de 3 millones de drones al año. Un clúster con estándares OTAN, incentivos fiscales y libertad regulatoria. Algunos analistas ya ven a Ucrania como el nuevo exportador militar low-cost de Europa. En palabras del propio Zelenski “la guerra ha sido la chispa que ha reactivado su industria”.
Se exploran también usos estratégicos para infraestructuras existentes. Ucrania propone convertirse en el almacén de gas natural licuado de Europa. Sus depósitos subterráneos podrían servir de reserva energética para países como Alemania o Polonia. La propuesta está sobre la mesa, y podría reconfigurar la seguridad energética del continente.
¿Y todo esto cuándo? La paz no tiene fecha. Las condiciones de Putin son inasumibles: renunciar a territorios, abandonar la idea de entrar en la OTAN, aceptar un gobierno tutelado desde Moscú. Pero mientras los diplomáticos se estancan, los ingenieros, las empresas, los inversores y los estrategas ya están haciendo planes.