Este fue el inicio del imparable ascenso de Hitler: de la rabia por la derrota en la Gran Guerra (y el Tratado de Versalles) a la fundación del Partido Nazi
Los vieneses que lo vieron entrar en los comedores de beneficencia nunca pudieron imaginar que aquel joven austríaco llegaría a mandar en la poderosa Alemania, y que llevaría a ese país y a medio mundo a la locura destructiva más devastadora
