El postre gallego que sirve como desayuno y nada tienen que envidiar a crepes ni tortitas: perfecto también para merendar

Leche, huevos, harina, azúcar y una punta de sal es casi todo lo que se necesita para hacer crepes, quizá una de las recetas francesas más extrapoladas por todo el mundo. También son, en esencia, los mismos ingredientes que se necesitan para las tortitas americanas. Sin embargo, yo prefiero hacer filloas gallegas, que son mucho más ligeras, más rápidas y, también, más nuestras, aunque en esta ocasión el patriotismo por este clásico de la cocina española no es simple una mera cuestión de chovinismo foodie, sino una realidad culinaria: están buenísimas. Aunque las filloas son un clásico del Carnaval (Entroido), lo cierto es que no hay nada que nos impida hacerlas en cualquier momento del año. Además, las podéis hacer en familia y tienen una ventaja respecto a sus primas francesas o estadounidenses: no hay por qué consumirlas calientes. Si las comes templadas o calentitas, bien, pero las filloas no están pensadas para comerse calientes, por lo que podemos no sufrir tanto y, sobre todo, las considero mucho más ligeras que sus homólogas internacionales. Además, tienen la ventaja de que puedes preparar la masa –que recibe el nombre de amoado– con antelación. Bate allí huevos, leche, agua, sal y una cucharada de azúcar, mezclando con varillas hasta que estén bien integrados. Después, incorpora la harina y bate hasta que no haya grumos y tengamos una masa relativamente líquida. Una vez lista, dejamos reposar en la nevera al menos una hora. Este paso no es baladí: hace falta para que luego la textura de las filloas sea jugosa. Tras sacarlas de la nevera, rematamos la jugada. Solo hay que calentar una sartén, engrasarla con tocino fresco –o aceite neutro, en su defecto– y ponemos una cucharada de la masa en ella, cubriendo el fondo de la sartén y haciendo que quede bien fina. Cuando esté lista por un lado, cuestión de unos pocos segundos, damos la vuelta, cocinamos por el otro lado y retiramos. Las filloas no se tienen que comer ni muy hechas ni crujientes. La gracia es que sean tiernas y jugosas, a las que luego puedes poner miel, queso, yogur, chocolate, crema pastelera o simplemente enrollarlas y comértelas. Imágenes | DAP En DAP | Recetas de postres En DAP | Postres de Carnaval - La noticia El postre gallego que sirve como desayuno y nada tienen que envidiar a crepes ni tortitas: perfecto también para merendar fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Jaime de las Heras .

May 16, 2025 - 15:00
 0
El postre gallego que sirve como desayuno y nada tienen que envidiar a crepes ni tortitas: perfecto también para merendar

El postre gallego que sirve como desayuno y nada tienen que envidiar a crepes ni tortitas: perfecto también para merendar

Leche, huevos, harina, azúcar y una punta de sal es casi todo lo que se necesita para hacer crepes, quizá una de las recetas francesas más extrapoladas por todo el mundo. También son, en esencia, los mismos ingredientes que se necesitan para las tortitas americanas.

Sin embargo, yo prefiero hacer filloas gallegas, que son mucho más ligeras, más rápidas y, también, más nuestras, aunque en esta ocasión el patriotismo por este clásico de la cocina española no es simple una mera cuestión de chovinismo foodie, sino una realidad culinaria: están buenísimas.

Aunque las filloas son un clásico del Carnaval (Entroido), lo cierto es que no hay nada que nos impida hacerlas en cualquier momento del año. Además, las podéis hacer en familia y tienen una ventaja respecto a sus primas francesas o estadounidenses: no hay por qué consumirlas calientes.

Si las comes templadas o calentitas, bien, pero las filloas no están pensadas para comerse calientes, por lo que podemos no sufrir tanto y, sobre todo, las considero mucho más ligeras que sus homólogas internacionales. Además, tienen la ventaja de que puedes preparar la masa –que recibe el nombre de amoado– con antelación.

Bate allí huevos, leche, agua, sal y una cucharada de azúcar, mezclando con varillas hasta que estén bien integrados. Después, incorpora la harina y bate hasta que no haya grumos y tengamos una masa relativamente líquida. Una vez lista, dejamos reposar en la nevera al menos una hora.

Este paso no es baladí: hace falta para que luego la textura de las filloas sea jugosa. Tras sacarlas de la nevera, rematamos la jugada. Solo hay que calentar una sartén, engrasarla con tocino fresco –o aceite neutro, en su defecto– y ponemos una cucharada de la masa en ella, cubriendo el fondo de la sartén y haciendo que quede bien fina. Cuando esté lista por un lado, cuestión de unos pocos segundos, damos la vuelta, cocinamos por el otro lado y retiramos.

Las filloas no se tienen que comer ni muy hechas ni crujientes. La gracia es que sean tiernas y jugosas, a las que luego puedes poner miel, queso, yogur, chocolate, crema pastelera o simplemente enrollarlas y comértelas.

Imágenes | DAP

En DAP | Recetas de postres

En DAP | Postres de Carnaval



-
La noticia El postre gallego que sirve como desayuno y nada tienen que envidiar a crepes ni tortitas: perfecto también para merendar fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Jaime de las Heras .