Desde la retaguardia, en los hogares asediados, en los cuerpos violados… el impacto de las guerras en las mujeres es múltiple y doloroso. Pero también está el impacto que ellas generan y que todavía no se visibiliza o al que no se le da el espacio que merecería: en los procesos de negociación, en las conversaciones de paz, por ejemplo. Las mujeres también tienen algo que decir y que aportar sobre un conflicto que igualmente les está afectando a ellas, que representan, además, al 50% de la población. Sobre este asunto se debatió esta semana en el Parlamento Europeo, en el seno de la jornada 'La mujer en Defensa, Seguridad y Paz', en la que participaron distintas personalidades que aportaron su visión desde el ámbito político, militar, de derechos humanos y urgieron a abordar los problemas internacionales desde una perspectiva de género.

El evento, organizado este miércoles y jueves con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora este 8 de marzo, fue inaugurado por la presidenta de la Comisión de Derechos de las Mujeres e Igualdad de Género (FEMM) de la Eurocámara, Lina Gálvez, quien subrayó que, aunque en la Unión Europea (UE) hay unos diez millones más de mujeres que de hombres, ellas todavía son residuales en muchas esferas de toma de decisiones. También en la ONU o en la OTAN, o incluso en los ejércitos, todavía "dominados por hombres" y con "jerarquías muy masculinizadas".

"Esa es la realidad que tenemos que combatir", defendió Gálvez. La socialista instó a mirar este problema desde cuatro puntos principales. El primero, según señaló, es que, como muchas otras cosas, "los conflictos tienen impactos diferentes en hombres y en mujeres". Las mujeres son utilizadas muchas veces como arma de guerra mediante violaciones o incluso embarazos forzosos "para que ese castigo dure para siempre", algo que, según denunció, está pasando en Ucrania desde que empezó la invasión rusa. "Las mujeres tendrían que tener derecho al aborto después de estos crímenes", defendió la eurodiputada, quien lamentó que la interrupción voluntaria del embarazo sea algo que se siga cuestionando en algunos países europeos.

El segundo punto clave en este asunto, para Lina Gálvez es la propia participación que hacen las mujeres en las guerras que, según aseveró, ellas "aguantan" cada día desde la retaguardia. "Hay que mirar por las necesidades de los soldados, pero también por la de las personas que están cuidando de la supervivencia de los ciudadanos que siguen ahí", reivindicó. También las prioridades políticas afectan distinto a mujeres y hombres, a juicio de la eurodiputada, que igualmente señaló la urgencia de cambiar las narrativas en torno a los conflictos. "No son las mejores para la igualdad de género", subrayó, antes de señalar que los relatos sobre las guerras suelen limitarse a la inseguridad y a cómo los "hombres fuertes", "masculinos", aparecen en ellos como garantes de seguridad.

"Es lo inteligente y lo más efectivo"

Desde Ucrania, Mariia Ionova aseguró que los modelos y los estereotipos de género en torno a las guerras han cambiado considerablemente en los últimos años, y especialmente desde el inicio de la guerra en su país. Según apuntó la diputada ucraniana, ya hay más de 5.000 mujeres en primera línea del frente, y ya no solo en puestos administrativos, algo que, según recordó, habría sido algo impensable hace apenas una década, cuando esa labor estaba prohibida para ellas. Aunque luego está la otra cara de la moneda: la de las que se quedan en sus hogares y acaban siendo víctimas de múltiples violencias, sobre todo sexuales. "Nunca olvidaremos los crímenes de guerra que sucedieron en lugares como Bucha", denunció Ionova quien aseveró que la edad de las víctimas de estas violaciones iba de los cinco a los 88 años de edad.

Oana Lungescu, con una amplia trayectoria en la OTAN, recalcó los avances logrados a la hora de garantizar la participación de las mujeres en decisiones cruciales y estrategias mundiales, aunque instó a seguir avanzando hasta que sea algo completamente equitativo. "No solo es lo que está bien, sino que es lo más inteligente y lo más efectivo. Porque tenemos el talento, la experiencia y las competencias", aseveró Lungescu, quien también señaló que la OTAN ha destinado más de siete millones de euros para el equipamiento militar de las mujeres, hasta ahora muy poco adaptado a sus necesidades.

"Cuando tienes a una mujer en la mesa, la paz será más duradera"

Además, añadió, "las mujeres son parte de la defensa, pero también de la paz". En ese sentido, Lungescu aseguró que la involucración de las mujeres en las negociaciones incrementa las posibilidades de que se logre la paz en un 35%. "Cuando tienes a una mujer en la mesa, la paz será más duradera", sentenció, antes de concluir instando a seguir apoyando a Ucrania pero sin comprometer la relación de la UE con Estados Unidos: "Nos guste o no, nuestros aliados tienen mucha fuerza, y sin poder se es blando, y eso es una invitación a la agresión", aseguró.

En representación de Oriente Medio habló Yael Admi, cofundadora de 'Mujeres Trabajan por la Paz', una organización que promueve la resolución pacífica del conflicto israelí-palestino. Admi reivindicó el fin de una guerra "innecesaria y evitable" desde su papel como madre y el de otras muchas, israelíes y palestinas, que piensan lo mismo. "En las guerras no hay vencedores, solo víctimas de esta sangría sin fin", sostuvo. También intervino Reem Al Hajajra, directora de 'Women of the Sun', otra organización pacifista de mujeres palestinas. Al Hajajra aseguró que, pese al alto el fuego, la situación en su región se ha agravado y los desplazamientos de personas siguen produciéndose todos los días.

Voz y voto en los puestos determinantes

La tercera parte de la jornada se centró en el papel de las mujeres en los procesos de paz y, en ese sentido, Petras Austrevicius, miembro de la Subcomisión de Seguridad y Defensa del Parlamento Europeo (SEDE), reivindicó la urgencia de "luchar por una participación de las mujeres en la reconstrucción de la paz y de la reconciliación", vistas las "pruebas científicas" que apuntan a un mayor éxito cuando ellas están involucradas en esos procesos. "A pesar de las pruebas, la participación de las mujeres sigue siendo muy baja en los procesos formales de paz. En 2022, solo eran el 16% de las negociadoras en procesos de paz activos dirigidos o codirigidos por Naciones Unidas", señaló.

También en esa línea, Jonna Naumanen, asesora principal sobre igualdad de género y mujeres, paz y seguridad del Servicio Europeo de Acción Exterior (EEAS), denunció que a día de hoy todavía las mujeres no ocupen puestos de poder. "Si vemos las instituciones judiciales más altas del mundo, solo seis mujeres han sido juezas en la Corte Penal Internacional. En 2024 solo 27 Estados tenían una presidenta. Y en la Asamblea General de la ONU solo un 6% eran mujeres", aseveró, antes de exigir que se hable de las mujeres "también como las actoras", para "no repetir los estereotipos de que las mujeres son siempre y solamente víctimas".

Concluyó el seminario la periodista Natalia Sancha, experta en Oriente Medio y autora del libro Balas para todas. Sancha, que tiene una dilatada experiencia en cubrir conflictos en el mundo árabe, pidió no caer en el estigma de la mujer víctima, "llorando al lado de una tienda", en medio de una guerra, sino desde una narrativa más inclusiva que tenga en cuenta otras particularidades, como el hecho de que muchas acaban adoptando el rol económico de sus hogares y, por tanto, alargando su independencia; o incluso abandonando el barrio de toda la vida para buscar una vida mejor en otro país a miles de kilómetros de distancia. "Las mujeres, las hijas y las hermanas son las que tenían más éxito en las negociaciones de rehenes, porque los hombres nunca volvían, ya que acababan en prisión", explicó.