El Papa Francisco, tras visitar a niños con cáncer: «Estas son las cosas que no entiendo de Dios»
Quienes conocieron personalmente al Papa Francisco suelen coincidir en señalar que entre sus rasgos más característicos se encontraban el buen humor, la humildad y la alegría. En ello también posa su mirada Alicia Barrios, quien fuera amiga del Sumo Pontífice durante varias décadas y con quien compartió inolvidables momentos, tanto en su Buenos Aires natal como en Roma. Apenas conocida la partida de su fiel compañero , la periodista argentina le dedicó unas emotivas palabras, de las que se ha hecho eco la prensa del país del tango. Allí relata algunas anécdotas y momentos juntos y, además, desvela un costado menos conocido y mucho más cotidiano de Jorge Mario Bergoglio . «Nosotros, hace 28 años que juntos somos nosotros», comienza el sentido texto publicado este martes por Alicia Barrios . Y continúa: «Nuestras carcajadas, el sentido del humor, dieron la vuelta al mundo». La periodista, quien fue corresponsal en el Vaticano, coloca al buen carácter como un hilo conductor que guio su amistad a través del tiempo. Y de la distancia. «Nos reímos en Buenos Aires, en Roma, en los destinos de los vuelos papales. Siempre sin pudor. Nadie pudo esconder jamás su risa», asegura, a la vez que detalla: «Una de mis misiones a su lado era contarle todo con lujo de detalles desde que nos conocimos, rezar, divertirnos y compartir los secretos». En el mismo texto define su vínculo con Francisco en términos de «familia». «Fuimos una familia completa uno para el otro», dice en un escrito de su autoría publicado en el medio argentino ' Crónica '. Con respecto a sus sensaciones cuando se enteró de la partida de su amigo, el lunes pasado, Barrios aclara: «No se murió mi amigo, se fue un padre, un hermano, a veces, un hijo. Desde el día que lo conocí, me dio vuelta la vida». Más adelante en el texto, la periodista se refiere a la empatía de Francisco por aquellos desafortunados. Y las enseñanzas que le dejó: «Caminando a su lado descubrí un mundo diferente: el de las periferias. La pobreza, las cárceles, los centros de salud mental, los hospitales». Una de las anécdotas que destaca Barrios se refiere a una visita de ambos al hospital de niños. «Pasamos juntos 14 Nochebuenas, otras tantas Semanas Santas. Un día en el lavatorio de pies del hospital de niños, que en brazos de sus madres lo miraban con curiosidad, estábamos apenados. Era muy triste ver esas criaturas desahuciadas por la leucemia. Salimos, caminando, detrás de él, a mí se me caían las lágrimas solas», cuenta y, a continuación, recuerda las palabras de Francisco: «Estas son las cosas que no entiendo de Dios». Hacia el final de su texto, la periodista que supo ser muy amiga del fallecido Papa relata, casi haciendo un paralelo con las últimas horas del Sumo Pontífice, cómo fue aquella mañana del lunes que quedará grabada en su corazón para siempre. «A la madrugada me desperté muy descompuesta, así que seguí hasta la mañana. Fue a la misma hora que él se estaba muriendo», lamenta. Luego, recuerda las últimas palabras de su amigo: «Supe que este tiempo iba a llegar. El sábado me alcanzó a decir 'No te olvides de mí'. Tengo tallados en mi corazón todos los abrazos. Mis manos se entibian de todas las veces que las entrelazábamos juntas. En los oídos suenan sus palabras. Vive en mí. Me preparó para este momento. Él fue un gran maestro. 'Alicia, la vida son encuentros y despedidas para volvernos a encontrar'«.
Quienes conocieron personalmente al Papa Francisco suelen coincidir en señalar que entre sus rasgos más característicos se encontraban el buen humor, la humildad y la alegría. En ello también posa su mirada Alicia Barrios, quien fuera amiga del Sumo Pontífice durante varias décadas y con quien compartió inolvidables momentos, tanto en su Buenos Aires natal como en Roma. Apenas conocida la partida de su fiel compañero , la periodista argentina le dedicó unas emotivas palabras, de las que se ha hecho eco la prensa del país del tango. Allí relata algunas anécdotas y momentos juntos y, además, desvela un costado menos conocido y mucho más cotidiano de Jorge Mario Bergoglio . «Nosotros, hace 28 años que juntos somos nosotros», comienza el sentido texto publicado este martes por Alicia Barrios . Y continúa: «Nuestras carcajadas, el sentido del humor, dieron la vuelta al mundo». La periodista, quien fue corresponsal en el Vaticano, coloca al buen carácter como un hilo conductor que guio su amistad a través del tiempo. Y de la distancia. «Nos reímos en Buenos Aires, en Roma, en los destinos de los vuelos papales. Siempre sin pudor. Nadie pudo esconder jamás su risa», asegura, a la vez que detalla: «Una de mis misiones a su lado era contarle todo con lujo de detalles desde que nos conocimos, rezar, divertirnos y compartir los secretos». En el mismo texto define su vínculo con Francisco en términos de «familia». «Fuimos una familia completa uno para el otro», dice en un escrito de su autoría publicado en el medio argentino ' Crónica '. Con respecto a sus sensaciones cuando se enteró de la partida de su amigo, el lunes pasado, Barrios aclara: «No se murió mi amigo, se fue un padre, un hermano, a veces, un hijo. Desde el día que lo conocí, me dio vuelta la vida». Más adelante en el texto, la periodista se refiere a la empatía de Francisco por aquellos desafortunados. Y las enseñanzas que le dejó: «Caminando a su lado descubrí un mundo diferente: el de las periferias. La pobreza, las cárceles, los centros de salud mental, los hospitales». Una de las anécdotas que destaca Barrios se refiere a una visita de ambos al hospital de niños. «Pasamos juntos 14 Nochebuenas, otras tantas Semanas Santas. Un día en el lavatorio de pies del hospital de niños, que en brazos de sus madres lo miraban con curiosidad, estábamos apenados. Era muy triste ver esas criaturas desahuciadas por la leucemia. Salimos, caminando, detrás de él, a mí se me caían las lágrimas solas», cuenta y, a continuación, recuerda las palabras de Francisco: «Estas son las cosas que no entiendo de Dios». Hacia el final de su texto, la periodista que supo ser muy amiga del fallecido Papa relata, casi haciendo un paralelo con las últimas horas del Sumo Pontífice, cómo fue aquella mañana del lunes que quedará grabada en su corazón para siempre. «A la madrugada me desperté muy descompuesta, así que seguí hasta la mañana. Fue a la misma hora que él se estaba muriendo», lamenta. Luego, recuerda las últimas palabras de su amigo: «Supe que este tiempo iba a llegar. El sábado me alcanzó a decir 'No te olvides de mí'. Tengo tallados en mi corazón todos los abrazos. Mis manos se entibian de todas las veces que las entrelazábamos juntas. En los oídos suenan sus palabras. Vive en mí. Me preparó para este momento. Él fue un gran maestro. 'Alicia, la vida son encuentros y despedidas para volvernos a encontrar'«.
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