"El mundo se parece cada vez más a la Argentina": el presagio de un gurú global de los negocios
Economista y profesor de la Universidad de Nueva York, Aswath Damodaran es uno de los analistas corporativos más destacados del mundo. Visitó la Argentina en plena crisis de mercados global y analizó cómo será el mundo que viene y las oportunidades que se le abren al país.

Aswath Damodaran, profesor de Finanzas Corporativas y Valoración en la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York (NYU), visitó Argentina invitado por la CFA Society Argentina (Sociedad de Analistas Financieros Certificados).
Llegó en un momento clave para el mundo entero, que sufre los estragos que ocasionaron los anuncios e Donald Trump sobre los nuevos aranceles, está en el inicio de una guerra comercial sin precedentes y, posiblemente, ante un nuevo orden global. El Cronista tuvo la oportunidad de dialogar con él sobre este momento único en la historia económica y financiera.
Para este referente en materia de gestión de riesgo y análisis financiero, la crisis actual se puede leer en dos planos, uno de corto plazo, que nos marca "una mayor probabilidad de recesión", pero otro de largo plazo, un sendero de "reversión de un impulso de cuatro décadas orientado hacia la globalización".
En este nuevo mundo que plantea, considera que la Argentina es "un país que está preparado para vivir en un plantea más volátil como el que viene". Señaló que "el mundo tiende a parecerse cada vez más a la Argentina" y considera que los países con mayor mercado interno son los que mejor se posicionarán en este nuevo orden, en el que empezará a haber nuevos bloques comerciales.
Por otro lado, Damodaran, conocido por su habilidad para simplificar conceptos complejos, analizó quiénes serán los perdedores y ganadores en el nuevo mundo que plantea Trump.
- ¿Cómo ve el impacto que del anuncio de Trump la semana pasada en los mercados?
- Hay dos niveles de reacción. Uno es a corto plazo. Los aranceles crean un lastre para el crecimiento económico, una mayor probabilidad de recesión, que es del 50% justo después del anuncio. Así que hay un menor crecimiento económico y conlleva un mayor riesgo. La incertidumbre afecta las ganancias, la prima de riesgo y presiona los precios de las acciones a la baja, un 8%, un 10% en el panorama general. Ese es un ajuste que se debe esperar cuando hay menores ganancias y mayor riesgo.
"Estamos entrando en un territorio desconocido donde abandonaremos los beneficios de la globalización y entramos a un mundo en el que no estamos seguros de cómo será".
Pero hay una señal a largo plazo de que podríamos estar viendo una reversión de un impulso de cuatro décadas en las que el mundo fue hacia la globalización. Menos barreras, más países uniéndose, ya sea en América Latina o la Unión Europea (UE) y diciendo que las fronteras no importan, que iban a ser una región. Creo que ese proceso comenzó a tener fricciones después de 2008 y, ahora empieza una nueva etapa, en parte, porque después de la crisis la gente perdió la confianza en las instituciones. Dijeron: "Miren, no confío en que una institución global dirija mi país".
-¿Estamos en una consolidación de ese proceso entonces?
-Creo que sí, que lo que estamos viendo es una extensión de ese proceso que arrancó en 2008. Se vio con el Brexit del Reino Unido, con la primera elección de Trump y, ahora, con la segunda. El presidente de EE.UU. parece haber leído una señal de que el mundo actual exige ser nacionalista. Si bien no veo que vayamos a volver a la economía preglobalizada, a la década de 1970, sí vamos a ver mucha más fricción en la economía global.
Para los consumidores, eso significará que pagarán precios más altos, habrá menos opciones, pero también lo que vean en su tienda vendrá de algún lugar a su alcance, claramente percibirán una reducción de algunos de los beneficios que recibían de la globalización, pero muchos también se sentían incómodos comprando productos que se fabricaban en Vietnam o en China. Se preguntaban: "¿Cómo es posible que algo que solía fabricarse a menos de 80 kilómetros de mí se termine produciendo tan lejos en el mundo?". Así que es esa incomodidad finalmente se ha traducido en una reacción política, que dio lugar a un cambio económica: los aranceles. Donald Trump anunció que los países que le vendan productos a EE.UU.
- Pero la globalización fue buena para muchas economías y sectores, ¿o no?
-Se dice que la globalización fue buena para algunos, pero dejó atrás a muchos otros. Creó ganadores en términos de países, como China, que fue el mayor beneficiario y pasó del 1,7% del PIB al 17%. El segundo gran ganador fueron los consumidores, porque consiguieron más por menos. Podían ir al supermercado y comprar cosas que no crecían en esa época del año en esa parte del mundo. Eran importadas.
También se beneficiaron las instituciones construidas en torno a la globalización, como la UE y los tipos de sistemas de orden internacional, y los expertos, que lograron proyección global. Podías ir a Davos, presentar sus ideas, todos los políticos estaban allí. Las grandes ciudades ganaron, como Nueva York, Londres y Tokio. Esas ciudades crecieron de la mano de los mercados, que terminaron gobernando la economía durante los últimos cuatro años. Pero, ahora, tienes a un político que dice: "No me importa lo que hagan los mercados".
- ¿Y quiénes fueron los perdedores?
-Entre los países, Japón, por ejemplo, que pasó del 17% del PIB al 4%. La UE pasó del 26% al 16%. Y Estados Unidos resistió. De hecho, fue un beneficiario de la globalización en el camino, pero por un período de tiempo. Ahora, el poder de China es como una amenaza para los EEUU. Los perdedores en este proceso resultaron ser los trabajadores manufactureros. En 1979 había 20 millones de puestos de trabajo en el sector en Estados Unidos. En 2024 fueron 13 millones. Han perdido un tercio de ellos.
Entonces, si caminas por las calles de Nueva York y hablas con la gente, la reacción es: "¿Por qué harías algo así? Ha sido muy bueno para nosotros". Hemos ganado mucho dinero en los mercados. Pero, si vas a Ohio, a una antigua ciudad industrial donde la gente perdió sus trabajos hace 30 años y no tienen grandes carteras de acciones, ahora están contraatacando diciendo: ¿Dónde están las ganancias que nos prometiste? Están alzando la voz pidiendo un cambio.
-Y, en este nuevo mundo, ¿quienes van a ser los ganadores y quiénes van a ser los perdedores?
-No estoy seguro de que los trabajadores de la industria manufacturera vayan a recuperar sus puestos de trabajo. Esa es su esperanza. Creo que algunos empleos volverán a los Estados Unidos, pero el mundo ha cambiado desde 1980. No se puede simplemente retroceder el reloj. Así que, estamos entrando en un territorio desconocido donde abandonaremos los beneficios de la globalización y entramos a un mundo en el que no estamos seguros de cómo será. Lo que existe es la perspectiva de que algo tiene que cambiar. Estamos intercambiando los beneficios conocidos de la globalización con los beneficios inciertos de revertirla y por eso los mercados están volátiles.
-¿Esto implica que tendremos que pasar por una nueva crisis antes de que este nuevo modelo tal vez? Muchos analistas hablan de una crisis de deuda en puerta.
-No necesariamente. Han habido personas en crisis durante décadas. Perdieron sus trabajos, sin ahorros. Estados Unidos, en su conjunto, ha tenido un muy buen período de 15 años. La economía, ha crecido con fuerza, la gente gasta más. El problema es que no fue parejo. Hay un gran segmento que ve que está peor que hace 20 años. Ve que la riqueza se está yendo a donde la globalización entrega, a las grandes empresas tecnológicas. Esto se repite en todo el mundo, pero, dado que el 34% de todo el consumo mundial ocurre en EE.UU., cualquier acción que tome Trump tiene un efecto dominó en todas partes.
Si la economía se desacelera lo suficiente, siempre tenemos una crisis de deuda, ¿verdad? Ni siquiera necesitas. La economía mundial entra en recesión y vamos a tener problemas de deudas. Depende de cuán profunda sea la recesión, si se trata de una recesión tradicional, saldremos adelante. Los bancos están mejor capitalizados ahora que en 2008. Y en algunas partes del mundo, son mucho más saludables que otras. Pero la economía nos pondrá a prueba.
-¿Qué pasará en América Latina y en Argentina, en particular, que tiene una política inversa a la de Estados Unidos hoy?
-Si Estados Unidos se resfría, América Latina se contagiará de neumonía. Es la naturaleza de la bestia. Es injusto, pero, cuando la economía más grande del mundo se está interrumpiendo, todo el mundo siente los temblores. Y, a veces, esos impactos pueden ser peores que en el punto de inicio.
Por otro lado, va a haber dos tipos de respuestas. Una de ellas es la de China, que contrataca con un arancel. Y también va a haber algunos países que digan que no van a pelear esa batalla porque no tienen el poder de luchar contra eso. Así que, para esta semana, vamos a empezar a ver que el mundo se divide en estos dos grupos. China, la UE e India tienen suficiente mercado interno como para poder volverse hacia adentro y dar batalla. Chile y Argentina, no. Así que miran hacia arriba. Brasil tiene algo de poder. Pero, por otro lado, también incide la caída de los precios de las materias primas, de lo que gran parte de América Latina aún depende.
Argentina estaba tratando de parecerse al resto del mundo, justo cuando el resto del mundo empieza a parecerse a ella, dado que el nuevo orden global va a ser más volátil, más incierto y más inestable. Por eso, el país podría ser la mejor posición para aprovecharlo porque ha vivido durante décadas así. Sabe de qué se trata.
- ¿Estados Unidos puede vivir sin el resto de los países? ¿Pueden proveer la economía y crecer? ¿Cómo afecta a las economías globales?
-Los países mucho tiempo vivieron por su cuenta, pero eran mucho más pobres. Estados Unidos tendrá que ceder a algo, pero menos que a un país que no es tan grande y que no está tan diversificado. Pueden vivir su el resto del mundo, pero serán mucho más pobres cuando lo hagan. Si el mercado cae un 25% el próximo año, pero 5 millones de empleos manufactureros regresan a Estados Unidos, Trump lo declarará una victoria. Para él, esa es su definición. Ni siquiera se trata de aranceles, sino de fábricas que regresan a los EE. UU.
Las empresas globales necesitarán cambiar su modelo. No se puede escalar tanto. Si tu mercado doméstico es tu límite, vas a ser más pequeño. Mercado Libre puede ser tan grande como es porque pasa por 18 países de América Latina. Si solo estuviera en Argentina, sería una empresa mucho más pequeña y menos próspera.
Pero, además, antes de la globalización, había empresas globales ya. Lo que solían hacer era crear subsidiarias dentro de países que eran independientes. No me sorprendería si vieras a las grandes empresas multinacionales volver a un modelo en el que no se gestiona todo desde la sede central en Alemania o Estados Unidos, sino que se dirigen filiales independientes en diferentes países.
-Este modelo es un poco extraño en la era de Internet y la Inteligencia Artificial.
- No lo creo, porque esta es una batalla que se está librando sobre bienes físicos y factores físicos. Este nuevo modelo más friccional porque tienes subsidiarias y creo que Internet podría hacer que esa comunicación sea más rápida.
- ¿Cuál sería el papel de las empresas financieras en este nuevo mundo?
-Con la globalización, los mercados financieros se convirtieron en el centro de atención. Estoy enseñando en una escuela de negocios. Miro a mi clase y tengo ingenieros, científicos, matemáticos, médicos, dentistas, etcétera. Todos han vuelto a la escuela de negocios. ¿Por qué? Porque puedes ganar más dinero como banquero. No es bueno para la sociedad en general. Durante 40 años, los mercados financieros esencialmente han adquirido más y más poder. No sería malo que se quedaran en el asiento trasero por un tiempo.