El mágico lugar junto a Madrid donde se rodó la escena más romántica de la serie
Situada a menos de una hora de la capital, la Casita del Infantes fue testigo de la historia de amor entre Jana (Ana Garcés) y Manuel (Arturo Sancho).

Si hay una historia que ha conquistado el corazón de España ha sido el romance entre Jana y Manuel, protagonistas de la serie 'La promesa' de Televisión Española. En la memoria de muchos todavía se encuentra ese primer episodio en el que se conocieron y él se quedó totalmente prendado. Eso sí, ella no se lo puso nada fácil. Los seguidores de este fenómeno han vivido un auténtico viaje, y no solo por la trama, sino que en su rodaje pueden disfrutar cada día, al igual que ocurre con otras ficciones, de lugares espectaculares que se esconden en nuestro país.
A pesar de que 'La promesa' está de luto tras despedirse de Jana Expósito, seguro que los más nostálgicos recuerdan una de las escenas más románticas que regaló junto a Manuel. Era algo muy pedido por sus seguidores, y aunque hay remontarse en el tiempo, concretamente a los capítulos 454 y 455, los enamorados pudieron dar rienda suelta a su amor muy lejos del palacio.
Los responsables de la serie de TVE llevaron su rodaje a un lugar mágico que no pasaron por alto los espectadores. Estamos hablando de los jardines y la parte trasera de la Casita del Infante, situada en San Lorenzo de El Escorial, es decir, a menos de una hora de Madrid.
Así es la Casita del Infante
Hablar de San Lorenzo de El Escorial es hacerlo del Real Monasterio, pero lejos de sus inmediaciones nos encontramos con la Casita del Infante, un lugar en el que llegó a residir el rey Juan Carlos I cuando aún estaba soltero. Conocida también como la Casa de Arriba, fue Juan de Villanueva, famoso arquitecto de la corte quien la construyó en el bosque de la Herrería, muy próxima a la Casita del Príncipe.
Esta joya arquitectónica es prácticamente desconocida para la mayoría de españoles. Se trata de un edificio neoclásico que se construyó en el último tercio del siglo XVII. Pertenece a Patrimonio Nacional, es decir, al igual que ocurre con todos los bienes del Estado, está a disposición de la Familia Real.
En sus orígenes, el arquitecto la creó como una zona de recreo en el campo para el hijo pequeño del rey Carlos III, Gabriel de Borbón. La edificación duró dos años, desde 1771 hasta 1773. De hecho, llegó a pasar largas temporada cuando estaba en España.
Su estilo neoclásico se descubre gracias a la piedra usada de las canteras locales. También es característico su diseño, inspirado en el orden jónico de la arquitectura griega más clásica. En la fachada se aprecia la inspiración que tomó Juan de Villanueva de los palacios renacentistas, pero en el interior de la Casita del Infante tenemos un salón a doble altura y una decoración en la que destaca, por ejemplo, los frescos de las Cuatro Estaciones de Vicente Gómez.
Otro encanto del lugar son los jardines. Es ahí donde está una auténtica reliquia: el gran cedro del Líbano que se encarga de presidir este lugar. Este árbol cuenta con más de 130 años de vida.