Una dueña y su inquiokupa llegan a un pacto en directo en 'En boca de todos': "Te entrego las llaves, sin jaleo"
La inquiokupa ha decidido abandonar la vivienda tras varios meses sin abonar el alquiler.

La inquiokupación crece cada día en nuestro país. Esta nueva modalidad de okupar una vivienda se ha convertido en una de las más 'populares' y, por ello, este jueves, En boca de todos ha contado Cristina y su pareja, doblemente okupados por la misma familia.
La familia adquirió dos viviendas contiguas y decidió alquilar una de ellas por 850 euros al mes. Sin embargo, el inquilino pidió que le alquilasen, también, la vivienda adyacente por 450 euros más y los propietarios aceptaron. Tras pagar algunos meses, el inquilino desapareció y los dueños encontraron a otras familias habitando en las viviendas.
"Ya no puedo más. Yo quiero mis casas, que para algo estoy trabajando y ya no puedo ni pagarlas", ha señalado el dueño de las viviendas en el matinal de Cuatro donde, además, ha explicado que estas familias le deben 46.000 euros y que él no puede hacer frente a los gastos de las hipotecas de ambas casas.
Sin embargo, la versión de los inquiokupas es completamente distinta, pues aseguran que pagan "en negro a un tío que acude allí en un taxi". Además, la mujer ha señalado que tiene tres hijos y no quería llegar a esta situación, pues no firmó "ningún contrato de alquiler".
Ante esto, el programa de Mediaset ha decidido reunir cara a cara a la propietaria y a las inquiokupas en directo para tratar de llegar a un acuerdo. Cristina, la propietaria, ha comenzado mostrando las facturas de la luz y el agua, abonadas por los dueños de las viviendas, además del contrato de alquiler.
Por su parte, la inquiokupa ha negado que hubiera firmado ningún contrato: "De la casa de al lado firmaron un contrato mi madre y la pareja de mi madre"; pero sobre su vivienda, asegura que pidió que le hicieran un contrato que nunca llegó.
Finalmente, tras un momento de tensión, la propietaria y la okupa han llegado a un acuerdo. "Te voy a entregar las llaves. Ya te he dicho que me voy, no quiero jaleos", señalaba la inquiokupa mientras, en directo, entregaba las llaves de la vivienda a un trabajador de una empresa de desokupación.