El Gobierno argumenta que el compromiso con la OTAN no sólo consiste en gasto en defensa
Gasto, capacidades y operaciones Disuasión frente a Rusia Letonia, Eslovaquia, Rumanía... Militares españoles desplegados en Eslovaquia con el Grupo de Batalla Multinacional de la OTAN....


La vuelta de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y las negociaciones con Rusia sobre la guerra en Ucrania han encendido las alertas en la Unión Europea, y han provocado que se vuelva a hablar de aumentar de forma notable el gasto público en defensa para garantizar una capacidad militar suficiente en la UE.
A pesar de la presión de Trump y del nuevo secretario general de la OTAN, el holandés Mark Rutte, el Gobierno de España asegura que mantiene el plan ya anunciado en 2022 por Pedro Sánchez de ir aumentando el presupuesto militar hasta alcanzar en 2029 el objetivo del 2% del PIB en gasto en defensa.
Eso sí, ha hecho gestos como anunciar que va a subir el salario de los militares. También estudia cómo elevar el presupuesto de Defensa este 2025, a pesar de seguir con los Presupuestos Generales del Estado de 2023 prorrogados y ante la posibilidad de que tampoco se aprueben unos nuevos este año.
Todo ello teniendo en cuenta que Sumar, dentro del Gobierno, y que otros socios parlamentarios del PSOE en las Cortes Generales no son nada partidarios de gastar más en las Fuerzas Armadas: Podemos, EH Bildu, ERC...
En este contexto, cobran relevancia unas respuestas por escrito que el Ejecutivo de Sánchez dio, por escrito, a preguntas de parlamentarios de Vox en el Congreso de los Diputados: uno de ellos, el general de división retirado Alberto Asarta. Están fechadas el 30 de enero de este 2025.
Gasto, capacidades y operaciones
Los diputados de Vox querían saber cuáles son los planes del Gobierno para cumplir los compromisos con la OTAN de aumentar el presupuesto público que España destina a Defensa.
En una de las respuestas, el Gobierno utiliza un argumento que ya ha esgrimido en los últimos años en respuestas parlamentarias, pero que ahora tiene mayor interés.
“España defiende el equilibrio entre los tres pilares que configuran el compromiso de los aliados”, que a juicio del Gobierno de Pedro Sánchez son “gasto de defensa, capacidades militares y contribución a operaciones”.
A eso añade la coletilla de “la notable participación de nuestra nación en estos dos últimos aspectos”.
Tanto la ministra de Defensa, Margarita Robles, como otras voces del ministerio y de las Fuerzas Armadas (incluidos oficiales generales) explican que no se puede medir el compromiso de España sólo con el porcentaje de PIB que dedica en gasto público a Defensa, indicador en el que nuestro país suele estar en el vagón de cola o ser el último.
Frente a esa mala posición, presumen de que las Fuerzas Armadas españolas participan en un gran número de operaciones militares que la OTAN y también la Unión Europea mantienen, y que precisamente son una forma de garantizar la defensa y seguridad de los estados miembros, y de fortalecer la capacidad de disuasión ante potenciales amenazas.
Los refuerzos terrestres en países del Este de Europa, las misiones de policía aérea en los países del mar Báltico y del mar Negro, las agrupaciones navales de la OTAN que navegan por los mares de interés de la alianza, la operación contra la piratería en el océano Índico... en todas ellas hay militares españoles destacados.
De ahí que el Gobierno de España defienda que el compromiso de España con la OTAN y sus miembros se demuestra no sólo con el dinero que invierte en las Fuerzas Armadas, sino con esos tres pilares, también la contribución a operaciones y las capacidades militares.
Disuasión frente a Rusia
Parecidos argumentos dio en la otra respuesta a una pregunta parlamentaria de Vox en la que explicó que “desde que en junio de 2018 este gobierno accediera a sus responsabilidades, la Política de Defensa llevada a cabo para cumplir con los objetivos antes señalados se ha desarrollado en tres grandes líneas de actuación”.
La primera consiste en “las políticas de personal destinadas al refuerzo de las plantillas de las Fuerzas Armadas, la mejora de las condiciones de desarrollo de la actividad profesional de los militares y la constante actualización y mejora de su formación y capacitación”.
En segundo lugar cita “la modernización de las Fuerzas Armadas llevando a cabo un importante esfuerzo inversor en renovación y actualización de capacidades ya existentes, y el impulso de la adquisición de nuevas capacidades con el objetivo de dotar a las Fuerzas Armadas de los medios necesarios para el desarrollo de sus, cada vez más, demandantes misiones, potenciando al mismo tiempo el desarrollo y consolidación de la base tecnológica e industrial española de la Defensa, asumiendo el compromiso de incrementar progresivamente la inversión en defensa hasta alcanzar el 2 % de PIB en 2029”.
La tercera línea de actuación es “el refuerzo del papel internacional de España como actor esencial en el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales, tanto desde la perspectiva bilateral como con nuestra participación como aliado responsable y fiable en la OTAN y en la UE”.
Letonia, Eslovaquia, Rumanía...
Como “una magnifica muestra” de ese papel de España en el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales menciona “el compromiso asumido en la implementación de las medidas de disuasión de la Alianza Atlántica en el flanco oriental tras la invasión de Ucrania por la Federación Rusa”.
España ya tenía presencia en Letonia, con un contingente de cientos de militares del Ejército de Tierra, carros Leopard, vehículos de combate de infantería Pizarro... y destacaba aviones de combate en el Báltico y también entre Rumanía y Bulgaria.
Cuando la OTAN reforzó el despliegue militar en el este de Europa, como respuesta a la invasión rusa de Ucrania de 2022, España aumentó el contingente en Letonia, en personal y en capacidades.
Además, lideró el despliegue de una misión nueva, la de Eslovaquia, con otros cientos de efectivos del Ejército de Tierra, y ha destacado infantes de Marina en Rumanía.
También hay o ha habido radares en Rumanía, sistemas antiaéreos en Estonia...
Todo eso parece sustentar la afirmación, en estas respuestas parlamentarias, de que “a raíz de la invasión rusa de Ucrania, el refuerzo de la seguridad y la defensa de la UE se ha convertido en objetivo prioritario para España”.
Apunta también el Gobierno que está “desarrollando las acciones necesarias para maximizar la contribución de la industria española en el nuevo marco industrial”, y que “España está comprometida con liderar y participar en iniciativas de la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD), asegurando que los recursos se destinen de manera eficaz a proyectos que refuercen tanto la autonomía estratégica como la seguridad colectiva de la Unión Europea”.