El caso de “El odio”: libertad, censura y protección de las víctimas, por Germán M. Teruel Lozano en ‘Letras Libres’

“Porque son los libros semejantes a manjares y viandas: unos de buena, otros de mala calidad; y Dios, con todo, en la visión no apócrifa, dijo sin excepción: Levántate, Pedro, mata y come; a la discreción de cada hombre dejando que eligiere. Los manjares sanos para un estómago viciado poco o nada difieren de los insanos; y los mejores libros no son inexplorables para la mente perjudicada, a veces son un mal. Difícilmente de manjares malos se derivará buen pedazo, incluso mejor guiso; pero se advierte aquí una diferencia en los libros malos, y es que para el discreto, inteligente lector, servirá en varios modos para recelar, impugnar, ilustrar y prevenir”. Así se expresaba John Milton en su Areopagítica publicada en 1644 y que todavía hoy constituye un referente frente a la censura: una sociedad mínimamente sana no necesita de imprimatur. Cuestión distinta es que, como ha estudiado con brillantez el profesor Víctor Vázquez, cuando el autor de una obra literaria o artística abandona la ficción entra en un territorio en el que su libertad de creación literaria puede entrar en colisión con otros bienes jurídicos, singularmente los derechos de terceros como el honor, la intimidad o la propia imagen. De hecho, los ordenamientos […]

Abr 2, 2025 - 13:49
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El caso de “El odio”: libertad, censura y protección de las víctimas, por Germán M. Teruel Lozano en ‘Letras Libres’
“Porque son los libros semejantes a manjares y viandas: unos de buena, otros de mala calidad; y Dios, con todo, en la visión no apócrifa, dijo sin excepción: Levántate, Pedro, mata y come; a la discreción de cada hombre dejando que eligiere. Los manjares sanos para un estómago viciado poco o nada difieren de los insanos; y los mejores libros no son inexplorables para la mente perjudicada, a veces son un mal. Difícilmente de manjares malos se derivará buen pedazo, incluso mejor guiso; pero se advierte aquí una diferencia en los libros malos, y es que para el discreto, inteligente lector, servirá en varios modos para recelar, impugnar, ilustrar y prevenir”. Así se expresaba John Milton en su Areopagítica publicada en 1644 y que todavía hoy constituye un referente frente a la censura: una sociedad mínimamente sana no necesita de imprimatur. Cuestión distinta es que, como ha estudiado con brillantez el profesor Víctor Vázquez, cuando el autor de una obra literaria o artística abandona la ficción entra en un territorio en el que su libertad de creación literaria puede entrar en colisión con otros bienes jurídicos, singularmente los derechos de terceros como el honor, la intimidad o la propia imagen. De hecho, los ordenamientos […]