El 'backlash' climático en España

La raíz del 'backlash' climático en España no es económica sino cultural, pues coincide con un rechazo hacia la clase política y hacia las restricciones que las políticas contra el cambio climático suponen para el modo de vida Los españoles todavía no tenemos una posición clara sobre el cambio climático. Esto significa que una gran parte de los ciudadanos (alrededor del 60 %) somos inconsistentes en nuestras actitudes sobre este tema: nos declaramos, por ejemplo, preocupados por el fenómeno del calentamiento global, pero al mismo tiempo otorgamos un bajo nivel de apoyo a las políticas destinadas a combatirlo. Alternativamente, un 40 % de la población sí tiene posiciones coherentes (aproximadamente un 20 % de los españoles muestra una opinión consistentemente favorable y otro 20 % consistentemente hostil). Esto significa que el cambio climático es todavía un asunto moldeable, no cristalizado en la opinión pública española. La tendencia general en la evolución de las actitudes, sin embargo, no es positiva: durante los últimos dos años son más los españoles que han empeorado su opinión sobre el cambio climático que quienes han desarrollado actitudes más positivas. A ese grupo de ciudadanos cuya opinión sobre el cambio climático se ha vuelto más negativa los hemos denominado backlashers en un estudio financiado por y diseñado en colaboración con la European Climate Foundation. Tras realizar una encuesta panel de 4 olas (entre noviembre de 2022 y octubre de 2024), identificamos a un total de 698 backlashers en España, es decir, ciudadanos que a lo largo del periodo de estudio habían empeorado de manera consistente sus percepciones sobre el cambio climático (este grupo representaba un 22 % del total de la muestra). ¿A qué podía deberse el empeoramiento de las actitudes climáticas de los denominados backlashers? Para indagar sobre esta cuestión, hemos realizado recientemente una encuesta en la que conseguimos recontactar con los backlashers identificados previamente. Nuestro objetivo era analizar con mayor profundidad las características de este grupo y los motivos que les habían llevado a tener una visión más negativa sobre el cambio climático. Los resultados muestran que el empeoramiento de las actitudes climáticas de los backlashers está relacionado con un mayor rechazo a las políticas que supongan un cambio en su estilo de vida (en su renta, en la utilización del coche o en su consumo). El rechazo emerge sobre todo en las políticas para combatir el cambio climático basadas en impuestos verdes, en prohibiciones en el consumo de carne o en limitaciones en la utilización del coche privado (ver Gráficos 1 y 2). Los backlashers son particularmente sensibles a las políticas que limiten la utilización del coche (como las Zonas de Bajas Emisiones), porque utilizan más el transporte privado que el resto de la población para ir al trabajo, realizar actividades de ocio o llevar a los niños al colegio. Gráfico 1. Evolución de las actitudes hacia los impuestos verdes (backlashers frente a población en general)

Abr 24, 2025 - 07:40
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El 'backlash' climático en España

El 'backlash' climático en España

La raíz del 'backlash' climático en España no es económica sino cultural, pues coincide con un rechazo hacia la clase política y hacia las restricciones que las políticas contra el cambio climático suponen para el modo de vida

Los españoles todavía no tenemos una posición clara sobre el cambio climático. Esto significa que una gran parte de los ciudadanos (alrededor del 60 %) somos inconsistentes en nuestras actitudes sobre este tema: nos declaramos, por ejemplo, preocupados por el fenómeno del calentamiento global, pero al mismo tiempo otorgamos un bajo nivel de apoyo a las políticas destinadas a combatirlo. Alternativamente, un 40 % de la población sí tiene posiciones coherentes (aproximadamente un 20 % de los españoles muestra una opinión consistentemente favorable y otro 20 % consistentemente hostil). Esto significa que el cambio climático es todavía un asunto moldeable, no cristalizado en la opinión pública española.

La tendencia general en la evolución de las actitudes, sin embargo, no es positiva: durante los últimos dos años son más los españoles que han empeorado su opinión sobre el cambio climático que quienes han desarrollado actitudes más positivas. A ese grupo de ciudadanos cuya opinión sobre el cambio climático se ha vuelto más negativa los hemos denominado backlashers en un estudio financiado por y diseñado en colaboración con la European Climate Foundation. Tras realizar una encuesta panel de 4 olas (entre noviembre de 2022 y octubre de 2024), identificamos a un total de 698 backlashers en España, es decir, ciudadanos que a lo largo del periodo de estudio habían empeorado de manera consistente sus percepciones sobre el cambio climático (este grupo representaba un 22 % del total de la muestra).

¿A qué podía deberse el empeoramiento de las actitudes climáticas de los denominados backlashers? Para indagar sobre esta cuestión, hemos realizado recientemente una encuesta en la que conseguimos recontactar con los backlashers identificados previamente. Nuestro objetivo era analizar con mayor profundidad las características de este grupo y los motivos que les habían llevado a tener una visión más negativa sobre el cambio climático.

Los resultados muestran que el empeoramiento de las actitudes climáticas de los backlashers está relacionado con un mayor rechazo a las políticas que supongan un cambio en su estilo de vida (en su renta, en la utilización del coche o en su consumo). El rechazo emerge sobre todo en las políticas para combatir el cambio climático basadas en impuestos verdes, en prohibiciones en el consumo de carne o en limitaciones en la utilización del coche privado (ver Gráficos 1 y 2). Los backlashers son particularmente sensibles a las políticas que limiten la utilización del coche (como las Zonas de Bajas Emisiones), porque utilizan más el transporte privado que el resto de la población para ir al trabajo, realizar actividades de ocio o llevar a los niños al colegio.

Gráfico 1. Evolución de las actitudes hacia los impuestos verdes (backlashers frente a población en general)
Gráfico 2. Evolución de las actitudes hacia ZBE y consumo de carne (backlashers frente a población en general)

Que la opinión sobre la cuestión climática de algunos ciudadanos haya empeorado en los últimos dos años no tiene que ver con que esta cuestión les provoque mayor alarma o preocupación. Al contrario, cuando se pregunta a los backlashers sobre las sensaciones que les provoca el cambio climático, a diferencia de la población en general, el tema no les provoca miedo ni rabia, sino sobre todo hartazgo (ver Gráfico 3). Esta sensación de hastío de los backlashers resulta también comparativamente más intensa respecto a las políticas de género y el conflicto palestino-israelí. Para los backlashers, el cambio climático es un tema asimilable a otras cuestiones ideologizadas, especialmente las de tipo cultural (como el feminismo). Así, el backlash climático está conectado al backlash cultural, que también representa una reacción negativa, en este caso frente a cambios sociales o culturales percibidos como demasiado rápidos en cuestiones como el feminismo, los derechos LGTBI o las políticas de diversidad.

Gráfico 3. Sentimientos hacia el cambio climático (backlashers frente a población en general)

Por último, los backlashers no son hostiles climáticos (cuyas posiciones son consistentes y estables en su rechazo radical a la cuestión climática), sino ciudadanos cuyas actitudes son hoy menos favorables que hace dos años. A diferencia de los hostiles, los backlashers son un grupo más ecléctico ideológicamente. Sin embargo, sí comparten elementos de desafección política: los backlashers se muestran comparativamente más hostiles hacia la política y los políticos (prefieren a los expertos) y son más favorables hacia los mensajes de corte populista.

En conclusión, la raíz del backlash climático en España no es económica, sino cultural. El hecho de que una parte de la población tenga hoy una visión más negativa sobre el cambio climático que hace dos años no se debe a un empeoramiento de su situación laboral ni a su mayor vulnerabilidad económica respecto al resto. El distanciamiento de los backlashers respecto al apoyo climático se relaciona con un rechazo hacia la clase política y hacia las restricciones que las políticas contra el cambio climático suponen para su modo de vida, así como con un hartazgo comparable al que sienten ante otros temas marcadamente divisivos en el plano ideológico.

Todo ello sugiere que la cuestión climática en España se está integrando, de forma progresiva, en la llamada división cultural y que, a pesar de que la mayoría de los ciudadanos españoles se muestra preocupada por el cambio climático, es muy probable que esta preocupación quede finalmente enterrada en los bloques ideológicos.

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