¿Debe la Unión Europea ir a la guerra comercial con Trump? Esto aconseja AXA IM
Donald Trump ha declarado la guerra comercial al mundo, y sobre todo a sus principales socios comerciales, como China, la Unión Europea y Japón.

Pekín ha aceptado el órdago del presidente americano y ha respondido con aranceles de represalia, por lo que el conflicto arancelario entre las dos mayores potencias económicas del mundo ya ha comenzado abiertamente.
Por su parte, Japón ha iniciado conversaciones bilaterales para intentar encontrar una solución, algo que ha sido aceptado por Estados Unidos.
En este contexto, la Unión Europea prepara su respuesta ¿Debe el bloque comunitario ir a una guerra comercial abierta con Washington?
MEJORAR ESPERAR PARA TOMAR REPRESALIAS
Para Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers, "Europa haría bien en tomarse su tiempo para tomar represalias".
Según este experto, Europa se verá notablemente afectada por la pérdida de demanda estadounidense, una consecuencia directa tanto de los nuevos aranceles impuestos a los productos europeos como de la recesión inducida por estas políticas en EEUU.
Y esta caída de las exportaciones se verá amplificada por la reciente apreciación del euro, que resta competitividad a los bienes europeos en los mercados globales. Además, los efectos no se limitarán al comercio exterior, ya que habrá impactos de segunda ronda sobre la inversión y el empleo en toda la eurozona.
Sin embargo, algunos factores podrían mitigar parcialmente estos efectos negativos, indica Gilles Moëc. La desaceleración de la actividad económica, el retroceso de los precios de la energía y la fortaleza de la moneda común contribuirán a acelerar la desinflación.
Este entorno facilitaría nuevos recortes de tipos por parte del BCE, acercando la política monetaria a una postura claramente acomodaticia. Aun así, este alivio monetario no bastará para contrarrestar por completo el golpe a la demanda agregada.
Aunque el impacto sobre el PIB europeo sería menor que en EEUU (-0,8% acumulado en 2025 y 2026), hay que tener en cuenta que la eurozona ya partía desde una posición más débil, ya que su economía apenas crecía antes del llamado “Día de la Liberación”. Una recesión leve en la segunda mitad de 2025 parece, en este contexto, casi inevitable.
Y aunque el gran estímulo fiscal anunciado por Alemania aportará cierto sostén, sus efectos no serán visibles hasta 2026. Mientras tanto, las finanzas públicas de los países más vulnerables, incluida Francia, sufrirán nuevas tensiones, al reducirse los ingresos tributarios en un entorno recesivo.
REPRESALIAS: ¿CUÁNDO Y CÓMO RESPONDER?
Para Gilles Moëc, Europa enfrenta ahora una disyuntiva estratégica: cómo responder a la agresión comercial de EEUU. Las preguntas clave giran en torno a la naturaleza y el momento de las represalias.
Según su análisis, una respuesta inmediata no debería basarse únicamente en el impacto económico a corto plazo. Por ejemplo, un arancel del 10% sobre las importaciones estadounidenses –una represalia moderada, y no necesariamente simétrica– tendría efectos limitados.
Los productos estadounidenses, salvo la energía –que previsiblemente quedaría exenta por razones de seguridad energética– no son esenciales para la cesta de consumo europea, y sus efectos podrían quedar diluidos por otros factores, como la caída del petróleo o la fortaleza del euro. Además, aranceles de represalia podrían incluso elevar ligeramente el PIB al reducir las importaciones.
Sin embargo, indica este experto, las represalias son un juego de suma negativa y deben tener un propósito estratégico. Podrían servir para disuadir nuevas acciones por parte de EEUU., o convertirse en moneda de cambio en futuras negociaciones.
En este contexto, Gilles Moëc considera que una estrategia prudente para la UE sería mantener la amenaza de represalias —preparando listas, fijando condiciones y plazos— sin implementarlas de forma inmediata.
¿Por qué esperar? Porque esto daría margen para que el proceso político estadounidense se reoriente. Si la economía de EEUU entra en recesión, como anticipamos para la segunda mitad de 2025, es probable que el Partido Republicano presione a la Casa Blanca para que busque un acuerdo. Si Europa no ha actuado de forma beligerante para entonces, será difícil culparla de la desaceleración económica en EEUU. Y esa, según Gilles Moëc, puede ser una ventaja diplomática clave.
UNA RESPUESTA PROACTIVA
Así, más que centrarse exclusivamente en la represalia, Europa haría bien en orientar su energía hacia políticas internas que fortalezcan el crecimiento doméstico y limiten el efecto contagio de la ruptura del orden comercial global.
Por ejemplo, profundizar los lazos con Canadá, cerrar el acuerdo con Mercosur, atraer nuevamente al Reino Unido hacia una unión aduanera, y abrir canales con otras regiones, debería formar parte de una respuesta estratégica más amplia.
Porque, según Gilles Moëc, por muy inquietantes que sean los paralelismos con los años 30, cuando decisiones similares precipitaron un colapso del comercio mundial, no estamos condenados a repetir esa historia. En su opinión, aún hay espacio para un enfoque cooperativo, basado en reglas, en el ámbito del comercio global.