De dónde nace el pudor

El beso que frenó María del Monte a su mujer ha despertado este debate con esta respuesta.

Mar 8, 2025 - 08:32
 0
De dónde nace el pudor

El beso que hace unos días María del Monte frenó a su mujer Inmaculada Casal se ha justificado por muchos dentro de una decisión de pudor personal. Así es. Y así de respetable es. María del Monte ha cuidado mucho siempre su intimidad. De esta forma, incluso pensaba que respetaba a los suyos. Y razón no le falta. Cada uno comparte lo que quiere, como quiere, como puede y, sobre todo, cuando puede.

Pero de dónde nace ese pudor. ¿Se hubiera parado el espontáneo beso de cariño si hubiera sido una pareja heterosexual tan consolidada como la suya? Probablemente no. Porque para las personas heterosexuales su identidad nunca es vida privada. La comparten con naturalidad en todos los ámbitos de su existencia, pues nunca se han visto censurados por tal cosa. Nunca se han sentido sentenciados, señalados y estigmatizados por ir de la mano con su pareja, por un beso en público o simplemente por verbalizar qué son. ¿Cuántos besos de parejas LGTBIQ+ consolidadas recuerdan en televisión? ¿Cuántos besos de parejas heterosexuales? Piensen nombres. La primera pregunta les costará. Porque nos seguimos cortando por el miedo al qué dirán. Aunque, a veces, puede ser difícil de comprender si no lo has vivido.

A menudo se nos olvida que hasta el pudor propio que tenemos es influencia de factores sociales. El pudor es elástico dependiendo de nuestro sexo, identidad, clase o estatus. Se ha esculpido por nuestros entornos y por lo que nos hizo sentir bien. O nos hizo sentir fatal. De ahí que parezca más que lógico que María del Monte se piense un mero beso con el amor de tantos años de su vida. Es una forma de protección, Ha sufrido tantos cuchicheos desde aquella foto que salió chapoteando con Isabel Pantoja. Ha crecido en una sociedad que asociaba ser una persona LGTBI a una tara. Y se mofaba en vez de aprender de la diversidad que nos enriquece.

A la vez, los que reducen ese momento solo a una decisión individual para proteger su intimidad desconocen que tradicionalmente a las personas LGTBI se les ha invitado a la privacidad, en realidad, como una manera de censura social. El "te acojo, pero sin que se te vea" es una forma de discriminación latente que recuerda que no hacemos lo que queremos, hacemos lo que podemos. Y desde pequeñitos la sociedad nos ha insistido cómo debemos actuar para ser aceptados o rechazados.

Todos somos fruto de nuestras circunstancias. El pudor, también crece con ellas o decrece rebelándose ante ellas. Sin embargo, estamos comprando un individualismo en donde incluso responsabilidades colectivas que coordinan las instituciones públicas se traspasan a la intimidad de las personas. Lo vemos habitualmente con el tratamiento de prácticas saludables en el lenguaje de los anuncios oficiales. Come sano. Haz deporte. Etc. Etc. Relegando que la salud excede lo individual. Lo aprendimos en un caso tan extremo como la pandemia de 2020, aunque se debería extrapolar a realidades más cotidianas. Ni todo el mundo tiene las mismas condiciones para comer sano. Ni todo el mundo tiene las mismas condiciones para hacer deporte. Hay una economía que nos envuelve, hay una cultura social que nos rodea y que define lo que somos, lo que no podemos ser y lo que no podemos llegar a ser. En cambio, en vez de mejorar la congregación social que nutre la armonía de la igualdad da la sensación de que hasta se culpabiliza con el dedo de "no saben cuidarse" a aquellos que no han gozado de mismas oportunidades en la vida.

El individualismo ha ganado. Aunque ninguno de nosotros seamos autosuficientes. Nuestra realidad, nuestra mirada al mundo, nuestros complejos, hasta cuando nos censuramos un beso de afecto al amor de nuestra vida describe bastante más la sociedad en la que hemos crecido que a nosotros mismos.