Cristobal Colón. El origen del gran navegante, una novela de misterio e intrigas
Aunque se dice que el descubridor de América era genovés, su procedencia ha estado en discusión desde un principio; algunos postulan que era judío; no hay acuerdo entre historiadores y científicos

A ver, levante la mano quien no creció repitiendo de memoria que Cristóbal Colón, el descubridor de América, nació en Génova. Así dice la historia oficial de la gran gesta que cambió el mapamundi. Pero hurgando en archivos y bibliografía que Google replica, pero que pasaron por las currículas educativas, resulta que la historia oficial y el misterio del origen de este homérico marino nacieron casi al mismo tiempo. Quinientos años atrás.
El gran navegante hizo de todo para ocultar su verdadera procedencia. Hernando, su hijo menor, dice en Historia del Almirante Don Cristóbal Colón que su padre instruyó en el silencio a toda su familia. Pero, haya nacido en Génova o en cualquiera de los veinticinco lugares señalados como posibles (Portugal, Galicia, Cerdeña, Valencia, Polonia, Navarra y Baleares, los principales), triunfó en su cometido. De muy poco hay pruebas, y las más flojas son las que lo hacen hijo de laneros genoveses.
Se mencionan más de veinte lugares como posible origen de Colón
Mallorca hace tiempo aboga por la “mallorquinidad” de Colón. El boca a boca repetido por generaciones sostiene que nació en Felanitx y tenía sangre azul; muchos agregan también que era judío. Esta versión ha sido respaldada por los historiadores Manuel López Flores, que en 1964 publicó Colón no descubrió América; Luis Ulloa (Lima, 1869-1936); el escritor y periodista Torcuato Luca de Tena (Madrid 1923-1999) y el educador e historiador padre Nectario María (Francia, 1888-1986), entre otros.
Gabriel Verd Martorell (Montuiri, 1955), investigador autodidacta incansable y autor de tres libros ad hoc, es su principal abanderado desde hace décadas. Preside la Asociación Cultural Cristóbal Colón, fundada en Madrid en 1963 un descendiente directo del navegante, Cristobal Colón de Carvajal y Maroto, Duque de Veragua. Su expresión es la muestra permanente Cristóbal Colón y Mallorca, un virtual museo adosado al restaurante Son Colom, en el km 1 de la ruta que va de Felanitx a Campos, a 50 km de Palma. Alberga libros, copias de documentos muy antiguos, cartografía, reproducciones de documentos de Colón que están en los Archivos de Indias y Simancas, y mucho más.
Sangre azul
Según Verd Martorell, Colón habría nacido en 1460 en Alquería Roja, en una finca que hoy se llama Son Ramonet, a la entrada de Felanitx, fruto del amor clandestino de don Carlos, príncipe de Viana, y Margalida Colom. Hermano del rey Fernando el Católico e hijo de Juan II de Aragón y de Blanca I de Navarra, el príncipe de Viana había llegado en 1459 a Mallorca desde Sicilia, donde estaba exiliado. Se quedó siete meses, mientras arreglaba las desavenencias políticas que mantenía con su padre.
No hay escritos de Colón en italiano, y eso llama la atención
En el Archivo de la Corona de Aragón (ACA) y en los registros de Varia de Cancillería, hay documentos que prueban una relacion comercial suya con Luis de Santángel, mercader judío y tesorero de los reyes, debido quizá a las numerosas deudas causadas por el estilo dispendioso del noble joven. Vale la pena recordar este nombre: Santángel fue quien puso 1.140.000 maravedíes ante la Corona para la primera expedición de Colón. Además fue el destinatario de la carta donde el almirante anunciaba el descubrimiento del Nuevo Mundo, documento considerado uno de los más importantes de la historia de la humanidad .
“Colón era culto y gran conocedor de la cartografía y las artes marítimas –explica Verd–. No cualquiera entonces manejaba el latín, y menos el hijo de unos laneros. Las Capitulaciones de Santa Fe, el contrato que firmó en abril de 1492 con los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, muestran que no era un plebeyo. Pide ser almirante, virrey y gobernador general. Con el cargo de almirante se quería equiparar a los nobles Enriquez, muy relevantes en el reino de Castilla. Y el cargo de gobernador general correspondía al príncipe de Viana mientras fuera príncipe heredero y hasta que llegara a ser rey. ¿Por qué Colón reivindicó estos cargos? Porque pertenecían a su padre. Un virrey representa al rey, tiene su confianza y es el máximo responsable de la administración de justicia.
Hay indicios de que el mismo navegante divulgó la tesis genovesa
–¿Y de dónde sale entonces la teoría de que es genovés?
–Ya existía en época del Descubrimiento, tiempos del padre Bartolomé de las Casas. Cuando murió Colón, su hijo fue a Génova a buscar familiares y no encontró a nadie.
–¿Por qué quería ocultar su origen?
–Quizá para evitar un conflicto con Fernando II de Aragón, ya que el príncipe de Viana era su hermano. Si los catalanes hubieran descubierto que Colón era hijo de quien ellos querían por rey podría, peligraba el reinado de Fernando.
La TV española lanzó el especial “Colón ADN. Su verdadero origen”
–¿Cómo siguió se vida?
–A los nueve años se instala en la Provenza francesa, reino de Renato de Anjou, donde vivían los hermanos de su madre, que eran corsarios. Con ellos más tarde se embarca rumbo al Cabo de San Vicente. Hubo un combate, naufragaron y él se tiró al mar y llegó a nado a Portugal, donde vivió diez años. Seguramente elaboró su proyecto allí. Pero el rey Juan II lo rechazó y por eso decidió presentarlo en España. Llega en 1485 y se relaciona con el duque de Medinaceli, donde vive dos años, tratado como un noble. ¿Por qué? Porque el duque había estado casado con Ana de Navarra y Aragón, hija natural del príncipe de Viana con María de Armendáriz, y por lo tanto, era su cuñado.
Un origen noble explicaría la llegada que tuvo a los Reyes Católicos
Pese a la discreción guardada siempre por Colón, Verd Martorell cree que ciertas decisiones que tomó parecen guiños para la posteridad. Por ejemplo, bautizar con el nombre de Sant Salvador (con t final) a una isla, un río y un puerto, nombre que remite al santuario Nuestra Señora de San Salvador de Felanitx. O nombrar a otra isla como Margalida, el nombre que la leyenda asigna a su madre. Ni Margherita ni Margarita ni Margarida (este, propio de Catalunya). Margalida, como en mallorquín.
Un detalle que siempre llamó la atención es que no hay escritos de Colón en italiano. Según el filólogo Ramón Menéndez Pidal, escribía en latín y en un español aportuguesado, pero nunca en italiano, dialecto genovés o portugués.
Documento revelador
Carlos García-Delgado, autor del popular Queridos mallorquines, libro que firmó con el seudónimo de Guy de Forestier, tiene una obra lista y a la espera de un editor sobre lo que él llama “el mito genovés”. Profesor, arquitecto y urbanista catalán que vive en Mallorca, dice que en ningún documento escrito en España o Portugal se lo llamó Colombo, y que en “las Capitulaciones de Santa Fe, documento firmado el abril de 1492, le tratan de “don”. Don Cristóbal Colón”. En el siglo XV este trato estaba reservado a la nobleza y al clero. “Y esto cuando ni siquiera había zarpado. Imposible que ocurriera con el hijo de un lanero”.
Allí se concluye que quizá fuera valenciano y de origen judío
–¿Por qué se sostiene el origen genovés de Colón?
–Por un testamento de 1498 en el que él dice que es genovés. Pero es apócrifo –dice García-Delgado–. Lo sabemos porque Colón ahí se refiere al hijo de los Reyes Católicos, el príncipe Juan, como si estuviera vivo, cuando había fallecido cinco meses antes de la fecha del testamento. Diego, el hijo mayor de Colón, era paje de ese príncipe, posición exclusiva de personas nobles. Todo esto antes del primer viaje.
Hay serias sospechas de que el propio Cristóbal metió baza en la tesis genovesa. Manuel Rubio Borrás, director de la Biblioteca Universitaria de Barcelona, recibió en noviembre de 1929 una copia de una hoja manuscrita que había estado por siglos escondida entre las tapas de un libro en la biblioteca de la Casa Borromeo, ilustre familia italiana. Se la envió, bajo un seudónimo, un erudito milanés, bibliófilo y arqueólogo. El texto texto decía así: “Yo, Juan Borromeo, habiéndome quitado (prohibido) manifestar la verdad secretamente conocida por medio del señor Pedro de Angleria, tesorero de los Reyes Católicos de España, y como debo asimismo igualmente, quiero tener perpetua memoria confiando a la Historia ser Colonus Cristophores de Mallorca y no de la Liguria. El dicho Pedro de Anglería estimó que fuese oculta la astucia usada de Juan Colón, porque con ocasión de política y religión, lo habían aconsejado fingirse Christophorens Colón para pedir la ayuda de las naves del Rey de España. Y diré también ser Colón equivalente a Colombo, porque habiéndose descubierto que vive en Génova un Cristophore Colombo Canajosa, hijo de Domingo y Susana Fontanarrosa, no se había de confundir con el navegante de las Indias occidentales. En Bérgamo, en diciembre de 1494”.
La historia fue publicada en dos partes por el diario ABC del 21 y 22 de agosto de 1931. Lamentablemente, la casa de Rubio Borrás fue saqueada en la Guerra Civil y desaparecieron todos sus archivos históricos. A Pedro Mártir de Anglería (1457-1526), amigo de Colón, humanista, cortesano y sacerdote al servicio de los Reyes Católicos, se lo considera autor de la leyenda genovesa y un seguro conocedor de un muy factible pacto de silencio.
Navegante experto
Muchos infieren que Colón, que empezó a navegar a los diez años, según escribió su hijo, forjó su alta pericia marítima en la tradición náutica balear, mundialmente reconocida. El Atlas Catalán, obra maestra de la cartografía mundial, lo crearon en Mallorca en 1375 Abraham Cresques y su hijo Jafuda.
Ramón Llull (Palma de Mallorca, 1232-1316), franciscano, filósofo, escritor, padre del astrolabio y quizá también de la brújula, dejó escrito que la tierra era esférica y que había un continente ignoto dos siglos antes de la gesta de Colón.
Esta historia de intriga y misterio llamó la atención de una productora que podría convertirla en miniserie. El director y guionista mexicano Sergio Guerrero Garzafox, con dos premios Emmy, prepara un primer trailer para ofrecerlo a las cadenas de streaming.
¿Causará tanta controversia como el especial de RTVE llamado Colón ADN. Su verdadero origen? La cadena española lo lanzó el año pasado con la participación del forense José Antonio Lorente, catedrático de Medicina Legal de la Universidad de Granada. Al cabo de una hora y cuarenta y seis minutos se concluye que el navegante no era genovés ni cristiano, sino del Mediterraneo Occidental, probablemente valenciano y de origen judío, aunque no muestra ninguna prueba fehaciente, lo que le valió numerosas críticas de la comunidad cientifica.
La investigación comenzó en 2001, cuando se extrajeron de la tumba de Colón en la Catedral de Sevilla los escasos huesos que había en el ataúd –no más de 150 gramos– y se los cotejó con los de su hijo Hernando, también enterrado allí, y con los de Diego, presunto hermano de Cristóbal, inhumado en la Cartuja de Sevilla. La pesquisa se detuvo en 2005, a la espera de un mayor avance de la tecnología genética, y se retomó en 2020, explica el programa. “En el ADN mitocondrial y en el cromosoma de su hijo Hernando Colón hay rasgos compatibles con su origen judío”, dice Lorente.
Ante dos pedidos de entrevista de este diario, el profesor Lorente declinó hacer declaraciones “a la espera de terminar la publicación científica de todos los resultados. Hasta que los mismos estén publicados no es posible realizar ningún tipo de entrevista o declaración”.
Sí fue posible, en cambio, hablar con Miguel Botella López, un miembro del team inicial que no figura en el documental. Antropólogo forense y catedrático emérito de la Universidad de Granada, investigó con Lorente hasta 2003, y tuvo los restos de Colón en su despacho durante seis días. “Todos los huesos corresponden a la misma persona, Cristóbal Colón –confirma–. Lo sabemos porque estudiamos el polvo de ladrillo que tenían los restos por haber estado enterrados, además de trocitos de plomo provenientes del sarcófago en el que el cuerpo estuvo hasta el siglo XVIII, cuando se lo reemplazó por la caja actual”.
Si es o no hijo del príncipe de Viana no puede ser corroborado. “Estudié sus presuntos restos en el Monasterio de Poblet, en Tarragona –cuenta Botella López–. Pero resulta que la supuesta momia del príncipe de Viana es un collage de tres momias. El lugar fue semidestruido por una revuelta en 1837 y alguien armó una especie de figura humana con restos troceados de tres personas y dijeron que eran los restos del príncipe. Pero no. Tiene ocho vértebras lumbares y los humanos tenemos solo cinco. Y los restos de su padre, Juan II, no están identificados”.
A Botella, que renunció a ese equipo en 2003 luego de entregar el resultado de su estudio, le llama la atención que en el documental Lorente niegue que Cristóbal y Diego eran hermanos [como se dijo, Colón también tuvo un hijo con el mismo nombre]. “Mientras trabajamos juntos eran hermanos, pero en el documental aparece diciendo que por las pruebas de ADN, que no muestra, solo eran primos lejanos”.
¿Y la ascendencia judía? “No puedo decir ni que era valenciano ni que era judío, porque los análisis genéticos no determinan raza ni procedencia”. No es el único que opina así: “El judaísmo es una religión, no está determinado en los genes. Cualquiera puede hacerse judío o dejar de serlo”, dijo en su momento al ABC Francesc Calafell, investigador del Instituto de Biología Evolutiva y profesor de la Pompeu Fabra.
El tema de la ascendencia viene dando vueltas desde antiguo. El célebre buscador de nazis Simon Wiesenthal le dedicó un libro en 1973, Operación Nuevo Mundo. Pero está claro que no hay ninguna prueba de ADN hasta el momento.Solo asociación de hechos, relaciones de amistad y puntas que aparecen en algunos escritos de la época, algunos del propio Colón, más el contexto: entonces en España había más de 200.000 judíos y una gran mezcla de razas con moros y españoles.
El profesor Roman Piña Homs (Palma de Mallorca, 1937), descendiente de judíos conversos pero educado por su abuela en la fe católica, no duda de que Colón era mallorquín y judío. Historiador, catedrático emérito y uno de los fundadores de la Universidad de Islas Baleares, dice que su verdadero nombre era Cristofor Colom, apellido muy común en Felanitx, y que cuando vuelve del primer viaje lo primero que hace es anunciar el descubrimiento por carta, no a los reyes, sino a Luis de Santángel. “Era un judío valenciano y tesorero real que había vivido en Mallorca y que fue su garante ante la Corte. ¿Y cómo firma la carta? Cristofor Colom, con m, como se escribe en mallorquín este apellido”.
De puño y letra
Piña Homs se refiere a la Carta de Colom, cuyo original y las copias en varios idiomas que se hicieron a fines del siglo XV para circular por Europa la noticia del descubrimiento desaparecieron misteriosamente. No quedan más que facsímiles.
Luis Ulloa Cisneros (Lima, 1869- Barcelona 1936), que dedicó su vida a estudiar el origen de Colón, escribió que esta carta fue indexada en el Abecedarium de la Biblioteca Colombina de Sevilla por su fundador, Hernando Colón, hijo del almirante. Aunque era un bibliógrafo escrupuloso, “hay libros inscritos en los cuadernos que no llevan las indicaciones complementarias –señala Ulloa–. Son los libros heredados por Don Hernando de su padre y de sus tíos”. Tal es el caso de esta carta tan valiosa, que solo tiene anotado lo siguiente: “Cristóforo Colón. Letra enviada al escriva de racio [frase catalana que significa “escribano de ración”] 1493. En catalán. 4643”.
Piña Homs llegó hace poco más de 25 años hasta la Dominican University de Chicago “para esclarecer el entramado mallorquín de los Santángel de origen valenciano. Porque en Palma vivía y hacía negocios Galcerán de Santangel, hermano de Luis, codeándose con los Pardo, Vivot, Piña y Vidal, todos de origen judío. Colón era un reconocido navegante, de mente culta, manejaba geometría y astronomía, escribía en latín y conocía la Biblia muy bien”. En su cuarto viaje, al final de su vida, dejará por escrito que sueña no solo con rescatar Hierusalem sino con reconstruir un templo. “No hace falta un ADN –dice Piña Homs–. Los mallorquines ya deberíamos haber reivindicado a Colón. Fueron demasiado los Colom conversos que en Mallorca, en el siglo XV, fueron condenados por la Inquisición. Y entonces, mejor no moverse y así quedó todo”.
Esta cronista habló con Felipe Colón de Carvajal, nieto del duque de Veragua y descendiente en vigésima generación, quien admite que semejante tema requiere un estudio científico serio. “El documental no tiene pruebas –dice–. En la familia la tesis mayoritaria es que nació entre Italia y España. No podemos decir mucho más porque toda la documentación que dejó Colón está maquillada por él y sus hijos. Nosotros pensamos que debe haber tenido una poderosa razón para ocultarlo. Noble debe haber sido, porque no se entra en la Corte así nomás. Y sin haber descubierto nada pide ser virrey, gobernador, almirante. La historia del origen humilde no cuadra”.
Suponiendo que fueran verdaderas, el empeño en mantener estas versiones bajo las sombras tendría una explicación. La sangre azul era una amenaza potencial al reinado de Fernando, y sus orígenes judíos hacían de Colón –o Colom– un blanco fácil en momentos en que España expulsaba por edicto a todo miembro de esa comunidad que no se convirtiera al cristianismo.
El enigma ya cumplió 500 años y goza de buena salud. Tanto madera noble como pistas falsas danzan a la vez en esta novela de intrigas y misterio que dejaría a El Código Da Vinci a la altura de una historieta. Quizá un día la inteligencia artificial devele cómo se llamaba realmente el gran navegante, dónde dio su primer berrido y quiénes eran su padre y su madre. Pero algo permanecerá inalterable. La gesta titánica de este muchacho no es de este mundo.