Cómo recuperar la alegría y la felicidad: cuatro consejos de Harvard para no estar triste y cansada

Todas hemos tenido esos días en los que parece que el mundo entero pesa sobre nuestros hombros. Cansancio, tristeza, falta de energía… Es como si la vida nos pusiera en pausa y no supiéramos cómo volver a darle al 'play'. Pero tranquila, no estás sola. Sentirse así de vez en cuando es normal, y lo mejor de todo es que hay formas sencillas de salir de ese bache emocional.

Así que hoy queremos compartir algunos consejos que vienen directamente de los expertos de la Universidad de Harvard, Tal Ben Shahar y Arthur Brooks. Ellos nos recuerdan que la felicidad no es un destino, sino el camino que recorremos día a día. Con pequeños cambios y nuevos hábitos en nuestra rutina y perspectiva, es posible recuperar la alegría y sentirnos mejor. Y lo mejor es que no necesitas grandes esfuerzos ni cambios drásticos, sólo pasos sencillos y prácticos que marcan la diferencia.

1. Vive el ahora: el poder del presente

¿Sabías que muchas veces lo que nos hace sentir mal no es el momento actual, sino vivir atrapadas en el pasado o anticipando problemas del futuro? Tal Ben Shahar lo explica muy bien: "Cuanto más presentes estemos, más momentos de claridad tendremos".

El secreto está en la atención plena, lo que también se conoce como mindfulness. No tienes que hacer algo complicado: respira hondo, siente cómo el aire entra y sale de tus pulmones, y enfócate en lo que está pasando ahora mismo para conectar contigo. Aunque parezca algo pequeño, este simple acto puede ayudarte a reducir la ansiedad y recuperar la calma.

2. Llora, escribe, habla: suelta lo que llevas dentro

A veces, creemos que llorar es un signo de debilidad, pero no podría estar más lejos de la verdad. Tal Ben Shahar dice: "Derrama lágrimas. Que fluyan a borbotones". Llorar libera tensión y, lo creas o no, también libera sustancias químicas en el cerebro que te hacen sentir mejor.

Si llorar no es lo tuyo, intenta escribir. No necesitas ser escritora; simplemente toma un papel y cuenta lo que sientes. Piensa en ello como una conversación contigo misma. Si prefieres hablar, busca a alguien de confianza o considera acudir a terapia. Compartir lo que te preocupa puede ser un gran alivio.

3. Encuentra el propósito en lo que haces

Cuando perdemos de vista el "por qué" de nuestras acciones, todo se siente mucho más pesado. Pero si te detienes un momento y te preguntas cómo lo que haces contribuye a algo mayor, esa perspectiva puede cambiarlo todo.

No importa si estás ayudando a tus hijos con los deberes, lidiando con un cliente complicado o incluso lavando los platos. Cada tarea tiene un propósito. Arthur Brooks lo explica perfectamente: "Cuando lo que hacemos tiene un sentido y un objetivo, superar las dificultades se vuelve menos desalentador". Prueba a conectarte con esa idea y verás la diferencia.

4. Descansa de verdad: aprende a pausar

A veces, todo lo que necesitas es un descanso. Y no hablamos de mirar el teléfono mientras comes o de responder correos en un rato libre. Nos referimos a pausas reales, de esas que te recargan. Tal Ben Shahar recomienda las micropausas: quince minutos para caminar, escuchar música, o simplemente disfrutar de un café sin distracciones.

También es importante cuidar los básicos: duerme bien, haz ejercicio, busca a hobby o cualquier actividad que te haga sentir viva. Esos pequeños momentos de autocuidado son la gasolina que necesitas para seguir adelante.

No olvides que incluso los momentos difíciles tienen su razón de ser. Como dice Arthur Brooks: "Agradezco lo bueno que experimento hoy, pero no temo lo malo, que es parte de estar vivo". Las dificultades son una oportunidad para crecer y aprender, aunque no siempre lo parezca en el momento.

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