Cómo jugar correctamente con un gato: pautas para una actividad efectiva
Dar la oportunidad de ‘ganar’ al gato fortalece su confianza y refuerza la conexión positiva con el juego.

El juego es una parte fundamental en la vida de los gatos, ya que a través de la actividad lúdica, los felinos ejercitan sus instintos naturales de caza, se mantienen en forma y reducen el estrés. Sin embargo, no todos los gatos responden de la misma manera a los estímulos que se les ofrecen y muchos convivientes pueden tener la sensación de que su gato ‘no sabe o no quiere jugar’.
Sin embargo, más que una falta de interés por parte del animal, suele deberse a que la forma en que se le invita a jugar no resulta atractiva ni estimulante. Los gatos son depredadores por naturaleza, y su instinto de caza sigue presente incluso en aquellos que viven en entornos domésticos, por lo que las sesiones de juego caseras deben imitar el comportamiento de un animal que caza: acechar, perseguir y capturar a su presa.
Para lograr sesiones de juego efectivas, es importante conocer cómo funciona el comportamiento predatorio de los gatos y adaptar las dinámicas a sus necesidades naturales. Esto implica utilizar los movimientos correctos, establecer la duración adecuada y permitir que el gato experimente la sensación de éxito al ‘cazar’ su presa.
Pam Johnson-Bennett, especialista en comportamiento felino y autora de referencia, señala que uno de los errores más comunes que cometen los cuidadores es mover los juguetes de forma poco natural para el gato. Agitar un objeto frente a su cara, por ejemplo, no resulta atractivo porque, en estado salvaje, ninguna presa se acercaría voluntariamente a un depredador. Además, los gatos tienen una visión cercana poco desarrollada, por lo que no pueden enfocar bien los objetos que están demasiado próximos.
Movimientos que despiertan el instinto cazador
Para que el juego sea realmente estimulante, el movimiento del juguete debe imitar el comportamiento de una presa, es decir, debe desplazarse alejándose o cruzando el campo visual del gato, nunca avanzando directamente hacia él. Si el objeto se mueve en dirección al felino, este podría interpretar la situación como una confrontación, en lugar de una cacería, y reaccionar de manera defensiva en vez de participar en el juego.
Ritmo y duración del juego
En una caza real, la presa no se desplaza a una velocidad constante. A veces se detiene para alimentarse o evaluar su entorno, y otras acelera para huir del depredador. Para que el gato pueda desarrollar su estrategia de acecho, es recomendable alternar movimientos rápidos con pausas. Cuando el juguete se detiene, el felino tiene la oportunidad de calcular su siguiente movimiento, lo que hace que la experiencia sea más desafiante y enriquecedora.
En cuanto a la duración, lo mejor son sesiones cortas de entre 5 y 15 minutos varias veces al día, en lugar de concentrarlo en una sola interacción larga.
Adaptación del juguete
El tipo de juguete también influye en la dinámica del juego. Si el juguete representa a un pájaro, es tentador mantenerlo en el aire todo el tiempo. Sin embargo, en la naturaleza, el momento más propicio para que un gato atrape a un ave es cuando esta se encuentra en el suelo, distraída mientras se alimenta. Por eso, alternar entre movimientos aéreos y terrestres hace que la simulación de caza sea más realista y atractiva para el animal.
La importancia del éxito en la caza
Para que el gato disfrute y se mantenga motivado, es fundamental permitirle capturar el juguete en varias ocasiones durante la sesión. Si nunca tiene éxito y el juego se convierte en un reto imposible, la actividad puede volverse frustrante y perder atractivo. En cambio, cuando logra ‘cazar’ su presa, experimenta una sensación de logro que refuerza su confianza y su deseo de seguir jugando.
En definitiva, entender el juego desde la perspectiva del instinto felino permite optimizar las sesiones y convertirlas en una herramienta útil para el bienestar del gato. Con la estrategia adecuada, cualquier felino puede disfrutar de la actividad y beneficiarse de sus efectos físicos y emocionales.