Cómo cuidar el cuerpo y la mente a partir de los 60 años
En esta etapa, la vida puede ser un camino de plenitud y crecimiento; qué hábitos conviene dejar atrás y cuáles adoptar para potenciar el bienestar y disfrutar cada día

En la sociedad actual, cumplir 60 años ya no contempla aspectos negativos como alguna vez reflejó en el pasado, sino más bien el comienzo de una nueva etapa llena de posibilidades. Gracias a los avances en la medicina y la ciencia, la esperanza de vida aumentó, lo que brinda más oportunidades para disfrutar, aprender y crecer.
Es que el paso a la jubilación, la independencia de los hijos y una mayor disponibilidad de tiempo traen consigo una ocasión única para reevaluar el propósito de la vida, enfocarse en el bienestar propio y redescubrir pasiones que pudieron haber quedado relegadas. Este período, además, ofrece la posibilidad de reconstruir rutinas con mayor consciencia, y establecer hábitos que favorezcan tanto la salud física como el equilibrio emocional. Por todo esto, es un momento clave para replantear metas, fortalecer relaciones significativas y dedicarse a actividades que aporten plenitud y satisfacción personal.
Cuatro hábitos que se deben abandonar (y con qué reemplazarlos)
Sin embargo, a veces, lo que nos impide vivir plenamente no son las circunstancias externas, sino nuestras propias creencias y actitudes. Por ello, identificar estos patrones y transformarlos es el primer paso hacia una vida más equilibrada y feliz.
1. Dejar de creer que es tarde para aprender
Pensar que ciertas actividades ya no son para determinada edad es una trampa mental que limita el crecimiento. La neurociencia demostró que el cerebro mantiene su plasticidad a lo largo de la vida, lo que significa que siempre es posible aprender y evolucionar. Para cambiar esta perspectiva, se puede empezar por explorar nuevos intereses: inscribirse en cursos, aprender un idioma o desarrollar una habilidad artística o tecnológica.
2. Soltar el miedo al cambio
Resistirse a lo nuevo genera frustración y sensación de estancamiento. La vida está en constante transformación y adaptarse con flexibilidad permite disfrutarla más. Una buena forma de entrenar esta actitud es proponerse pequeños desafíos semanales: probar una comida diferente, visitar un lugar nuevo o modificar la rutina diaria para salir de la zona de confort.
3. Dejar de intentar complacer a todos
La necesidad de satisfacer las expectativas ajenas puede generar estrés y agotamiento emocional. Aceptar que priorizar el propio bienestar no es egoísmo, sino autocuidado, es clave. Aprender a decir “no” sin culpa y establecer límites saludables permite vivir con mayor tranquilidad y autenticidad.
4. Liberarse del rencor y aprender a perdonar
Aferrarse al resentimiento afecta tanto la salud mental como la física. Según PubMed Central, estudios demuestran que las personas que saben perdonar experimentan menores niveles de ansiedad y estrés. En este caso, perdonar no significa justificar lo que sucedió, sino soltar la carga emocional para avanzar con mayor ligereza. Practicar la empatía y escribir sobre lo que se siente, también, puede ayudar en este proceso.
Cuatro hábitos que se deben adoptar para una mejor calidad de vida
Así como ciertos hábitos pueden restarle bienestar a la vida, hay otros que pueden potenciarla:
1. Mantener una alimentación equilibrada
La forma en que nos alimentamos influye en la energía, el sistema inmunológico y la longevidad. Reducir el consumo de ultraprocesados y aumentar el de frutas, verduras y proteínas de calidad fortalece el organismo. Además, prestar atención a las señales de hambre y saciedad del cuerpo ayuda a desarrollar una relación más consciente con la comida.
2. Incorporar el ejercicio y el descanso como pilares del bienestar
Moverse regularmente mantiene los músculos y articulaciones en buen estado, mejora el estado de ánimo y reduce el riesgo de enfermedades. Actividades como caminar, nadar o practicar yoga pueden ser excelentes opciones. Del mismo modo, asegurar un buen descanso nocturno es fundamental para la recuperación del cuerpo y la mente.
3. Dedicarse a las pasiones y hobbies
Cultivar intereses personales aporta sentido y satisfacción. Reservar un tiempo semanal para realizar actividades placenteras, como leer, pintar, tocar un instrumento o practicar jardinería, no solo genera felicidad, sino que también fortalece la salud mental.
4. Practicar la gratitud diariamente
La gratitud tiene un impacto positivo en el bienestar emocional y las relaciones interpersonales. Por ejemplo, llevar un diario donde se anoten tres cosas por las que se está agradecido cada día ayuda a reprogramar la mente para enfocarse en lo positivo y disfrutar más de la vida.
Para que estos cambios sean sostenibles, es fundamental empezar con pequeñas acciones y mantener la constancia, indica un artículo de Brown Health University. Crear recordatorios visuales para reforzar nuevos hábitos, buscar apoyo en familiares o amigos para compartir experiencias, establecer metas realistas y medibles para seguir el progreso y celebrar los logros sin frustrarse son estrategias efectivas para integrar estos cambios.