Cinco castillos de cuento que puedes visitar y uno donde puedes dormir

En toda buena historia hay un castillo; así que, si quieres que tu próxima escapada sea como un cuento, apunta estos imprescindibles para jugar sobre seguro

Mar 7, 2025 - 21:23
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Cinco castillos de cuento que puedes visitar y uno donde puedes dormir

Hoy son el escenario más romántico, pero en otra época fueron el lugar en el que se tomaron grandes decisiones, se libraron dramáticas batallas y se maquinaron asuntos reales. Por eso los castillos tienen el poder de hacernos viajar en el tiempo y revivir historias y leyendas.

Sus torres, salones y murallas convierten cada visita en un viaje al pasado. Desde fortalezas medievales hasta palacios que derrochan elegancia, estos cinco grandes iconos no solo te harán sentir protagonista de otra era, también alguien muy especial en el presente ¡Empezamos!

Belmonte (Cuenca)

El castillo de Belmonte es una de las fortalezas medievales mejor conservadas de España. Construido en el siglo XV, combina elementos góticos y mudéjares que le dan un aire de fantasía. Durante siglos fue testigo de intrigas nobiliarias, conflictos dinásticos y episodios clave de la historia castellana hasta que en el siglo XIX fue restaurado por la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III y última emperatriz de Francia, quien lo convirtió en su refugio personal en España y de quien todavía hoy es patente su sello.

El castillo de Belmonte es una de las fortalezas medievales mejor conservadas de España

Sus torres, su foso y su impresionante muralla hacen que parezca sacado directamente de una novela de caballería. Sobre todo si se visita en las fechas en las que el castillo se viste de fiesta para las muchas actividades que organiza. Eventos de recreación histórica, torneos de combate medieval e incluso ofrece visitas nocturnas para una experiencia aún más especial.

Castillo de Neuschwanstein (Alemania)

Enclavado en las montañas de Baviera, el castillo de Neuschwanstein es probablemente la fortaleza más famosa del mundo y la imagen más idílica del clásico escenario de cuento de hadas. Mandado construir en el siglo XIX por el rey Luis II de Baviera, conocido como “el rey loco”, fue concebido como un refugio personal lejos de la vida pública y un homenaje a las leyendas medievales alemanas y a las óperas de Richard Wagner, su compositor favorito.

Este año, por fin, el castillo de Neuschwanstein ha sido incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco

A pesar de su apariencia medieval, el castillo estaba equipado con la tecnología más avanzada de su época, incluyendo agua corriente, calefacción central y hasta un sistema de timbres eléctricos. Todo tipo de lujos junto a una decoración a la altura de un rey en la que cualquiera podría quedarse a vivir. Eso sí, Luis II no lo hizo ya que murió antes de que esta gran obra estuviese terminada. Este año, por fin, el castillo ha sido incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Castillo de Edimburgo (Escocia)

Dominando el horizonte de la capital escocesa desde su posición estratégica, como debe ser al hablar de un buen castillo, el de Edimburgo es mucho más que una fortaleza: es el símbolo por excelencia de la historia y la resistencia de Escocia. Con más de 900 años entre sus muros, ha sido escenario de batallas, asedios y coronaciones, y aún hoy alberga las Joyas de la Corona Escocesa y la Piedra del Destino, utilizada en las ceremonias de coronación de los monarcas británicos.

El castillo de Edimburgo alberga el famoso cañón Mons Meg y el One O’Clock Gun, disparado diariamente a la una en punto

Entre sus muros, personajes históricos como María Estuardo, reina de Escocia, vivieron momentos decisivos que marcaron el destino del país. Además, el castillo también alberga el famoso cañón Mons Meg y el One O’Clock Gun, disparado diariamente a la una en punto como tradición naval. Al igual que su visita es interesantísima, las vistas desde sus murallas son otro imprescindible de la ciudad.

Palacio de la Pena (Portugal)

Para cambiar por completo de registro y guión, nada mejor que viajar hasta el país vecino. En la localidad de Sintra podrás encontrar hasta cinco castillos/palacios diferentes, pero, sin duda, el de la Pena es el más original. En castellano se traduce como de la Peña, por su situación, ya que pena no da ninguna, más bien todo lo contrario gracias a su derroche de color y sus caprichosas formas.

Cada rincón del Palacio da Pena refleja el romanticismo de la época en la que fue construido

Construido en el siglo XIX por orden del rey Fernando II, es una mezcla única de estilos arquitectónicos, desde el neogótico hasta el estilo manuelino y el renacimiento. Cada rincón del palacio refleja el romanticismo de la época, con detalles ornamentales, azulejos portugueses tradicionales y vistas panorámicas a la sierra circundante que quitan el aliento.

Castillo de Himeji (Japón)

Si se quiere algo más exótico y se cuenta con más presupuesto, el castillo perfecto está en el País del Sol Naciente. Conocido como “La Garza Blanca" por el elegante color de sus muros y su estructura que parece a punto de alzar el vuelo, el castillo de Himeji es uno de los tesoros arquitectónicos más importantes de Japón. Construido originalmente en el siglo XIV y ampliado durante el período Edo, este castillo no solo ha sobrevivido a guerras, terremotos y bombardeos sino que también es el mejor ejemplo de la arquitectura feudal japonesa.

Y para quedarse a vivir

O al menos una noche. Y es que Francia es el país de los castillos por excelencia; tiene tantos, que algunos han pasado a manos privadas y muchos son hoy encantadores hoteles. Elegir solo uno es muy complicado, pero para empezar una tradición nueva que consista en pasar una noche como un marqués, el Château de Charnizay es una excelente opción.

Este elegante castillo que data del siglo XV ha sido restaurado recientemente y ofrece seis exclusivas habitaciones para alojarse en él

Escondido en un denso bosque al sur de Tours (la puerta de entrada a los famosísimos castillos del Loira), este elegante castillo que data del siglo XV ha sido restaurado recientemente para albergar tan solo seis habitaciones a las que, eso sí, no les falta detalle. Cada una de sus estancias conserva el encanto de lo que un día fue esta residencia, pero con todas las comodidades y lujos de nuestra época. También lo hace único el trato de sus dueños, que te reciben en la puerta y te preparan una cena típica de la zona digna de un gran noble.

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