Así se manifiestan los primeros síntomas de la perimenopausia: sofocos, insomnio, fatiga…
Los cambios hormonales en la mujer afectan de manera notable en varios aspectos del día a día.

La perimenopausia, no confundir con premenopausia, es la etapa de transición antes de la menopausia, cuando el cuerpo de la mujer comienza a experimentar cambios hormonales significativos debido a la disminución de los niveles de estrógeno y progesterona.
A diferencia de la premenopausia, cuando los síntomas todavía no se manifiestan claramente, durante esta etapa vital en la vida de las mujeres tienen lugar ciertos cambios que comienzan a afectar la rutina diaria y el estilo de vida. Además, este momento de transición puede durar desde unos pocos meses hasta, incluso, 10 años, y no termina hasta que no se cumplen 12 meses seguidos sin menstruación.
Para saber más acerca de la perimenopausia, y si crees que es lo que te está sucediendo, lo mejor es acudir al ginecólogo para resolver cualquier duda que pueda surgir en torno a esta fase hormonal.
En palabras de Mayo Clinic: La perimenopausia significa "alrededor de la menopausia" y se refiere al tiempo durante el cual el cuerpo produce la transición a la menopausia y marca el final de los años reproductivos. La perimenopausia también se llama la 'transición menopáusica'.
Síntomas de la perimenopausia
Conocer los síntomas de la perimenopausia es vital para familiarizarse con esta nueva etapa vital en la vida de las mujeres. Como comentábamos, estos pueden manifestarse ya durante los 40 años y extenderse en el tiempo hasta el fin de la menstruación. En cuanto a los síntomas, cabe destacar los siguientes:
- Periodos menstruales irregulares. La ovulación se vuelve más impredecible, el tiempo entre períodos puede prolongarse o acortarse, el flujo puede ser más ligero o más abundante y algunos períodos pueden no darse.
- Sofocos e insomnio. Los sofocos son comunes durante la perimenopausia y, además, pueden dificultar la conciliación del sueño.
- Cambios en el humor. Durante esta etapa puede que aumente la irritabilidad debido a los sofocos y la falta de sueño. También hay mayor riesgo de padecer depresión.
- Problemas vaginales y en la vejiga. Cuando los niveles de estrógeno disminuyen, los tejidos vaginales pueden perder lubricación y elasticidad y, como consecuencia, las relaciones sexuales son dolorosas. Los bajos niveles de estrógeno también pueden hacerte más vulnerable a infecciones urinarias o vaginales.
- Disminución de la fertilidad. Cuando la ovulación se vuelve irregular, tu capacidad para concebir se reduce. Sin embargo, mientras tengas períodos, el embarazo sigue siendo posible.
- Pérdida de la densidad ósea. Debido a que los niveles de estrógeno se reducen, se empieza a perder masa ósea más rápidamente de lo que la reemplazas, esto incrementa el riesgo de osteoporosis
- Cambios en los niveles de colesterol. La reducción de los niveles de estrógeno puede causar cambios desfavorables en los niveles de colesterol en la sangre, entre ellos un incremento en el colesterol de lipoproteínas de baja densidad, el colesterol malo, que contribuye a un mayor riesgo de enfermedad cardíaca
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