China llevaba años comprando toneladas y toneladas de soja a EEUU. Un país ha salido ganando en su lugar: Brasil
A China le gusta la soja estadounidense. Mucho. Cada año importa de los campos de Illinois, Minnesota o Iowa millones de toneladas de un cultivo que se consume directamente en vaina, se procesa o se destina a alimentar ganado. El problema es que en plena guerra comercial, y con el cruce de aranceles de más del 100% aplicados por Washington y Pekín a sus respectivas exportaciones, ese grano estadounidense dejará probablemente de ser atractivo en las fábricas chinas. Ya ocurrió hace años, durante la guerra comercial del primer mandato de Donald Trump. Y entonces, como ahora, China empezó a mirar con interés creciente otras fuentes de soja. ¿Cuáles? Argentina y sobre todo Brasil. Una cifra: 27 millones. El pulso arancelario entre EEUU y China, que se ha saldado con una subida de gravámenes de más del 100% al flujo comercial en ambas direcciones, amenaza con golpear una mercancía clave: la soja. El motivo es muy sencillo. Los agricultores estadounidenses venden mucha, muchísima soja al gigante asiático. En 2024 ese flujo superó las 27 millones de toneladas métricas, con un valor de 12.800 millones de dólares. Es más, las semillas oleaginosas (grupo que incluye la soja) fueron una de las principales exportaciones de EEUU a China en términos de valor. Hace dos años el Consejo Empresarial EEUU-China calculaba que, en conjunto, las semillas oleaginosas y los cereales representan la mayor exportación de EEUU a China, con un valor que por entonces ascendía a 25.400 millones. Para tener una imagen más clara de lo que supone la soja en esas cuentas, The New York Times precisa que el año pasado movilizó nueve centavos de cada dólar de bienes que EEUU vendió en China. Los datos de USDA muestran que el país asiático acapara algo más del 40% de las ventas totales de soja de EEUU. Un porcentaje: 135%. Esa es la subida de aranceles con la que tendrá que lidiar a partir de ahora ese enorme flujo de grano estadounidense con destino China. El porcentaje es la suma de dos subidas: el 10% impuesto por Pekín en marzo a la importación de ciertos productos agrícolas y el 125% extra con el que, ya en las últimas semanas, respondió a la escalada de la guerra comercial con EEUU. La pregunta que dejan botando esas subidas de gravámenes es obvia: ¿Cómo afectará al flujo de soja estadounidense? ¿Seguirá siendo atractiva para el mercado chino con ese 135% de tasas? El tema ha generado expectación entre los analistas y por supuesto inquieta a los granjeros de EEUU, buena parte de ellos instalados en estados que, como Iowa, Indiana u Ohio, son importantes productores de soja y el pasado noviembre votaron a Donald Trump. "Lidiamos con el mal tiempo, las plagas, las averías de tractores", se lamentaba hace poco Heather Feuerstein, dueña de una granja de Michigan al TNYT. A todos esos desafíos se añaden ahora los aranceles, que en su opinión suponen “una amenaza” para su modo de vida. Una fecha: 2017. Si bien el pulso arancelario con el que ha arrancado 2025 está siendo particularmente intenso, no es la primera vez que Feuerstein y el resto de sus colegas de profesión se ven ante una situación similar. Hace años, durante su primer mandato presidencial, Trump ya inició una guerra comercial con China que afectó de lleno a las exportaciones de soja. ¿Cómo? Llevando a Pekín a apostar por otros proveedores y reduciendo el flujo de grano 'made in USA'. Nikkei precisa que en 2017 EEUU estaba detrás de casi el 40% de las importaciones chinas. Aunque el flujo comercial sigue siendo alto, en 2024 esa cifra rondaba ya el 20%. Hace poco la CNN elaboró un gráfico detallado en el que muestra que entre 2017 y 2018 las exportaciones de soja de EEUU con destino China bajaron de 31,7 millones de toneladas métricas a 8,24. Desde entonces el flujo se ha recuperado hasta situarse en las 27,2 del año pasado, si bien el dato sigue por debajo del que se registraba antes del primer mandato de Trump. En general, del Departamento de Agricultura (USDA) estima que la guerra comercial causó unas pérdidas directas a las exportaciones agrícolas de EEUU que superaron los 27.000 millones de dólares entre 2018 y 2019. En Xataka Mientras EEUU se obsesiona con los aranceles, China tiene un arma que está pasando desapercibida: la burocracia Un país: Brasil. Toda guerra tiene sus ganadores. Y la comercial abierta hace años entre EEUU y China tiene uno muy claro si hablamos del comercio de soja: Brasil. El mismo gráfico de la CNN muestra que a medida que las exportaciones estadounidenses perdían fuelle las de grano brasileño se disparaban. De 2016 a 2018 el flujo destinado a China se elevó hasta alcanzar los 68,6 millones de toneladas métricas y en 2024 se sobrepasaron los 72,5 millones de toneladas, muy por encima de los niveles de exportación de EEUU. En general, se calcula que en los últimos años China aumentó un 35% sus importaciones anuales de soja brasil

A China le gusta la soja estadounidense. Mucho. Cada año importa de los campos de Illinois, Minnesota o Iowa millones de toneladas de un cultivo que se consume directamente en vaina, se procesa o se destina a alimentar ganado. El problema es que en plena guerra comercial, y con el cruce de aranceles de más del 100% aplicados por Washington y Pekín a sus respectivas exportaciones, ese grano estadounidense dejará probablemente de ser atractivo en las fábricas chinas. Ya ocurrió hace años, durante la guerra comercial del primer mandato de Donald Trump. Y entonces, como ahora, China empezó a mirar con interés creciente otras fuentes de soja.
¿Cuáles? Argentina y sobre todo Brasil.
Una cifra: 27 millones. El pulso arancelario entre EEUU y China, que se ha saldado con una subida de gravámenes de más del 100% al flujo comercial en ambas direcciones, amenaza con golpear una mercancía clave: la soja. El motivo es muy sencillo. Los agricultores estadounidenses venden mucha, muchísima soja al gigante asiático. En 2024 ese flujo superó las 27 millones de toneladas métricas, con un valor de 12.800 millones de dólares. Es más, las semillas oleaginosas (grupo que incluye la soja) fueron una de las principales exportaciones de EEUU a China en términos de valor.
Hace dos años el Consejo Empresarial EEUU-China calculaba que, en conjunto, las semillas oleaginosas y los cereales representan la mayor exportación de EEUU a China, con un valor que por entonces ascendía a 25.400 millones. Para tener una imagen más clara de lo que supone la soja en esas cuentas, The New York Times precisa que el año pasado movilizó nueve centavos de cada dólar de bienes que EEUU vendió en China. Los datos de USDA muestran que el país asiático acapara algo más del 40% de las ventas totales de soja de EEUU.

Un porcentaje: 135%. Esa es la subida de aranceles con la que tendrá que lidiar a partir de ahora ese enorme flujo de grano estadounidense con destino China. El porcentaje es la suma de dos subidas: el 10% impuesto por Pekín en marzo a la importación de ciertos productos agrícolas y el 125% extra con el que, ya en las últimas semanas, respondió a la escalada de la guerra comercial con EEUU. La pregunta que dejan botando esas subidas de gravámenes es obvia: ¿Cómo afectará al flujo de soja estadounidense? ¿Seguirá siendo atractiva para el mercado chino con ese 135% de tasas?
El tema ha generado expectación entre los analistas y por supuesto inquieta a los granjeros de EEUU, buena parte de ellos instalados en estados que, como Iowa, Indiana u Ohio, son importantes productores de soja y el pasado noviembre votaron a Donald Trump. "Lidiamos con el mal tiempo, las plagas, las averías de tractores", se lamentaba hace poco Heather Feuerstein, dueña de una granja de Michigan al TNYT. A todos esos desafíos se añaden ahora los aranceles, que en su opinión suponen “una amenaza” para su modo de vida.
Una fecha: 2017. Si bien el pulso arancelario con el que ha arrancado 2025 está siendo particularmente intenso, no es la primera vez que Feuerstein y el resto de sus colegas de profesión se ven ante una situación similar. Hace años, durante su primer mandato presidencial, Trump ya inició una guerra comercial con China que afectó de lleno a las exportaciones de soja. ¿Cómo? Llevando a Pekín a apostar por otros proveedores y reduciendo el flujo de grano 'made in USA'. Nikkei precisa que en 2017 EEUU estaba detrás de casi el 40% de las importaciones chinas. Aunque el flujo comercial sigue siendo alto, en 2024 esa cifra rondaba ya el 20%.
Hace poco la CNN elaboró un gráfico detallado en el que muestra que entre 2017 y 2018 las exportaciones de soja de EEUU con destino China bajaron de 31,7 millones de toneladas métricas a 8,24. Desde entonces el flujo se ha recuperado hasta situarse en las 27,2 del año pasado, si bien el dato sigue por debajo del que se registraba antes del primer mandato de Trump. En general, del Departamento de Agricultura (USDA) estima que la guerra comercial causó unas pérdidas directas a las exportaciones agrícolas de EEUU que superaron los 27.000 millones de dólares entre 2018 y 2019.
Un país: Brasil. Toda guerra tiene sus ganadores. Y la comercial abierta hace años entre EEUU y China tiene uno muy claro si hablamos del comercio de soja: Brasil. El mismo gráfico de la CNN muestra que a medida que las exportaciones estadounidenses perdían fuelle las de grano brasileño se disparaban. De 2016 a 2018 el flujo destinado a China se elevó hasta alcanzar los 68,6 millones de toneladas métricas y en 2024 se sobrepasaron los 72,5 millones de toneladas, muy por encima de los niveles de exportación de EEUU.
En general, se calcula que en los últimos años China aumentó un 35% sus importaciones anuales de soja brasileña mientras redujo un 14% las estadounidenses. Si se echa la vista a 2010 el crecimiento fue muy superior. ¿Qué significa eso? Que si en 2017 la soja brasileña suponía para China alrededor del 50% de sus importaciones, ahora ronda ya el 70%.
Una reflexión "Tendrán que adquirir más": “Si no pueden obtenerla de EEUU tendrán que adquirir más de Brasil. Y tendrán que pagar más”, comenta a TNYT Neusa Lopes, directiva de Girassol Agrícola, un destacado productor de soja del estado de Mato Grosso, en Brasil. Lo cierto es que la guerra comercial llega después de que, a finales de 2024, Xi realizara una visita de Estado a Brasil para fortalecer lazos entre ambos países y la Asociación Brasileña de Productores de Soja confirmaba hace poco que a principios de mes el gigante asiático firmó contratos por millones de toneladas de grano. Más allá de Brasil, hay analistas que apuntan que Pekín podría apoyarse en Argentina, otro gran productor.
Entre lo ocurrido hace ocho años y el escenario actual hay sin embargo una diferencia importante. Tras años de flujo comercial entre China y Brasil, hoy la primera lo tiene mucho más fácil para abastecerse de los cultivos del país sudamericano. El gigante asiático ha invertido en almacenes, ferrocarriles, puertos y demás infraestructura que facilita el traslado de la soja brasileña en barcos chinos. El ejemplo más claro es la gran terminal abierta este año en el puerto de Santos y en la que se ha implicado la china Cofco.
Una advertencia: los precios. A comienzos de año, con el recuerdo aún reciente de lo ocurrido en 2017 y ante las amenazas de aranceles de Trump, Rabobank emitió un informe en el que ya advertía del posible impacto en el mercado chino de la soja. Y aunque reconocía que su efecto será probablemente menor que el de 2018-2019 por el papel de Brasil, el aumento de las reservas estatales y "la creciente adaptación de China a fórmulas alimenticias bajas en proteínas", el organismo avanzaba que con toda probabilidad la guerra comercial alteraría al precio de la soja.
¿Cómo? Rabobank hablaba de una reducción sensible de los precios en origen de EEUU y la superficie cultivada. En Sudamérica sin embargo el efecto parece ser el contrario. TNYT apunta que su soja se ha vuelto más valiosa y cita en concreto a una agricultora brasileña que está vendiendo sus sacos de 60 kilos a 21 dólares, un 10% más que hace un mes. Los precios de la soja brasileña incluso están por encima de los futuros de Chicago. Con todo, la temporada de cosecha ya está finalizando y se ha vendido gran parte del stock.
Una pregunta: ¿Y ahora? A la espera de que el escenario se vaya aclarando y dirima la guerra comercial abierta en los últimos meses entre Washington y Pekín, Reuters informaba hace unos días de que las importaciones de soja estadounidense en China aumentaron un 12% en marzo. El motivo: la agencia habla de compras realizadas en previsión del pulso arancelario entre ambos países. "Las llegadas de marzo reflejan las compras preventivas en el cuarto trimestre de 2024, en medio de preocupaciones por las renovadas tensiones comerciales si Trump regresaba al cargo", explica la analista Rosa Wang, de JCI, con sede en Shanghái.
Curiosamente en marzo descendieron las importaciones de Brasil, pero esa caída se relaciona en parte con retrasos en las cosechas. Las previsiones pasan porque el peso del país sudamericano aumente en los próximos meses, como ya lo hizo hace años. China trabaja además para mejorar su propia producción, con más cultivos y un mayor rendimiento. Su objetivo, según precisa la prensa local, es que la producción total de granos del país pase de 706,5 a 753 millones de toneladas en cuestión de una década, para lo que espera una mejora considerable (38%) del rendimiento de sus campos.
Imágenes | U.S. Department of Agriculture (Flickr) 1, United Soybean Board (Flickr) y Abby Yan (Unsplash)
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La noticia
China llevaba años comprando toneladas y toneladas de soja a EEUU. Un país ha salido ganando en su lugar: Brasil
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Xataka
por
Carlos Prego
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