China eleva los aranceles al 125% mientras la UE intenta evitar la escalada
No habían pasado ni 24 horas después de que la Administración norteamericana aumentara la presión sobre China con aranceles del 145% cuando el Gobierno de Xi Jinping anunció a su vez que resiste el pulso e impondrá tarifas que llegan hasta el 125% a todos los productos estadounidenses que se vendan en China a partir de mañana, 12 de abril. En contraste, Bruselas, que por un lado reconoce que también está negociando con China para eliminar aranceles , ha anunciado que el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic , estará este lunes en Washington para intentar llegar a un acuerdo y poner fin a la guerra comercial que ha desencadenado la política del presidente norteamericano Donald Trump . El ministerio de Finanzas chino no solo justificó su decisión sino que advirtió que cualquier medida de contrarrepresalia que pudiera adoptar Washington ya no cambiaría nada. «Dado que ya no existe ninguna posibilidad de que el mercado acepte productos estadounidenses exportados a China con los niveles actuales de aranceles, si Estados Unidos continúa imponiendo aranceles a los productos chinos exportados a su país, China no prestará atención alguna». Los nuevos aranceles chinos entran en vigor hoy, según anunció el Comité de Aranceles Aduaneros del Consejo de Estado chino, que condenó la política comercial estadounidense por «violar gravemente las normas del comercio internacional» y de aplicar «una política unilateral de acoso y coerción». China plantea también denunciar las prácticas norteamericanas ante la Organización Mundial del Comercio (OMT). Tampoco a Trump parece afectarle personalmente la situación, a pesar de las grandes tensiones estructurales. El presidente norteamericano ha dicho que China acabará aceptando negociar «algo muy beneficioso para ambos países. Veremos qué pasa con China. Nos encantaría llegar a un acuerdo». En otra de sus apariciones prometió ayer que «haré un trato con China, la gente tenía miedo, así que suspendí los aranceles durante 90 días, pero solo para aquellos que no tomaron represalias, mi credibilidad está intacta, los mercados financieros están muy bien. La portavoz de la Casa Blanca , Karoline Leavitt lo reafirmó ayer tarde diciendo que «A China no le conviene seguir tomando represalias. Estados Unidos es la economía más fuerte y la mejor del mundo, como lo demuestran los más de 75 países que han pedido a la Administración que llegue inmediatamente a un acuerdo. El presidente quiere hacer lo correcto para el pueblo estadounidense». Este pulso afecta directamente a un tráfico comercial que el año pasado ascendió a 512.000 millones de euros. Es verdad que en esta balanza es China la que tiene más carne puesta en el asador, dado que exportó 440.000 millones, mientras que importó solamente 145.000 millones de mercancías norteamericanas, de ahí el déficit que Trump quiere eliminar. Sin embargo, el comercio con Estados Unidos solo representa el 2 % del PIB chino, por lo que su economía se puede permitir resistirse y no ceder ante un «abusador», como han calificado reiteradamente a Trump. Eso explica también el mensaje de Xi durante la visita a Pekín de Pedro Sánchez : «China y la UE deben cumplir con sus responsabilidades internacionales, salvaguardar conjuntamente la tendencia de globalización económica y un entorno comercial internacional justo, y oponerse conjuntamente a las prácticas unilaterales e intimidatorias». Ante esta situación, la UE intenta mantenerse en un equilibrio inestable, recomendando tanto a Washington como a Pekín que eviten el enfrentamiento y la escalada de tensiones, sin perder de vista que hasta ahora Estados Unidos era su mejor aliado y que China está considerada como «un rival sistémico» (y no como «un socio» que es la expresión utilizada en Pekín por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez ). Después de reconocer que Bruselas está negociando «posibles alternativas a los aranceles impuestos a los coches eléctricos, siempre sirvan para resolver los problemas de los subsidios que reciben sus fabricantes» y que esos contactos se intensificarán hasta concretarse en una cumbre UE-China que se celebrará en Pekín en la segunda mitad de julio, la Comisión ha anunciado el viaje a Washington del comisario Sefcovic, con entrevistas ya programadas al menos con su homólogo el secretario de Comercio Howard Lutnick, el lunes. El portavoz del Ejecutivo comunitario ha explicado que en esta gestión, la UE «buscará un acuerdo mutuamente beneficioso y sin aranceles» en la línea de lo que Bruselas había propuesto desde el principio con la retirada de cualquier tasa a todos los productos industriales y que Estados Unidos despreció expresamente. Se entiende que la presidenta Ursula von de Leyen ha decidido no involucrarse personalmente todavía en estas gestiones mientras Trump mantenga esta posición tan tensa, a pesar de que el norteamericano ya parece haber comprendido que la Comisión ostenta la competencia exclusiva en materia de comercio exterior y que no tiene ninguna posibi
No habían pasado ni 24 horas después de que la Administración norteamericana aumentara la presión sobre China con aranceles del 145% cuando el Gobierno de Xi Jinping anunció a su vez que resiste el pulso e impondrá tarifas que llegan hasta el 125% a todos los productos estadounidenses que se vendan en China a partir de mañana, 12 de abril. En contraste, Bruselas, que por un lado reconoce que también está negociando con China para eliminar aranceles , ha anunciado que el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic , estará este lunes en Washington para intentar llegar a un acuerdo y poner fin a la guerra comercial que ha desencadenado la política del presidente norteamericano Donald Trump . El ministerio de Finanzas chino no solo justificó su decisión sino que advirtió que cualquier medida de contrarrepresalia que pudiera adoptar Washington ya no cambiaría nada. «Dado que ya no existe ninguna posibilidad de que el mercado acepte productos estadounidenses exportados a China con los niveles actuales de aranceles, si Estados Unidos continúa imponiendo aranceles a los productos chinos exportados a su país, China no prestará atención alguna». Los nuevos aranceles chinos entran en vigor hoy, según anunció el Comité de Aranceles Aduaneros del Consejo de Estado chino, que condenó la política comercial estadounidense por «violar gravemente las normas del comercio internacional» y de aplicar «una política unilateral de acoso y coerción». China plantea también denunciar las prácticas norteamericanas ante la Organización Mundial del Comercio (OMT). Tampoco a Trump parece afectarle personalmente la situación, a pesar de las grandes tensiones estructurales. El presidente norteamericano ha dicho que China acabará aceptando negociar «algo muy beneficioso para ambos países. Veremos qué pasa con China. Nos encantaría llegar a un acuerdo». En otra de sus apariciones prometió ayer que «haré un trato con China, la gente tenía miedo, así que suspendí los aranceles durante 90 días, pero solo para aquellos que no tomaron represalias, mi credibilidad está intacta, los mercados financieros están muy bien. La portavoz de la Casa Blanca , Karoline Leavitt lo reafirmó ayer tarde diciendo que «A China no le conviene seguir tomando represalias. Estados Unidos es la economía más fuerte y la mejor del mundo, como lo demuestran los más de 75 países que han pedido a la Administración que llegue inmediatamente a un acuerdo. El presidente quiere hacer lo correcto para el pueblo estadounidense». Este pulso afecta directamente a un tráfico comercial que el año pasado ascendió a 512.000 millones de euros. Es verdad que en esta balanza es China la que tiene más carne puesta en el asador, dado que exportó 440.000 millones, mientras que importó solamente 145.000 millones de mercancías norteamericanas, de ahí el déficit que Trump quiere eliminar. Sin embargo, el comercio con Estados Unidos solo representa el 2 % del PIB chino, por lo que su economía se puede permitir resistirse y no ceder ante un «abusador», como han calificado reiteradamente a Trump. Eso explica también el mensaje de Xi durante la visita a Pekín de Pedro Sánchez : «China y la UE deben cumplir con sus responsabilidades internacionales, salvaguardar conjuntamente la tendencia de globalización económica y un entorno comercial internacional justo, y oponerse conjuntamente a las prácticas unilaterales e intimidatorias». Ante esta situación, la UE intenta mantenerse en un equilibrio inestable, recomendando tanto a Washington como a Pekín que eviten el enfrentamiento y la escalada de tensiones, sin perder de vista que hasta ahora Estados Unidos era su mejor aliado y que China está considerada como «un rival sistémico» (y no como «un socio» que es la expresión utilizada en Pekín por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez ). Después de reconocer que Bruselas está negociando «posibles alternativas a los aranceles impuestos a los coches eléctricos, siempre sirvan para resolver los problemas de los subsidios que reciben sus fabricantes» y que esos contactos se intensificarán hasta concretarse en una cumbre UE-China que se celebrará en Pekín en la segunda mitad de julio, la Comisión ha anunciado el viaje a Washington del comisario Sefcovic, con entrevistas ya programadas al menos con su homólogo el secretario de Comercio Howard Lutnick, el lunes. El portavoz del Ejecutivo comunitario ha explicado que en esta gestión, la UE «buscará un acuerdo mutuamente beneficioso y sin aranceles» en la línea de lo que Bruselas había propuesto desde el principio con la retirada de cualquier tasa a todos los productos industriales y que Estados Unidos despreció expresamente. Se entiende que la presidenta Ursula von de Leyen ha decidido no involucrarse personalmente todavía en estas gestiones mientras Trump mantenga esta posición tan tensa, a pesar de que el norteamericano ya parece haber comprendido que la Comisión ostenta la competencia exclusiva en materia de comercio exterior y que no tiene ninguna posibilidad de negociar por separado con cada país. También es probable que espere a que se produzca el viaje a Washington de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni , que es amiga personal de Donald Trump. A pesar de las críticas de países como Francia, la italiana viajará a Estados Unidos el día 17 y desde su entorno se ha clarificado que «Meloni no va a Washington a socavar el proceso europeo, sino a utilizar su buena relación con Trump para ayudar a facilitar una negociación europea».
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