Caos, vandalismo y desalojos policiales. Lo que está pasando con 'Una película de Minecraft' no tiene nada que ver con lo que vivimos en 'Vengadores: Endgame'
Vaya por delante lo siguiente: una sesión de cine puede y, en ocasiones, debe ser una fiesta. Más allá de eventos concebidos como auténticas juergas entre butacas y frente a una pantalla gigantesca como las proyecciones de 'The Rocky Horror Picture Show', existen largometrajes que llevan un paso más allá la conocida como "experiencia cinematográfica", que invita a compartir sensaciones a un puñado de desconocidos expuestos a ficción diseñada para ello. Quien sea asiduo al circuito de festivales, concretamente a los centrados en el cine fantástico, habrá asistido a pases en los que los gritos, los aplausos y los vítores están a la orden del día y pueden llegar a enriquecer aún más la experiencia y alimentar una sensación de comunidad y pertenencia a un colectivo que termina afectando directamente —generalmente en positivo— al visionado. En Espinof 'Minecraft' pasó por Netflix antes que por el cine, pero su serie ha desaparecido por completo de la plataforma Por poner un ejemplo, me será imposible olvidar ver 'The Raid' en el Retiro de Sitges y ser testigo de cómo, poco a poco, el público fue introduciéndose en la película para, de forma natural y espontánea, jalear al protagonista en cada una de sus peleas y celebrar sus victorias de pie, casi como un gesto involuntario para liberar la tensión generalizada. Catarsis pura —y dura— que me ha hecho apreciar aún más si cabe la joya de Gareth Evans. Caos y memes Si estoy abriendo el baúl de los recuerdos y haciendo una defensa a la cara más desmadrada de la exhibición tradicional no es por simple casualidad, sino para intentar ya no comprender, sino trazar una línea diferencial entre casos como el mencionado y absurdos como los que se están viviendo en algunos cines de Estados Unidos —falta por confirmar si también de nuestras tierras— con 'Una película de Minecraft'. Un paseo por cualquiera de las redes sociales de referencia, con TikTok como punta de lanza, nos permite comprobar a golpe de vídeo grabado desde el patio de butacas cómo espectadores de la adaptación cinematográfica del videojuego de Markus Persson enloquecen en el momento en el que Steve, el personaje interpretado por Jack Black, dice la frase "chicken jockey" tras ver a un zombi cabalgar un pollo. La definición de "enloquecer" puede ser muy amplia, y podríamos pensar que al utilizar esa palabra concreta se está cayendo en el exabrupto, pero nada más lejos de la realidad. La escena de marras está provocando altercados que van más allá de los alaridos de rigor, con parte de la chavalada lanzando comida y bebida a la pantalla y desquiciando al resto de asistentes; una tónica que, en la localidad neoyorquina de Nassau, terminó con la policía desalojando a varios niños y adolescentes fuera del recinto. Además de por las reacciones al momento "chicken jockey", muchas proyecciones de 'Minecraft' están marcadas por brotes de histeria cada vez que Steve nombra algún item del videjuego, gritos de "¡Absolute cinema!" cada cierto tiempo, móviles grabando constantemente y, en última instancia, salas que parecen un campo de batalla una vez se encienden las luces y se vacían, revelando mares de basura y desperfectos. Ni es lo mismo, ni es igual Durante las últimas horas, no han sido pocas las voces que han sugerido un paralelismo entre este caso y el que ocurrió con la icónica escena del Capitán América de Chris Evans levantando el martillo de Thor en 'Vengadores: Endgame' y entonando un "Avengers, assemble" que hizo que miles de personas, incluyendo un servidor, explotasen en un nerdgasm colectivo que, por norma general, no fue más allá de los alaridos y aplausos de rigor. No obstante, esta comparación, además de injusta —no recuerdo noticias sobre fuerzas de seguridad entrando en acción—, pierde todo el sentido cuando nos percatamos en un pequeño detalle. Mientras que la respuesta al momento del Capi fue orgánica y fruto del impacto de la ficción sobre el público, el desenfreno en torno a la película de 'Minecraft' no deja de ser un meme precocinado durante los meses previos al estreno del largometraje. Gritar "¡Chicken jockey!" y bañar a las filas delanteras en palomitas y Coca-Cola mientras se actúa como un animal de granja en celo, lejos de ser espontáneo, es algo premeditado que se ha estado esperando desde el inicio de la película. Mientras que lo de los 'Vengadores' era una respuesta lógica al fan service de cinco tenedores, lo de 'Minecraft' es una excusa para hacer el cafre en un escenario, a priori, libre de la supervisión de adultos con autoridad. Si hago referencia al tema de los adultos responsables es porque las primeras medidas frente a estos acontecimientos no se han hecho esperar, e incluyen la norma impuesta por un cine de New Jersey que prohibe la entrada a menores de edad sin acompañar. Una decisión q

Vaya por delante lo siguiente: una sesión de cine puede y, en ocasiones, debe ser una fiesta. Más allá de eventos concebidos como auténticas juergas entre butacas y frente a una pantalla gigantesca como las proyecciones de 'The Rocky Horror Picture Show', existen largometrajes que llevan un paso más allá la conocida como "experiencia cinematográfica", que invita a compartir sensaciones a un puñado de desconocidos expuestos a ficción diseñada para ello.
Quien sea asiduo al circuito de festivales, concretamente a los centrados en el cine fantástico, habrá asistido a pases en los que los gritos, los aplausos y los vítores están a la orden del día y pueden llegar a enriquecer aún más la experiencia y alimentar una sensación de comunidad y pertenencia a un colectivo que termina afectando directamente —generalmente en positivo— al visionado.
Por poner un ejemplo, me será imposible olvidar ver 'The Raid' en el Retiro de Sitges y ser testigo de cómo, poco a poco, el público fue introduciéndose en la película para, de forma natural y espontánea, jalear al protagonista en cada una de sus peleas y celebrar sus victorias de pie, casi como un gesto involuntario para liberar la tensión generalizada. Catarsis pura —y dura— que me ha hecho apreciar aún más si cabe la joya de Gareth Evans.
Caos y memes
Si estoy abriendo el baúl de los recuerdos y haciendo una defensa a la cara más desmadrada de la exhibición tradicional no es por simple casualidad, sino para intentar ya no comprender, sino trazar una línea diferencial entre casos como el mencionado y absurdos como los que se están viviendo en algunos cines de Estados Unidos —falta por confirmar si también de nuestras tierras— con 'Una película de Minecraft'.
Un paseo por cualquiera de las redes sociales de referencia, con TikTok como punta de lanza, nos permite comprobar a golpe de vídeo grabado desde el patio de butacas cómo espectadores de la adaptación cinematográfica del videojuego de Markus Persson enloquecen en el momento en el que Steve, el personaje interpretado por Jack Black, dice la frase "chicken jockey" tras ver a un zombi cabalgar un pollo.
La definición de "enloquecer" puede ser muy amplia, y podríamos pensar que al utilizar esa palabra concreta se está cayendo en el exabrupto, pero nada más lejos de la realidad. La escena de marras está provocando altercados que van más allá de los alaridos de rigor, con parte de la chavalada lanzando comida y bebida a la pantalla y desquiciando al resto de asistentes; una tónica que, en la localidad neoyorquina de Nassau, terminó con la policía desalojando a varios niños y adolescentes fuera del recinto.
Además de por las reacciones al momento "chicken jockey", muchas proyecciones de 'Minecraft' están marcadas por brotes de histeria cada vez que Steve nombra algún item del videjuego, gritos de "¡Absolute cinema!" cada cierto tiempo, móviles grabando constantemente y, en última instancia, salas que parecen un campo de batalla una vez se encienden las luces y se vacían, revelando mares de basura y desperfectos.
Ni es lo mismo, ni es igual

Durante las últimas horas, no han sido pocas las voces que han sugerido un paralelismo entre este caso y el que ocurrió con la icónica escena del Capitán América de Chris Evans levantando el martillo de Thor en 'Vengadores: Endgame' y entonando un "Avengers, assemble" que hizo que miles de personas, incluyendo un servidor, explotasen en un nerdgasm colectivo que, por norma general, no fue más allá de los alaridos y aplausos de rigor.
No obstante, esta comparación, además de injusta —no recuerdo noticias sobre fuerzas de seguridad entrando en acción—, pierde todo el sentido cuando nos percatamos en un pequeño detalle. Mientras que la respuesta al momento del Capi fue orgánica y fruto del impacto de la ficción sobre el público, el desenfreno en torno a la película de 'Minecraft' no deja de ser un meme precocinado durante los meses previos al estreno del largometraje.
Gritar "¡Chicken jockey!" y bañar a las filas delanteras en palomitas y Coca-Cola mientras se actúa como un animal de granja en celo, lejos de ser espontáneo, es algo premeditado que se ha estado esperando desde el inicio de la película. Mientras que lo de los 'Vengadores' era una respuesta lógica al fan service de cinco tenedores, lo de 'Minecraft' es una excusa para hacer el cafre en un escenario, a priori, libre de la supervisión de adultos con autoridad.

Si hago referencia al tema de los adultos responsables es porque las primeras medidas frente a estos acontecimientos no se han hecho esperar, e incluyen la norma impuesta por un cine de New Jersey que prohibe la entrada a menores de edad sin acompañar. Una decisión que, tal y como han asegurado desde el cine, llega después de sufrir "vandalismo" y tras varias quejas de familias que intentaban ver la película en paz y tranquilidad.
Por supuesto, como es habitual hoy día, el fenómeno desatado por 'Una película de Minecraft' ha polarizado al respetable —o no tan respetable—. Tal y como recoge The Independent, las opiniones van desde loas como "puedo confirmar que todo el cine gritó 'CHICKEN JOCKEY' durante ese momento y fue glorioso" o "hizo que adorase aún más la experiencia" hasta rechazos absolutos que piden "acabar con que se permita este tipo de comportamiento" y que "se normalice el código de conducta en las salas de cine".
En lo que a mí respecta, y puedo asegurar que pienso habitualmente en ello cuando acudo a alguna proyección de un estreno potente, cada día me siento más privilegiado por poder acudir a pases de prensa en los que los visionados son un remanso de paz. Pero incluso en este ambiente de trabajo y concentración, en ocasiones es harto complicado contenerse y dejar salir a ese ser humano que todos llevamos dentro y que continúa sintiendo a flor de piel las imágenes proyectadas a 24 fotogramas por segundo sobre una tela gigantesca. Siempre con moderación, eso sí.
En Espinof | Por qué la Fiesta del Cine es una oportunidad perfecta... para quedarse en casa
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Caos, vandalismo y desalojos policiales. Lo que está pasando con 'Una película de Minecraft' no tiene nada que ver con lo que vivimos en 'Vengadores: Endgame'
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Espinof
por
Víctor López G.
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