Bruce Willis odiaba esta frase de 'La jungla 2': tuvo que repetirla 15 veces durante el rodaje

Sin embargo, es uno de los mejores gags de John McClane en la secuela de 'Jungla de cristal'.

Feb 10, 2025 - 07:55
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Bruce Willis odiaba esta frase de 'La jungla 2': tuvo que repetirla 15 veces durante el rodaje

Bruce Willis ya era una absoluta estrella de cine cuando rodó La jungla 2: Alerta roja (1990), la secuela del exitazo de taquilla Jungla de cristal (1988) que además de convertirlo en supernova absoluta pasó a definir el cine de acción de las décadas posterior con el advenimiento del héroe John McClane.

Así pues, cuando le tocó recuperar a McClane en la secuela un par de años después, el actor gozaba de una posición de poder innegable. Aun así, eso no impidió que tuviera sus sinsabores durante el rodaje, el más agrio de todos relacionado con una frase de su personaje que Bruce Willis odiaba pero se vio obligado a repetir varias veces por el bien de la película (¡y la verdad es que funciona!).

Después de las cifras millonarias de la primera Jungla de cristal, las expectativas del superproductor Joel Silver para la secuela eran considerablemente altas y así lo reflejó la desorbitada producción. Con un presupuesto inicial de 40 millones de dólares que se catapultó hasta los 70 millones durante el rodaje (de los cuales 7,5 millones fueron para Willis por retomar el papel protagonista), no se reparó en gastos para hacer una continuación más ruidosa, más espectacular y más explosiva en todos los frentes.

Renny Harlin era el nombre que en aquella época aunaba todos esos superlativos. El director finlandés estaba encaminado a convertirse en el mayor sumiller de pirotecnia en el Hollywood de los noventa y La jungla 2 fue su contundente declaración de intenciones. No obstante, el choque con Willis no fue a cuenta de ninguna escena de acción disparatada, sino por culpa de un gag que ha pasado a ser de los más recordados de la película.

La frase conflictiva

Es obvio que John McClane en La jungla 2 cae más asiduamente que en la película anterior en el vicio de los chistecitos y las réplicas ingeniosas. Tanto es así, que incluso un actor de gran talento cómico como Bruce Willis consideraba que era pasarse. "Con tantas vidas en juego no puedes decir estas cosas", le exclamaba constantemente al director, tal y como recordó Harlin en una entrevista con la revista Empire en 2021.

La gota que colmó el vaso para el actor fue una frase que se convirtió en su bestia negra del guion firmado por Steven E. de Souza y Doug Richardson. Se trata de la escena en la que McClane se dirige a enviar un fax desde el aeropuerto de Los Ángeles en el que se desarrolla la película. La empleada se muestra inmediatamente fascinada con él y empieza a flirtear de manera descarada proponiéndole ir a tomar algo cuando acabe su turno.

McClane, hombre casado y fiel, le señala su anillo de boda mientras dice con esa media sonrisa que solo Bruce Willis podía poner: "Solo el fax, nena". Una bobada que al actor le parecía el colmo de las tonterías que le hacían decir en la película: "Es cursi y estúpido. Me niego a decirlo", le espetó a Harlin, que estaba dispuesto a luchar lo que hiciera falta para rodar la frase de marras.

Finalmente, el director recurrió a la autoridad de Joel Silver para convencer a Bruce Willis y todos juntos alcanzaron un acuerdo. Willis podría hacer las escenas como quisiera, siempre y cuando al menos una toma mantuviera el tono que le indicara Harlin como director. Según el cineasta, esto llevó a que la escena de "Solo el fax, nena" tuviera que repetirse 15 veces. Pero a la vista está que el resultado fue perfecto.

Lo sentimos por Willis, pero que Harlin se saliera con la suya fue un acierto. "La escena se quedó en la película y a la gente le encanta", se vanagloria el director en la misma entrevista. "No es simplemente graciosa; demuestra que [John McClane] se preocupa por su mujer. Lo hace honorable y ayuda a identificarte con él. No se preocupa solo por salvar el mundo, es algo mucho más personal".

Eso sí, teniendo en cuenta la evolución como fábrica de chascarrillos que experimentó John McClane en las secuelas sucesivas, cabe preguntarse cómo se tomó Bruce Willis esta pequeña derrota.

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