Aprobado el cambio que permite la caza de lobos en escenarios concretos de ataques al ganado
Las esperas, batidas y monterías del lobo ibérico vuelven a estar permitidas en Galicia, salvo en abril, en escenarios en los que se justifique «convenientemente» que se están produciendo daños recurrentes a las explotaciones ganaderas, hasta el punto de poner en peligro su viabilidad. La normativa se vuelve oficial este sábado, después de que el DOG publicase este viernes el cambio que la retrotrae a 2021 –cuando el animal figuraba en la orden de vedas–, y las medidas de gestión llevarán aparejado «un riguroso seguimiento y control» por parte de la Administración gallega de cara a garantizar la preservación de las poblaciones de la especie. Lo anunció el viernes la conselleira de Medio Ambiente e Cambio Climático, Ángeles Vázquez, en una rueda de prensa en la que informó de la publicación de esta resolución, puntualizando que la medida responde al crecimiento sostenido de la población de lobos en Galicia –un 37% en las dos últimas décadas, pasando de 68 a 93 manadas– y al incremento del 308% en los avisos por daños desde 2010, perdiendo también su estatus como especie en peligro de extinción. «Mantener una población viable de lobos, pero mantener una población viable de ganaderos y del resto de especies«, es el objetivo, según Vázquez. Al hilo, se refirió a la disminución del número de corzos en ciertas áreas, a zonas en las que el caballo gallego está a punto de desaparecer porque sus crías no logran sobrevivir a los ataques, y, en especial, instó a asegurar la protección de la ganadería extensiva. En cualquier caso, el cambio en la orden de vedas no implica una barra libre para dar caza al animal. Todo lo contrario: según dijo la conselleira, los daños a las explotaciones deberán ser previamente comprobados por el Servicio Provincial de Patrimonio Natural, será obligatorio informar de los resultados de las acciones autorizadas en un plazo máximo de cinco días hábiles, y su incumplimiento podrá suponer sanciones y la denegación de futuras autorizaciones. Además, dicta el DOG, en los meses de abril, mayo y junio solo podrán realizarse esperas, para no interferir con la época de cría de otras especies ni del propio lobo. A diferencia de las batidas y las monterías, donde los cazadores pueden ir en busca del animal, en las esperas no se permite rastrear, sino aguardar en puntos concretos donde se hayan registrado actividad y daños. La Xunta destaca en un comunicado que la medida goza de consenso con los comités provinciales de caza y con el Comité Gallego de Caza, y se enmarca en un modelo de gestión «equilibrado, técnico y legal» que, según Vázquez, busca dar respuesta a un problema «real y creciente» en el medio rural gallego.
Las esperas, batidas y monterías del lobo ibérico vuelven a estar permitidas en Galicia, salvo en abril, en escenarios en los que se justifique «convenientemente» que se están produciendo daños recurrentes a las explotaciones ganaderas, hasta el punto de poner en peligro su viabilidad. La normativa se vuelve oficial este sábado, después de que el DOG publicase este viernes el cambio que la retrotrae a 2021 –cuando el animal figuraba en la orden de vedas–, y las medidas de gestión llevarán aparejado «un riguroso seguimiento y control» por parte de la Administración gallega de cara a garantizar la preservación de las poblaciones de la especie. Lo anunció el viernes la conselleira de Medio Ambiente e Cambio Climático, Ángeles Vázquez, en una rueda de prensa en la que informó de la publicación de esta resolución, puntualizando que la medida responde al crecimiento sostenido de la población de lobos en Galicia –un 37% en las dos últimas décadas, pasando de 68 a 93 manadas– y al incremento del 308% en los avisos por daños desde 2010, perdiendo también su estatus como especie en peligro de extinción. «Mantener una población viable de lobos, pero mantener una población viable de ganaderos y del resto de especies«, es el objetivo, según Vázquez. Al hilo, se refirió a la disminución del número de corzos en ciertas áreas, a zonas en las que el caballo gallego está a punto de desaparecer porque sus crías no logran sobrevivir a los ataques, y, en especial, instó a asegurar la protección de la ganadería extensiva. En cualquier caso, el cambio en la orden de vedas no implica una barra libre para dar caza al animal. Todo lo contrario: según dijo la conselleira, los daños a las explotaciones deberán ser previamente comprobados por el Servicio Provincial de Patrimonio Natural, será obligatorio informar de los resultados de las acciones autorizadas en un plazo máximo de cinco días hábiles, y su incumplimiento podrá suponer sanciones y la denegación de futuras autorizaciones. Además, dicta el DOG, en los meses de abril, mayo y junio solo podrán realizarse esperas, para no interferir con la época de cría de otras especies ni del propio lobo. A diferencia de las batidas y las monterías, donde los cazadores pueden ir en busca del animal, en las esperas no se permite rastrear, sino aguardar en puntos concretos donde se hayan registrado actividad y daños. La Xunta destaca en un comunicado que la medida goza de consenso con los comités provinciales de caza y con el Comité Gallego de Caza, y se enmarca en un modelo de gestión «equilibrado, técnico y legal» que, según Vázquez, busca dar respuesta a un problema «real y creciente» en el medio rural gallego.
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