ANÁLISIS | La cancelación de 'Caiga quien caiga': lo que deja un regreso fugaz

El regreso de Caiga quien caiga ha sido breve. Como todo hoy. Como vivir en TikTok, donde todo impacta y poco queda en nuestro recuerdo. CQC volvió siendo...

Mar 3, 2025 - 11:01
 0
ANÁLISIS | La cancelación de 'Caiga quien caiga': lo que deja un regreso fugaz

El regreso de Caiga quien caiga ha sido breve. Como todo hoy. Como vivir en TikTok, donde todo impacta y poco queda en nuestro recuerdo. CQC volvió siendo fiel a su origen. Incluso visualmente, la realización reproducía una estética que modernizó la narrativa televisiva en el final de los noventa y que ahora seguía contagiando la identidad propia de los reporteros de gafa negra.

Enfocados por esa cámara, que se mueve como una mosca que molesta, han destacado Lorena Castell y Pablo González Batista como presentadores del show. Los dos han logrado encontrar el equilibrio entre corrosión, empatía, picardía y naturalidad. Están en su mejor momento profesional, con la experiencia que te hace aprovechar el disfrute de haber sido elegido para un proyecto así. Lo transmitían. Han hecho suyo el guion. No lo recitaban. Lo han llevado aprendido para poder jugarlo con su personalidad propia.

En cambio, Santi Millán, como presentador principal, ha dependido más del autocue. Esa chuleta que proyecta el texto en la cámara. Y se ha notado mucho que lo suyo estaba leído. Que no pasa nada en determinados casos, pero Caiga Quien caiga demanda un autor a los mandos que transmita poseer una línea editorial en la que cree. No vale solo con ser el yerno gracioso que queda bien en todas las reuniones de familia y amigos. Aquí hay que morder con la seguridad de los ideales más que con la trinchera de la ideología. Y Telecinco está en un momento que transmite más tembleque que seguridad.

Dónde está la autoría está la televisión que se queda. Y en eso, aunque desparezca hoy de la emisión, esta actualización de Caiga quien caiga ha mostrado profesionales que van a dar mucho a los medios de comunicación de los próximos años. Ya lo están haciendo. El más claro: Carlos Tamayo. Su sección en CQC tiene un programa propio. Tamayo atesora la fuerza de la curiosidad incesante, la complicidad de la ironía y la creatividad que piensa en grande. Así, todo junto. Así ha demostrado que se puede hacer un riguroso trabajo de divulgación de las estafas más serias con ese tono de sitcom que ayuda a que la denuncia llegue a más públicos. Porque trasciende más allá de los preocupados por el tema. Porque no utiliza la lágrima que paraliza con el miedo, directamente usa la sabia herramienta del humor que espavila la conciencia crítica de todos.

Tamayo aúna la mirada del periodista de siempre con el atrevimiento de las redes sociales. Lo que puede descolocar a algunos, lo que hizo que otros le dejaran escapar. Cuando es le permitirá hacer lo que se proponga en televisión. Hasta en la tele que no se vea por la tele. De documentales de investigación a un late night. Ahí Caiga quien caiga ha sabido encontrar el lenguaje de hoy en una sociedad en la que ya estamos más inmunes a los vídeos de reporteros lanzando preguntas jocosas. También de la sátira política. De hecho, ya no sabemos qué es sátira, qué es verdad y viceversa.

Telecinco quizá debería haber probado un programa así en otro horario. Como sucedió en la primera etapa de CQC con Wyoming, que se emitía los domingos por la tarde. Eran otros tiempos en los que hacer marca significaba diferenciarse de los rivales no sólo en prime time. Romper con las reglas que no están escritas para marcar el paso, caiga quien caiga.